Thirteenth

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Intento de paz

Tuk estaba tumbada en el suelo, con todas las extremidades estiradas. Miraba hacia el lugar exacto en el que el poste de madera mantenía alzado el marui. Su cola golpeaba suavemente la tela.

Sabía que si no fuera por Lo’ak, Kiri estaría caminando de arriba abajo como una demente.

—Mami tarda mucho —se quejó, empezando a levantar y dejar caer sus piernas para hacer tiempo.

Jake observó a su hija menor quejarse como una mocosa. Una sonrisa tironeaba de sus labios al compararla con el tenue recuerdo de los niños humanos, quejándose como niños mimados.

—La Tsahìk está empezando a acapararla... —comentó, negando con la cabeza, fingiendo indignación para apoyar a su hija.

Tuk hizo un puchero y miró mal hacia el poste de madera. Un sonidito indignado salió de su garganta, arrancándole una suave sonrisa a sus hermanos.

—¿Puedo ir a buscarla? —pidió, sentándose apoyada sobre sus brazos.

—No, la Tsahìk quiere hablar con mamá a solas, Tuk —negó, provocando que la niña hiciera un puchero una vez más.

Volvió a dejarse caer tumbada, con las mejillas hinchadas en un puchero. Estaba indignada, Ronal estaba empezando a acaparar a su madre y a ella eso no le gustaba nada de nada.

Era una niña que quería a su madre y la Tsahìk no hacía más que acapararla.

Era una niña que quería a su madre y la Tsahìk no hacía más que acapararla

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—No..., Ronal... yo siempre he estado sola, desde que mi hermana murió... —negó con la cabeza. Llevaba demasiado tiempo sin hablar de Sylwanin y ahora la garganta se le cerraba.

—Tu hermana... —murmuró, esperando pacientemente a que Neytiri siguiera hablando—. ¿Cómo murió?

—La... la gente del cielo la... asesinó, ella... había atacado unas minas que ellos tenían con otros chicos, pero... salió mal... —tragó saliva. Ronal no tenía ni idea de lo mal que había salido. Negó con la cabeza—. Los mataron a todos.

La Tsahìk bajó las orejas, ambas habían perdido a sus hermanas, aunque ella no quería hablar ahora para minimizar su problema. Estaba claro que Neytiri había sufrido y ella no tenía derecho a minimizarlo.

Seze... —murmuró, luego negó con la cabeza una vez más.

—¿Quién era Seze?

—Mi ikran —respondió—, era joven..., demasiado.

—Gente del cielo —se dio cuenta.

—En la guerra —asintió.

Ronal cogió sus manos, haciéndole comprender que podía hablar si se sentía cómoda, ella la escucharía.

Virago ||A history about Neytiri|| (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora