Capítulo 20 | Amarte duele.

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Las clases del día habían concluido. Caminaba con la maqueta del volcán en mis manos. Después de todo la presentación fue perfecta. Andrew tuvo razón, nuestro proyecto iba a estar entre los mejores del semestre, quizás, sí influyó un poco, su fé en nosotros.

— Me siento muy orgullosa de ti, pequeño volcancito—. Luego puso la vista en mí— ¡Ah, y también muy orgullosa de que ya no seas un virgen aburrido! — Bromeó, Clara, con rapidez.

— No sé qué te hace más feliz, si haber aprobado este proyecto o saber que ya he tocado un pene.

Ella sonrió exageradamente.

— Miren quien está hablando de penes sin sentir remordimiento ¿Quién eres perra?

— ¿De qué hablas? Siempre he hablado de ese tema con naturalidad.

— Con nitirilidid — repitió mi respuesta usando un tono burlón—. Si hablar como profesor de educación sexual cuenta...

— Ya cállate — la empujé con mi hombro.

— Por cierto — agregó antes de que yo terminara de reír —. ¿Recuerdas que te dije que había sido yo la que compró el condón y el lubricante de tu tarde apasionada?

— No, me digas que no fuiste tú y que se lo pediste a tu madre — me detuve a mitad del pasillo.

— No, obviamente no. Ella se lo contaría a la tuya, no soy estúpida.

— Gracias — mencioné aliviado.

— Se lo pedí a Marcos.

— Ah, okay ... ¡¿Qué se lo pediste a quién?!

Sus labios se abrieron con rapidez.

— Te prometo que él solo iba a llevarme a la farmacia, no tenía que enterarse de que compraría un condón para ti. Que de hecho, Marcos, te escogió uno muy bueno ¡De nada!

Mis ojos seguían sobre ella.

—¡Bien, eso no es importante! Mi madre estaba en la farmacia y no, no estaba sola.

Clara se encogió de hombros.

— No me preocupaba que me viera comprar condones, digo, eso la haría sentirse orgullosa de tener una hija responsable. Pero, sentí miedo cuando vi a Amy, ¿Y sí hacía preguntas? ¿Cómo le mientes a una psicóloga profesional que además es la madre de tu mejor amigo? ¡Estaba a punto de comprarle un condón a su hijo!, que de último momento se le ocurrió pedirme que le ayudara con eso.

Ella tomó un poco de aire y luego lo dejó salir de golpe.

— Así que me devolví al auto de mi padre, que por cierto me llevé de casa sin permiso y que mi novio, que aún no es mi novio, lo conducía. Perooo —. Alargo la pronunciación de esa palabra —. No iba a irme sin tú cosas, así que envíe a mí, "no novio" en mi lugar. Luego tuve que aclararle que el condón y el lubricante no eran para nosotros, fue la parte más incómoda. Así que te odio por eso.

Rió apenada.

— Luego le explique que eras tú quien iba a tener una tarde alocada, pero eso sí, eh, no le dije con quien.

En serio se veía preocupada, así que me animé a darle una respuesta rápida.

— Bien, no pasa nada — sonreí.

— ¿No estás enojado?

— No.

Clara estiró sus brazos con intención de abrazarme, así que aproveche su gesto y deje la maqueta sobre ellos.

Mi perfecta elección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora