El camino a la biblioteca ha sido eterno, las plantas de los pies ya me duelen, podría afirmar con certeza que hemos hecho el ejercicio de toda una semana. Llevamos treinta minutos caminando de sur a norte con la esperanza de encontrar unos cuantos libros para nuestro proyecto de ciencias, durante el camino Clara y yo nos obligamos a recordar que todo esto es por una buena causa; lograr ese nivel académico digno de una universidad decente, el problema es que en estos momentos ni siquiera sé lo que quiero, ni siquiera sé a qué universidad puedo postularme.
La luz del sol volvió a abofetearme, me siento cansado, los ojos me arden, no es la primera vez que esto me pasa, no he dormido bien y todo ha sido culpa de mi insomnio, así que eso justifica el comportamiento de hoy. Una leve ventisca acarició con suavidad mis mejillas, el placer que me produjo hace que desee estar sentado bajo un árbol con sombra, bebiendo de un vaso con limonada o fácilmente podría estar durmiendo en mi cuarto con la ventana abierta, compensando mis horas de desvelo.
— ¿Quién camina mientras revisa Instagram?
—Las personas normales lo hacen — su cabello castaño se movía en dirección al viento —deberías intentarlo — respondió bloqueando su celular.
— No gracias, no quiero tropezarme.
— Entonces sigue con la mirada al frente. — Ella podría fácilmente olvidarse de algunas cosas, pero jamás de su botella con agua —¿quieres? — me preguntó después de beber.
Agua era lo que necesitaba, la misma que se ha deslizado por mi garganta, dejándome fresco y con algo más de energía.
— ¡Odio estos proyectos escolares! ¡Odio el calor! ¡Odio sentirme pegajosa!
— Odias todo — terminé de tapar la botella.
— Claro que no, solo odio la bipolaridad de este clima, ayer no soportaba el frío y hoy no soporto el calor, además ¿por qué este proyecto no puede ser algo fácil? — rabietas de una niña a la que un día caluroso le está afectando.
— Haremos la maqueta de un volcán, no nos aprenderemos uno de tus bailes de TikTok — mustié con sarcasmo.
— Grabar un TikTok no es fácil — dejó escapar un suspiro y seguido a eso me arrebató la botella.
Después de mil horas hemos llegado a la biblioteca; el techo alto, las ventanas góticas, las mesas de lectura están en la parte de atrás, perfectamente organizadas en hileras, sigue en el mismo lugar la dispensadora de comida y la máquina de café gratis. Por mi nariz pasó el olor a madera y libros viejos, hace mucho no venía, pero el sitio luce igual.
La última vez que estuve aquí fue hace un año, recuerdo haber venido a buscar el libro de tapa rasgada, el libro que estaba desamparado en una esquina de la estantería de comedias románticas, pero para cuando decidí leerlo ya no estaba, pude haber comprado el popular libro de orgullo y prejuicio en línea, pero no era lo mismo, había despertado una clase de afecto e interés por ese libro viejo y abandonado, tal vez metafóricamente me identificaba.
La señora Smith es nuestra maestra de ciencias, es algo exigente con la información que obtenemos y exponemos, algunos la llaman la maestra chapada a la antigua, su preferencia es la información física y no la digital, lo que entendí basándome en su argumento es que prefiere fuentes confiables ¡libros!
—Disculpa, necesito un libro que hable de teorías y de volcanes — fue lo que le escuché decir a Clara.
— Pasillo 5 — el chico, ni siquiera la había determinado, está concentrado en sus deberes.
— ¿Podrías recomendarme alguno? — ella sutilmente se apoyó en el transportador de libros.
— Oye, disculpa, pero estoy... — el bibliotecario se detuvo unos segundos para detallarla, qué rápido cambió de decisión.
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Mi perfecta elección.
RomanceComo siempre una vez más estoy aquí rompiendo mis promesas, me prometí no cruzar ese límite porque somos prohibidos, porque Pablo no es solo un extraño, es mi hermanastro, luché cada día intentando minimizar lo que sentía por él, deseando borrar la...