/12 Charlotte\

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El pánico me abraza conforme me acerco al territorio de la Bratva

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El pánico me abraza conforme me acerco al territorio de la Bratva. Mi desconfianza crece pero se que son los únicos que pueden ayudarme.

- Madre. - Vladimir me hace una leve reverencia con una mano en su pecho.

- Vlad. - Susurro atrayendolo a mi y besando sus mejillas. - Se han llevado a Lotte. Mi bebé está con Mascherano. - Mis lágrimas amenazan con salir nuevamente.

- Respira un poco, trata de calmarte. Iremos por ella, no por nada me mandaron a mi. - Me encamina hacia el coche mientras mis lágrimas caen sin control.

Conforme paso entre sus hombres todos me hacen una reverencia con la mano en su pecho. Mi pulso se acelera de solo recordar como lloraba desconsolada. - Debe estar llorando porque tiene mucha hambre. ¿Qué hará sin mi? - Mis tetas pesan y se que están llenas para darle de comer a mi hermosa bebé - Vladimir ella debe estar con su madre. Su lugar es conmigo. - Mis piernas flaquean pero me sostiene con rapidez.

- Madre debes estar tranquila. Vamos a derribar a los Mascherano si es necesario ella va a regresar a tus brazos pero te necesito fuerte. Por Romina.

Asiento sorbiendo mi nariz y tratando de tranquilizarme, me separo un poco para comenzar a colocarme las armas entre mi ropa junto al equipo especial. Mi máscara de gas e incluso unas cuantas granadas.

Una lluvia de balas comienza entre los halcones y la Bratva, Persefone hacia lo que se le daba mejor

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Una lluvia de balas comienza entre los halcones y la Bratva, Persefone hacia lo que se le daba mejor. Matar. Tiros limpios pero letales ella hacia ver como un arte cuando les cortaba el cuello a sus enemigos.

El balcón llamó su atención la pequeña bebé estaba llorando desconsolada en los brazos de Alejandro Mascherano.

- No dispares Persefone. Puedes darle a tu querida bastarda. - La burla era notoria, incluso él estaba seguro que ella no abriría fuego con su hija en brazos.

Estaba muy equivocado.

La cólera y temor llenaron a su Persefone quien de inmediato disparó hacia él provocando que este retroceda al igual que todos llenándolos de sorpresa. - ¿Crees que no se donde apunto? - Su burla y voz vacía hicieron estremecer más de uno - Entregala Alejandro. De una u otra manera vas a morir aquí.

- ¿No puedo saludar a la pequeña parte de la familia? - Se burla - Antoni estuvo muy feliz de por fin conocerla. Incluso antes de que se enterara quien es el padre.

- Tú no sabes una mierda. Me llevare ese secreto a la tumba. Devuélveme a mi hija Alejandro o toda tu familia de mierda perece. - Su arma fue detonada hacia la cabeza de Braulio quien le apuntaba desde una punta de la casa. - Tienes mucha familia. Puedo seguir con el que está en Iron Walls.

La mirada de Alejandro se oscureció. Su sonrisa falsa apareció colocando a la pequeña en la punta del balcón solo bastaba con que Charlotte girará queriendo ir con su madre para caerse.

Los halcones retrocedieron al ver como tenían las de perder, su orden había sido claro sin embargo queriendo hacerse los valientes decidieron enfrentarse a la Bratva comandada por Vladimir y Persefone. Todos habían escuchado acerca de esa Diosa de la muerte.

Si bien era una Diosa divina en la mitología aquí era un arma letal mucho peor si se trataba de su hija. La hija por la cual se ganó el nombre y respeto que resuena por las paredes más sucias y recónditas del bajo mundo.

- Ven por ella entonces. - Se burla alejándose del balcón.

Charlotte miraba en su dirección por lo que aprovecho para correr hacia dentro de la mansión con el alma en la mano. Vladimir de acercó con cautela por sí llegaba a caer e incluso mandó a buscar una escalera para llegar a ella.

La pequeña Romina miró hacia el rubio dando una linda sonrisa y extendiendo sus bracitos regordetes llenandolos de pánico.

- Quédate ahí. No vengas. No saltes te lo suplico. - Vladimir preso del pánico por su pequeña no quiso extender sus brazos para atraparla o ella lo tomaría como ir hacia su muerte. - Niña suicida. - Bufa.

- ¡Romina! - Persefone llegó al lugar haciéndola voltear a verla. Su alarma creció al ver el cubo de agua volcado en unos cables eléctricos. - ¡Vladimir necesito que consigas algo que amortigue la caída!

- ¡Estás loca! No vas a saltar.

- Vladimir hay una situación peor aquí arriba. Por favor. Saltare con Charlotte a la cuenta de cinco si no antes si se mueve.

Charlotte abrió sus brazos queriendo ser recibida por su madre quien agradeció que el balcón tenía una leve agarradera que no permitía que fuera ella hacia atrás por su mismo peso.

- ¡Persefone no es buena idea! - Vladimir volvió a gritar.

- Joder. - Gruñó.

Charlotte al ver como su madre abría los brazos inclinándose hacia el agua provocando que la misma se lance tomándola girandose para ella recibir el impacto cubriendo a su hija en su pecho.

El aire se salió de su cuerpo unos segundos, su vista borrosa acompañada de adrenalina le permitieron ver si su hija estaba bien. Sintió la sangre querer subir pero se la trago sintiendo el sabor metálico asqueroso.

Romina lloraba en sus brazos queriendo abrazar más a su madre, Vladimir llegó a su lado hablando pero sus oídos pitaban no pudiendo oír nada. Su sonrisa creció un poco cuando sintió las manos pequeñas de su hija en su rostro así ella estuviera llorando.

- Charlotte... - Su voz salió con dolor cuando todo se apagaba a su alrededor. Sus ojos pesaban más de lo normal como si tuviera sueño. Su cuerpo se volvía más ligero sintiendo más pesada a su hija.

Su sangre regreso para salir por su boca como si fuera una tos volteando la cabeza no queriendo manchar a su pequeña quien lloraba queriendo regresar a sus brazos cuando Vladimir la tomó.

El ceño fruncido de Vladimir acompañado por gritos y ojos llenos de pánico solo le dieron una mala señal. - Tengo sueño. - Murmuró para después caer en la oscuridad.

 - Murmuró para después caer en la oscuridad

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