8. Hanahaki Disease. pt. 8

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— ¡Tui! ¡Tui! ¡Despierta, por favor! – Se escuchó a lo lejos una voz proveniente de, seguramente, un niño.

— Dios Shui, esto ha ido muy lejos... Despierta, maldita sea... – Bonnie trataba de mantener la calma, pero el hecho de que su mejor amigo esté tirado en el piso, con un monron de flores a su alrededor y sin despertar, no lo estaba ayudando nada.

— ¡Tui! – Stan movía con desesperación el cuerpo de Shui, pero no parecía funcionar. Sus lágrimas tampoco lo ayudaban.

— Stan, Stan... Tranquilo... Vamos, vé a tomar un vaso de agua. Shui todavía está con nosotros, ¿ves? Mira como lentamente su pecho sube y baja... Sólo está muy dormido... – Tomó de la mano a Stan y lo llevó a la cocina.

— ¿Por qué Tui tiene la boca llena de sangre, y hay tantas fodes a su alrededor...? – Secaba desesperadamente sus lágrimas.

— Tu hermano está... Muy enfermo... – Sirvió un vaso de agua y se lo entregó al niño, seguido a eso secó las lágrimas delicadamente.

— Tui me habló... Pero... ¿Eso significa que puede llegar a morir? – Miró a Bonnie a los ojos.

El mayor lo miró a los ojos y mordió su labio inferior. Sintió sus ojos llenarse de lágrimas y su corazón estrujarse. No pensaba darle esa respuesta al niño. Ese chico que yacía tirado en el piso era la única familia que el niño tenía.

— Si eso llega a pasar, tú sabes que en mi casa siempre serás bienvenido, Stan. – Hizo lo posible por no soltar lágrimas, sonriéndole débilmente a Stan.

Stan lo miró a los ojos y luego dirigió su mirada a su hermano. Rápidamente una sonrisa apareció en su rostro y corrió a él. — ¡Tui!

— U-Ugh... – Tosió un poco y se sentó lentamente en el piso. Parpadeó un par de veces para saber donde estaba, pues había dormido bastante bien a pesar de haber estado toda la noche tosiendo pétalos y flores.

— ¡Tui! ¡'tas vivo! – Abrazó con mucha fuerza a su hermano por el pecho.

— Uh... – Colocó una mano sobre la espalda de su hermano y miró a su alrededor. — Mierda... Tenía sueño... ¿Qué pasó, Stan?

— ¡No despedtabas! Creí que te habías muerto... – Lo miró a los ojos y volví a soltar lágrimas.

Shui se quedó quieto y en silencio. Apenas despertaba, pero ver a su hermano llorar, por su culpa, lo hacía sentir mal. Sabía que en cualquier momento se iría, lo dejaría sólo.

Bonnie se acercó a Shui y soltó un suspiro de alivio al verlo vivo, pero tenía que ir preparandose mentalmente para dejarlo ir.

— Lo siento, Stan... Lamento mucho haberte dado ese susto... – Abrazó con fuerza a su hermano en lo que comenzaba a llorar en su hombro. Le dolía la situación, y más que nada el hecho de dejarlo sólo.

Pasaron par de minutos ahí, en silencio, abrazados los dos. El mayor lloraba, torturándose mentalmente por decidir dejar sólo a su hermano menor.

— No fuiste a la escuela, Stan... – Se separó del abrazo ya un poco más tranquilo. Se secó las lágrimas y miró a Bonnie. — Hola Bonnie...

El mejor amigo lo vió tranquilamente sin hablar, pues acababa de terminar de llorar y su voz no salía.

— No... Me asusté mucho al vedte tirado ahí y estuve hodas intentando despedtate, y que no lo hicieras me asustó aún más... Asi que llamé a Bonnie... – Shui secó las lágrimas de su hermano menor.

— Tal como papá te enseñó, bien hecho. – Le sonrió a su hermano y depositó un beso en la frente. — Gracias por venir, Bonnie...

— No hay de qué... No nos asustes así la próxima vez... – Cruzó de brazos Bonnie.

— No sé si habrá próxima vez... – Bajó la cabeza y en un tono de susurro habló, soltando una risa al final.

Bonnie solamente lo fulminó con la mirada y segundo frunció el ceño. No le gustó para nada eso, a pesar de que era verdad.

— Iré al baño... No sé ni qué hora es, pero hay plata en la alacena, vayan a almorzar algo.

Shui sin muchas ganas se paró y débilmente subió las escaleras para dirigirse al baño.

— Mierda. – Se miró al espejo. Toda la boca y cuello manchados de sangre. Pétalos por todo este. — Esto es un desastre... Esta semana no la termino. – Se sacó la ropa y se metió a la ducha.

En lo que el dueño de la casa se duchaba, Bonnie y Stan salieron a almorzar tal como Shui les había dicho.

Luego de una media hora, Shui salió de la ducha. Durante esta no faltaron los pétalos y la sangre provenientes de los pulmones.

— Me duele toda la garganta... – Decidió verse la garganta en el espejo para encontrarse con el tallo de la flor. — ¿Qué?

Se volvió a mirar en el espejo y confirmó que tenía, en su garganta, una lavanda a nada de crecer. Y era una flor entera.

Su rostro se palidizo. Se sintió descompuesto y volvió a vomitar. Vomitar flores. Pétalos. Lo que llevaba hace un mes vomitando.

Luego de ello se limpió nuevamente y salió para vestirse, luego bajó y se encontró con su hermano dormido sobre el sillón y Bonnie, tecleando en el celular.

— Bonnie, tenemos que hablar. – Se paró frente a este y metió sus manos en los bolsillos, mirando fijamente a su mejor amigo.

— Mientras no digas idioteces como las que dijiste recién, te escucho. – Se notaba el enojo en su voz, pero de todas formas se giró a verlo, dejando de lado su celular.

— Tengo un maldito tallo de lavanda creciendo en mi garganta.

Bonnie se quedó mirándolo por unos segundos. — ¿Qué? – Se paró de la silla y lo miró. — Abre la boca. — Shui hizo tal como su amigo le indicó y este prendió la linterna de su celular y vió dentro de la boca de este, para visualizar un tallo color verde en la garganta. — Mierda...

Luego los dos quedaron en silencio. Bonnie no quería ni pensar en lo que se venía, mientras que Shui estaba en blanco.

— Adopten a Stan.

— ¿Qué?

— Que adopten a Stan. No sé cuanto tiempo me queda, pero no paso de esta semana. – Lo miró.

— Pero... ¿por qué no te operas? – Preguntó tratando de salvarlo, literalmente.

— ¿De qué sirve? Es decir... ¿De qué sirve vivir en una vida que absolutamente nada te da emoción? – Arqueó una ceja para su mejor amigo.

— Pero sigues vivo.

— Sin emoción. – Habló casi con obviedad.

— ¿Prefieres morir, por un estúpido amor adolescente que no te corresponde, a ver crecer a tu hermano? – Mencionó molesto.

— Este "estúpido" amor adolescente me está matando, Bonnie. – Trató de mantener la calma. — Y sí, es egoísta hacerlo, pero ¿de qué le sirve a ese niño tener un hermano que no siente emoción por nada? Él la va a sufrir. Él la va a pasar mal, en cambio, a mi no me importará, absolutamente nada. – Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. — ¿Tú de verdad me crees capaz de no querer ver a mi única familia crecer, y ser alguien en la vida?

Bonnie quedó callado, tenía un punto. Nervioso y ansioso por la situación, comenzó a caminar por la cocina.

— Quiero... Ir a la escuela mañana. Me gustaría... Verla por última vez. De paso saludar a Cale.

— Pero... ¿A partir de mañana no irás más?

Negó con la cabeza. — No iré más... Tengo la deducción de que... No duraré lo suficiente para llegar al fin de semana.

one shots largos/cortos ns de Naly y shuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora