4. Hanahaki Disease. pt. 4

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— Tienes la "Enfermedad Hanahaki". – Mencionó el doctor.

Lo miró algo perplejo. — ¿Qué cosa?

— "Enfermedad Hanahaki", consiste en una enfermedad que se manifiesta por un amor no correspondido.  – Miró fijamente a Shui, hablándole con tranquilidad. — ¿Has oído hablar de ella?

Shui negó con la cabeza, estaba confundido, ¿existía tal enfermedad?

— Bien, déjame ponerte al tanto... Es una enfermedad que, en un inicio existió solamente en el mundo ficticio, pero hace un par de siglos atrás, una mujer presentó síntomas, y la causa fue justamente la misma que en la leyenda. Ella estaba enamorada perdidamente de su mejor amigo, pero él le dejó bien en claro que sólo eran mejores amigos, y solamente fueron eso por el resto de su vida... – Aclaró su garganta el doctor y miró al chico. — Desde entonces ha sido como una red. Desde aquella chica, las personas enamoradas de alguien imposible lo sufren, casi un 75% de la población...

El chico estaba en un buen estado de confusión. ¿Cómo fue que de la nada esa chica presentó síntomas? Es biológicamente imposible que se escupa pétalos de la nada.

— Y-Y... ¿Cómo es que eso está relacionado con escupir pétalos? – Su voz tembló.

— Bueno... Al estar en una relación donde uno solamente tiene sentimientos por el otro, flores comienzan a crecer en los pulmones. Mira. Esta es tu radiografía. – Le entregó su radiografía a Shui, mostrando sus pulmones.

Este tomó con sus manos temblorosas aquella lámina de acetato que mostraba sus pulmones, dejando ver una especie de tallos de flores. Pequeños pétalos en él. Su mirada simplemente oscureció. ¿Tenía, literalmente, una flor creciendo en sus pulmones?

— Tu caso es... Algo preocupante, pues empezaste con estos síntomas hace un par de días solamente, pero la flor ya está muy crecida... Aunque sabes, es bueno que tú no hayas todavía vomitado con exageración pétalos... ¿Has vomitado sangre?

Shui estuvo un par de segundos más mirando aquella radiografía. No podía creer que una flor estaba creciendo dentro de sus pulmones, ¿cómo era posible? ¿Cómo crecía sin ser alimentada con agua?

— ¿Shui? – Llamó el doctor la atención de su paciente.

— Ah... Lo siento, doctor... No... No he vomitado sangre hasta el momento... – Soltó un suspiro y dejó de lado la radiografía, bajando la mirada. — Entonces... ¿Me siento así porque sé que la chica que me gusta no va a corresponder mis sentimientos?

— Es... Lo más probable, sí. – Miró al chico. Siempre le costaba ver aquella enfermedad en adolescentes que, de seguro, tenían un gran futuro por delante. — Existe solución de todas formas... Bueno, conozco de una que podrías realizar, pero de todas formas tiene su precio.

— Cuénteme. – Levantó la cabeza.

— Es a través de una cirugía. En ella se extraen todas las raíces del pulmón, pero con ello se irá la capacidad de sentir... De tener emociones... Si no, la otra sería que ella te devuelva los sentimientos.

— Imposible. – Mencionó en seco Shui.

— Sí... Por último, la que... La mayoría elije... Es morir... La flor crece hasta el punto de ocupar todo el espacio de tu tráquea y boca, sin dejarte respirar, causando una muerte de asfixia... Esa sería más bien una consecuencia... Pero yo te recomiendo la cirugía.

El chico lo miró por unos segundos y sintió su garganta arder, siendo ese el momento perfecto para irse. — B-Bien... Muchas gracias doctor por escucharme y diagnosticarme. Volveré si hace falta.

Sin verlo a la cara, saludó antes de tomar su mochila e irse. Saliendo de la clínica sus lágrimas no tardaron en salir.

— ¿Qué mierda?

Se sentía mal, enfermo. ¿Por qué tenía que ser él? ¿Justo él? ¿Y esa enfermedad qué? Se suponía que era ficticia, ¿cómo mierda se volvió "real"?

Faltaban respuestas para la cantidad de preguntas que tenía en ese momento. No entendía nada. Necesitaba hablar con alguien.

Rápidamente sacó el celular y marcó al número que, obviamente, lo escucharía y aconsejaría.

— Bonnie, ¿estás en tu casa?

— E-Eh, sí... — Iba a preguntar por él, pero notó el tono de voz con el que su mejor amigo estaba hablando, asique calló.

— Bien. En diez estoy ahí. Necesito contarte algo. – Y cortó la llamada con difícil, pues las lágrimas no le dejaban ver nada.

Y tal, y como dijo, en diez minutos estaba en la casa de su mejor amigo. Tocó la puerta con torpeza, mientras secaba con dificultad sus lágrimas. Tampoco paraba de toser, de escupir pétalos.

— Shui. – Abrió la puerta Bonnie, y su mejor amigo no tardó en abrazarlo. — Ah... ¿Qué pasó? Estás hecho un desastre...

Se mantuvo callado, a pesar de estar tosiendo y escupiendo pétalos. Este veía el piso lleno de pétalos y quería llorar incluso aún más. — ¿Acaso hice mal en enamorarme de Naly?

— ¿A qué viene eso? – Acarició suavemente la espalda para tratar de tranquilizarlo.

Shui, aún mirando el suelo, se separó del abrazo y le indicó a su mejor amigo que mirase. Este lo hizo, quedando algo confundido. — Yo hice ese desastre.

— ¿Qu-

— Acabo de volver de la clínica... ¿Recuerdas la pregunta que te hice más temprano sobre "vomitar pétalos"...?

Bonnie simplemente asintió con la cabeza. — Una pregunta demasiado extraña... Es biológicamente imposi-

— No lo es. – Miró al más alto. — Se trata sobre una enfermedad... Enfermedad que anteriormente era ficticia, pero a una chica se le ocurrió enamorarse de su mejor amigo, y él al no corresponderla, comenzó a sentir los mismos síntomas que esa enfermedad ficticia. Desde entonces, todas las personas que sufran de un amor no correspondido, padecerán de la enfermedad. – Se le notaba el tono de voz enojado que este tenía.

— Oh... ¿Hablas de la famosa enfermedad ficticia "hanahaki disease"? – Mencionó Bonnie, mirándolo con preocupación. No le gustaba en absoluto a dónde estaba yendo la conversación.

—...¿Todos conocían esa enfermedad menos yo? ¿Desde cuándo existe? Ugh... – Se masajeó la sien con dos de sus dedos, pues le estaba comenzando a doler la cabeza con todo el asunto. — Bueno, sí... Esa... Resulta que... Bueno. Me diagnosticó eso el doctor.

El más alto simplemente no podía dejar de verlo, era algo que esperaba verlo venir, pero no quería escucharlo.

— Ah... Shui, no prefieres, no sé... ¿Comer algo? ¿Descansar? No es necesario que lo hables ahora, sabes... Sé que es difícil...

El más bajo simplemente lo miró y asintió con la cabeza. La garganta le dolía, y más teniendo en cuenta el hecho de pensar que en su garganta tiene un tallo de una flor, creciendo, y no puede sentirlo.

A los pocos minutos, este se encontraba dormido sobre el sillón de su segundo hogar. Bonnie simplemente lo miraba.

— ¿Cómo terminaste así, Shui...?

one shots largos/cortos ns de Naly y shuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora