Persefone Deverux de veintiun años y Romina Charlotte de seis meses se mudan a Londres sin saber las aventuras que les esperan.
♤Actualizo cada que los astros se alinean♤
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Mi hermana llora con descontrol, hago una seña a Boris quien asiente disparando en una de las piernas de Gregori. - ¡Val!
Mi padre se adelanta y lo barre tirandolo al suelo tomando a Charlotte, una sombra sale entre los árboles entonces todos sacamos nuestras armas.
- Dame a mi hija. - La voz del coronel me hace burlarme por como ha llamado a mi hermana.
- ¿De qué hablas? Yo estoy cargando a la hija de mi esposa. - El Boss carga su arma.
Miro de reojo a Charlotte quien ya más tranquila se remueve mirándome con sus hermosos ojos brillantes, mi pecho se comprome cuando veo que su mirada está diferente, ha cambiado; es vacía, dura e incluso me atrevería a decir que está dolida y llena de sed de venganza.
- Diablos - La voz de Gregori suena cuando intenta moverse.
- Fuiste muy estúpido. Sirves para todo menos para escapar. - Christopher aplasta la espalda del bastardo haciendo que se queje.
Charlotte parece reaccionar al escuchar su voz voltea como la suicida que es notando como cambia de inmediato su actitud que me desconcierta.
- ¡Papi! - Grita saltando a sus brazos haciendo maldecir al Boss y mirándola con traición.
- Mi dulce hija.
- Como esperaba. La ramera se consiguió a tres hombres para que la protegan, no tiene el valor de venir a enfrentarme.
- Guarda silenció basura. - Pateo su cabeza haciendo que se queje y el Boss aplasta la cabeza con su pie - No hables así delante de mi hermana.
Su risa nos hace querer vomitar y molerlo a golpes, lo alzo para sujetarlo de la camisa ocasionando su risa con su boca llena de sangre. - Por más que intenten. Esa mocosa lleva mi sangre, no van a poder hacer nada al ser una bastarda de Petrov.
- También es una Romanov. - Se burla el boss.
- No digas esa estupidez de nuevo - El coronel alza su arma hacia mi padre el cual lo imita, Charlotte alza su dedito apunando a mi padre con mirada seria.
- Dime. ¿Tocaste a mi hermana? - Interrogo al bastardo. - Dime. ¿La tocaste?
- Si claro. Aún tengo deseos de sumergirme en esa vagina apretada y tierna. - Se ríe como maniático.
Niego lleno de ira y saco mi cuchillo enterrandolo en su entrepierna. Me deleito con sus gritos y le corto uno de sus testiculos por la brusquedad. - Vladimir. - Ignoro el llamado del coronel.
- ¡Vladimir! - Mi padre me grita y lo veo si ninguna expresión.
- Lo queremos vivo y Romina no debe ver esto. - Me riñe mi padre. - Lo llevaremos con nosotros para jugar...el mismo tiempo que tuvo a mi esposa cautiva.
Me giro hacia mi hermana y me quedo en blanco al verla completamente dormida chupando su dedito bien tranquila.
Suelto a Gregori quien se desmayo del dolor para entregárselo a nuestros hombres para que se lo lleven y lo curen lo necesario.
