7. Hanahaki Disease. pt. 7

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Esa noche pasó sin más. Shui casi que se la pasaba todo el tiempo en el baño, pues los vómitos se habían vuelto más repetitivos. El hecho de tan sólo estar en la misma sala que ellas lo hacía vomitar... Esa noche se intensificó todo.

— Lo siento, chicos... Pero se van a tener que ir... – Habló a sus amigos, volviendo nuevamente del baño.

Bonnie miró a su mejor amigo con preocupación. No le estaba gustando en absoluto como estaban yendo las cosas.

— ¿Te sientes bien, Shui? – Preguntó Sam levantándose y acercándose a él.

El más alto la miró y soltó un suspiro. — Tú quédate un rato más, Sam... Quiero... Hablar contigo. – Le dedicó una sonrisa.

La chica se quedó estática ante ello, pero confundida a la vez. Se giró a ver a su pareja y esta simplemente le elevó los hombros sin saber qué decir.

— Bueno.. Cuidate, Shui, te ves muy enfermo. – Saludó Naly antes de salir de la casa del chico.

Cale y Bonnie lo miraron. Ambos igual de preocupados por la manera en que la enfermedad se intensificó esa noche.

— Shui, cualquier cosa que necesites, me llamas, ¿okey? – Mencionó Bonnie a petición, pero sonaba más bien a obligación.

El moreno soltó una pequeña risa y asintió con la cabeza.

— Cuidate, Shui... – Cale definitivamente no quería irse. No quería dejar sólo a Shui. Tenía miedo de que ese chico tan genial se fuera de este mundo.

— Gracias Cale. Cuídate tú también. – Le sonrió débilmente al chico y lo saludó hasta que el más bajo salió de la casa.

La casa quedó en silencio por unos segundos. Sam lo miró algo curiosa.

— Ven, vamos afuera. – Tosió. No sería lindo lo que estaba por confesar.

Obviamente, pétalos adornaron el piso. Pétalos de los cuales se percató Sam. Rápidamente se alertó.

— Shui, esos son...

— Sí, lo son... – Atravesó una puerta, saliendo al patio de su casa. Y ahí se fue a sentar a uno de los columpios y se giró a verla, con una sonrisa. — Tranquila... No es nada malo. Sólo quiero contarte de algo.

La chica se sentó a su lado, aún confundida pero preocupada. Sabía que Shui había estado vomitando toda la noche, pero nunca creyó que... Eso.

— Tengo una linda historia de amor que contarte. – Sonrió mirando a la luna una vez la chica se sentó a su lado. — Conozco a alguien que está perdidamente enamorado de una chica... Pero este 'alguien' es una persona muy introvertida, que apenas logra llamar la atención de todos... No es alguien que, lamentablemente, pelea por lo que quiere.

La chica, a pesar de estar confundida del porqué él le contaba todo eso, pues no eran muy cercanos, de todas formas lo escuchaba.

— Y sabes, la chica que le gusta a mi amigo tiene novia. Y la chica parece muy feliz a su lado.

— Oh... Pobre... – Bajó la cabeza ala chica. Ella no sabría qué hacer si estuviera en esa situación.

— La cosa es que... Mi amigo ha desarrollado una enfermedad a raíz de eso... Imagino que ubicas la palabra "hanahaki"... – Se giró a verla con una sonrisa.

Ella lo miró tras escuchar aquella palabra y entendió todo. Entendió la referencia. Conectó el hecho de que recién Shui tosió un pétalo. Entendí de quiénes estaban hablando. Lo entendió.

— Dios, Shui, yo- – Su voz se quebró. Nunca creyó que alguien como él estaría enamorado perdidamente de su pareja, y mucho menos haber desarrollado esa enfermedad.

— No, no... Por favor, no pidas disculpas. – Negó con la cabeza y soltó una risa, a pesar de comenzar a toser. — No es tu culpa. No es culpa de nadie.

Ella, evitando ser muy obvia, secó sus lágrimas. Conocía de esa enfermedad. Conocía todo lo que podría pasar. Todos sus posibles finales.

— Los sentimientos no pueden ser controlados. Uno comienza a sentir y... Ya está. – Sonrió elevando la cabeza, soltando un suspiro. — No quiero que por esto tú y Naly terminen. Son una pareja... – Espasmos le dieron, para vomitar flores seguidamente. ¿Flores? Hasta recién eran pétalos... — Ugh...

— Ah, Shui, por favor, ya no... Ya no hables más. — Miró las flores lavanda esparcidas por el suelo, llenas de sangre. — Las flores favoritas de Naly... De verdad te gusta... – Y mordió su labio inferior. Era un asco esa enfermedad, y que alguien como Shui lo sufra, de verdad le dolía.

— Ah... Como decía. Ustedes chicas, son perfectas. Es un precioso amor el que tienen. – Le sonrió a Sam. Nuevamente soltó flores, pero esta vez sobre su mano.

— Shui, por favor... – Limpió sus lágrimas. — Ya sé que no es culpa de nadie, pero igual discúlpame por hacerte pasar por esto...

Él la miró y sonrió de lado. Débilmente se paró del columpio y se colocó frente a ella, luego la abrazó.

— No te preocupes, Sam, ¿sí? En serio no te preocupes... – Le habló al oído. — Eres alguien excepcional, Sam. Es cierto que no te conocía hace un par de semanas, pero lo poco que te conozco sé que eres alguien impresionante. – Se separó del abrazo y la miró a los ojos con una sonrisa.

Ella lo miró. No le gustaba la idea de esa enfermedad y que estuviera sufriendo por un amor no correspondido. — Gracias... Pero, Shui, ¿qué vas a hacer? ¿Te vas a operar?

Él la miró por unos segundos y luego le sonrió, sin darle respuesta a esa pregunta. – Ya es tarde, deberías ir a casa. — Caminó nuevamente hasta la sala principal, siendo seguido por la chica.

— ¿Irás mañana a clase? – Preguntó Sam, cambiando el ambiente del asunto.

— Lo intentaré. – Le sonrió, metiendo sus manos a los bolsillos de los pantalones y mirándola. — Pero tú tranquila. Estoy... Bueh, bien no. Pero me estoy cuidando... O algo así. – Le volvió a sonreír.

Ella lo miró y luego asintió con la cabeza. — ¿Naly lo sabe?

— Sabe que tengo la enfermedad, pero no sabe que estoy enamorado de ella. – La miró con serenidad. — Depende de ti si quieres que se entere o no... A mi no me cambia en nada...

La chicha volvió a asentir con la cabeza. No estaba segura de que si iba a hacérselo saber, pero quizás sería lo mejor.

— No la pienses tanto. No tiene que enterarse si no quieres. Yo no le diré nada... Sabes, tampoco voy a intentar... Quitártela o algo por el estilo... No es así como soy yo... – Negó con la cabeza. — Nunca intentaría eso... Como dije, ustedes son muy lindas. Las felicito. – Y volvió a sonreír.

Ella elevó la mirada y lo miró. ¿Cómo era posible que, apesar de estar a punto de morir, se veía tan feliz y tan... Tranquilo?

— Gracias, Shui... – Le sonrió débilmente.

— Ve a casa. Cuidate en el camino. – Le volvió a sonreír.

La chica lo miró unos segundos y asintió con la cabeza, se despidió de él y comenzó su camino a su casa. Shui sólo espero unos segundos antes de que la chica desaparezca de su vista, para cerrar la puerta y sin aguantar un segundo más, vomitar flores enteras, llenas de sangre, de lavanda.

— Ya está... No puedo hacer nada más. – Miró las flores en el suelo y soltó un suspiro. — Lo siento, pero yo aquí peleo sólo...

Y ahí se sentó, mirando las flores. — No sabía que te gustaba la lavanda, Naly... — Sonrió y cerró los ojos, durmiendose ahí, en la sala principal de la casa.

one shots largos/cortos ns de Naly y shuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora