Extra

2.5K 287 10
                                    

Romina Charlotte Deverux

Nunca me han gustado los calabozos, siempre encuentro sangre por do quier pero eso no quita que mi subconsciente esté alerta como si temiera ser atacado y listo para defenderse.

- ¿Papá? - Bajo las escaleras a lo más profundo en busca de mi padre que no veo desde hace unas horas. - Ilenko - Bajo la voz.

Unos quejidos me hacen voltear y caminar por el pasillo una celda que necesita reconocimiento facial y huella digital para abrirse me desconcierta.

¿Quién necesitaría tanta seguridad?

Saco mi teléfono para hackear la cerradura, Ilenko suele ser muy paranoico cuando está aquí abajo o eso he escuchado de la boca de mamá y papá Christopher.

La puerta me da acceso, las luces se encienden y veo a un hombre colgado lleno de heridas. El olor es horrible pero me aguanto ganandome más la curiosidad.

- Ya no más... no quiero más. Déjame en paz. - Jadea hablando con dificultad.

Me quedo en mi lugar y el parece darse cuenta que no le haré nada pues levanta la cabeza y me observa fijamente.

Sus ojos, su mirada, su mueca que tiene ahora mismo es como si me estuviera viendo al espejo en mi versión masculina. Su sonrisa aparece y su voz se vuelve dulce a pesar de las heridas.

- Romina - Escupe la sangre.

- ¿Cómo sabes mi nombre?

- ¿Por qué no sabría el nombre de mi hija? Mi querida y amada hija. - Susurra.

Niego de inmediato, se que mis padres no son mis padres me lo han explicado desde que tengo uso de razón pero jamás serían capaces de ocultarme que el verdadero esté aquí. Jamás le pregunte a mamá por el mio porque nunca lo creí necesario pero ahora mismo...

- ¿Por qué....? - Dejo la pregunta al aire.

- Tú madre siempre me prohibió verte, siempre quise estar contigo, disfrutar con mi querida hija. Pero esos dos que te puso como padres me tienen aquí, no quieren que las lleve conmigo.

- Mamá y papá nunca lastimarian a alguien inocente, si estas aquí es porque hiciste algo muy malo. - Niego.

- No hice nada. Debes creerme a mi ¿Por qué nadie te había dicho que estaba yo aquí? ¿Por qué tu madre no te hablo de mi nunca así no preguntaras? Yo te ame desde que estuviste en su vientre.

- No. Mamá no seria capaz. - Susurro.

- Seguro que no. - Ríe y se queja cuando sus heridas sangran de nuevo. - Sueltame hija, nos iremos juntos. Disfrutaremos juntos como siempre debimos hacerlo.

- No puedo dejar a mis hermanas. - Niego.

- Así que tienes hermanas - Veo el amago de una sonrisa - Tienes que presentarmelas. Seguro que son tan hermosas como tu madre. - Suspira con dificultad.

- No voy a soltarte. - Susurro - Primero debo hablar con mis padres. - Juego con mis dedos.

- Me mataran. Tienen miedo de que Persefone me ame nuevamente. Mi querida Romina, debemos irnos tu y yo muy lejos sin que nadie nos encuentre eres una Petrov después de todo. - Me sonríe.

- ¡Romina! - El grito de mi papá Ilenko me espanta y salgo a toda prisa volviendo a cerrar la puerta. Me quedo unos minutos observando la puerta hasta que mi padre me voltea - ¿La abriste? Dime la abriste. - Papá me sostiene de los hombros mirándome con preocupación.

- No... no la abrí Ilenko. - Mi boca habla más rápido de lo que pienso, su mirada se oscurece y observa la puerta para después regresar a mi.

- Claro que lo hiciste. - Masculla. - Te he dicho que no bajes aquí.

Me suelto con brusquedad dejándolo sorprendido y subo las escaleras apretando los puños, escucho como la celda se abre y me recargo en la pared escuchando si algo sucede.

- ¿Qué diablos le dijiste a mi hija?

- ¿Tú hija? Esa hermosa mujer que han estado desperdiciando es mi hija. - Responde y un golpe sordo se escucha.

Termino de subir y camino hasta la casa para encontrar a mamá con una sonrisa poniendo la mesa.

- Mi querida Lotte - Me besa la frente con cariño y correspondo abrazándola por la cintura.

- ¿Y mis hermanos? - Pregunto mirando para todos lados.

- Salieron. Tus hermanas quisieron ir al bosque y ellos fueron a cuidarlas a pesar de que no lo necesitan. - Sonríe tan despreocupada como siempre.

La puerta se abre y mis padres entran mirándose entre sí, toman asiento no sin antes saludar a mamá con un beso en la cabeza y en los labios.

La comida transcurre con normalidad, siento la mirada de Ilenko en mi y me muevo algo incomoda. Recuerdo el apellido Petrov y no puedo continuar mi comida sin saciar mi curiosidad.

- ¿Quién es Petrov? - Suelto.

Mamá suelta su cubierto de forma brusca, su sonrisa se borra y veo como comienza a temblar.

- ¿De dónde ha salido eso? - Christopher me mira pasando su mano por la espalda de mi madre.

- Entró a la maldita celda de Petrov. Te dije que no era buena idea que Patrick le enseñará esas mierdas del hackeo.- Se queja Ilenko.

- Lo trajeron. - Mamá mira a Ilenko y después a Christopher - ¡Trajeron a eso con nosotros! - Se levanta hecha un manojo de nervios. Frunzo el ceño y mamá al verme retrocede llena de pánico.

- Mamá - Me levanto para acercarme.

- ¡NO TE ACERQUES! - Permanezco en mi lugar completamente quieta, mi pecho se oprime. Jamás me había hablado así o rechazado, nunca vi esa mirada a mi persona.

- Pero mamá. - Susurro intentando acercarme nuevamente.

- Basta. - papá Ilenko interviene alejando a mamá de mi y ella se aferra casi callendose a su camisa. - Charlotte a tu habitación.

- Pero... ¿Y mamá? - Susurro llena de culpa al verla de esa manera.

- Nosotros nos encargamos. Ve a tu habitación hablaremos contigo después. - Papá Christopher habla con voz dura y no me queda más que obedecer.

Miro a mamá uno segundos y solo sostiene su cabeza presa del pánico, retrocediendo de todos en la casa chocando con la pared.

Subo las escaleras y desde ahí veo como grita de horror cuando se acercan mis padres a ella, toma un jarrón para defenderse y veo como lo esquivan mis padres. El primero en acercarse a ella es Chris quien la abraza intentando calmarla.

Observo como llora desconsolada y golpeando su espalda, papá Ilenko la sostiene de las mejillas juntando su frente con la de ella. Sólo veo como mueve sus labios como si estuviera tranquilizandola.

Mi pecho se vuelve a oprimir y niego terminando de subir las escaleras cerrando la puerta. Ese hombre del calabozo es malo. Es malo por poner a mamá así. Es malo por hacer que me vea de esa manera. Es malo por causarle ese pánico a mi mamá y disgusto a mis padres.

Aprieto los puños llena de ira. No debí preguntar nada, no debí siquiera mencionarlo y solo preguntarle a mi papá.

Por un momento me fíe de ese hombre de abajo, sabía que lo tenían ahí por algo pero no creí que fuera tan grave. Me tiro a la cama con deseos de matar al que se hace llamar mi verdadero padre.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DeveruxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora