Capítulo 22 -El hijo de la luna

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Narra Izuku

-Izuku, ven conmigo- me pidió Kacchan en cuanto termine con el nomu alado. 

Tenía marcas de sangre en todo el rostro, y parecía muy desesperado.  Me tomó de la mano, la cual estaba más fría que de costumbre,  pero lo atribuí al miedo de la batalla. Me llevo lejos de la batalla, en un lugar oculto entre los árboles. Comenzaba a sospechar, pues era un lugar donde difícilmente nos encontrarian si pasara algo más
ese momento, Touya y el hombre lagartija salieron de los arbustos, y Kacchan se reveló como una chica rubia, que corrió a esconderse entre los árboles, desnuda

-Fuiste muy fácil de engañar- se regocijo la chica- la sangre de tu amado era excelente, y ni notó el pinchazo de la aguja- se río como solo una bruja de sangre podría hacer, con un tono burlón y cruel

-Silencio por favor- le ordenó el rey a secas. La chica,  ya vestida con un abrigo rosa que le llegaba a las rodillas,  comenzó a calmarse, mirándome con una ávida mirada carmesí,  como la sangre de la que se alimentaba


Intente huir volando, pero la lagartija hizo un movimiento rápido y un lazo escamoso, como cola de reptil, me atrapó contra un árbol.

-No te iras, traidor a los Todoroki,  Izuku Midoriya,  hijo bastardo de sangre corrupta-  dijo el Rey. Sus ojos azules brillaron de emoción al tenerme preso.

-Yo me apellido Kai-  dije con firmeza- y no tengo nada que ver con los Todoroki-

-Cuanta mentira- dijo Touya con un gesto teatral- Ni siquiera él sabe de tu linaje. Vamos Iguchi, ayúdame a contarle-

-Se que soy adoptado,  pero no tengo que ver con ustedes- me removia con fuerza,  pero los amarres apretaban más,  como si fueran una auténtica serpiente.

El hombre lagarto sacó una guitarra,  algo fuera de lugar para un ejército, y comenzó a rasgarla. Tras algunos acordes, Touya comenzó a cantar con una voz tan afinada y armónica que hizo evidente su gran educación musical. También se acercaba o alejaba según lo que cantaba, interpretandolo de una manera magistral que si no hubiera sido por la situación,  hubiera arrancado varios aplausos de pie.

Tonto el que no entienda
Cuenta una leyenda
Que una hembra gitana
Conjuró a la Luna hasta el amanecer
Llorando pedía al llegar el día
Desposar al rey

Tendrás a tu hombre, hija de pueblo
Desde el cielo, habló la Luna llena
Pero a cambio quiero
El correcto sacrificio para vivir
Que quien su hijo inmola, para no estar sola
Poco le iba a querer

Luna, demuestras tu interés
Y no encuentras querer que te haga mujer
Dime, Luna de plata
¿Qué pretendes hacer con un trato cruel?

Hijo maldecido del dios profano

Del rey maldecido nació un niño
Que despojaría el trono del reino
Con los ojos verdes, como la gitana
Tratos con dioses profanos
¡Maldita su estampa!
Este hijo es bastardo y yo no me lo callo

Luna, demuestras tu interés
Y no encuentras querer que te haga mujer
Dime, Luna de plata
¿Qué pretendes hacer con un trato cruel

Hijo maldecido del dios Profano

Rey, al creerse deshonrado
Se fue a su mujer, fuego en mano
¡De quién es el hechizo! Me has engañado fijo
Y de muerte la hirió
Luego, se hizo al monte con el niño en brazos
Y allí le abandonó

-¡Mi madre no hizo eso!- la defendí,  considerando la canción como un invento muy elaborado del nuevo rey.

-¿Por qué motivo mandaría mi padre nomus ante una desconocida? – me cuestionó, tomándome de la barbilla con fuerza

-El era alguien capaz de mandar quemar a su propio hijo- le argumentó

-¿Ah, sabes lo de Shoto? – fingió sorpresa- el no tiene nada que ver aquí, esos son otros conflictos familiares- movió la mano como si pretendiera apagar un fuego

-Yo no pagaré por lo que hizo mi madre- le dije intentando contener mis lágrimas de rabia-  debió de tener una razón para hacerlo-

-Solo era una hechicera celosa e hizo un trato de sangre con ese dios del bosque,  famoso por ser un genocida mundial de su mundo de origen,  que solo busca fortalecerse con nuestra sangre para dominarnos- me dijo mirándome fijamente a los ojos- el le dio el quirk de tener una lengua chantajista que, junto a una poción de amansamiento, aprovecho su posición de mucama para acostarse con él-

Yo quería argumentar algo, pero considerando que Overhaul, mi maestro había hecho un trato con Zamas para recuperar sus brazos, no era tan descabellado. Solo baje la cabeza,  no conocía mi historia como para defenderme.

-Debes de considerarte afortunado por no haber sido detectado por los nomu, o hubieras sido devorado. -Por cierto, esas  cicatrices son de tu madre al darle tu sangre a ese falso dios-

-¿Y las quemaduras?- balbucee.  Todo tenía sentido ahora, tenía esas heridas largas por todo el cuerpo, que no recordaba haberme hecho

-Te las hice yo por celos-  reveló con una sonrisa de orgullo.

-Eres un rey despreciable, de un linaje terrible - le contesté.  No pude dejar de llorar, y solo grité cundo el árbol comenzó a arder con llamas azules, mientras Touya se reía maniático. Mi ropa comenzó a arder, olía a carne y pelo quemado, el fuego era mas poderoso que el que mi ropa hechizada podía contener y solo podían gritar de horror al ver mi carne cocinarse, no podía romper el trozo de carne que me  ataba todo el cuerpo como una serpiente pitón. Mis lágrimas no podían apagar esas llamas azules.

-¡Que comience la cacería de brujos!- Gritó emocionado- ¡También ustedes arderán en hell fire!-  dijo derritiendo el hielo de Shoto. Bakugou le grito a Overhaul por ayuda con profunda desesperación, auténtica, pues no podía apagar el fuego, solo luchar para detenerlos junto a Shoto, quien era rodeado por tres enemigos, para evitar que apagara las llamas con su hielo. La cinta de escamas era ignífuga, y absorbía calor.

Sentí como el árbol y la cinta se desvanecían detrás de mi, y que Bakugou gritaba mi nombre y me sostenía mientras me desmallaba por el dolor y el miedo.

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El hijo de las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora