Capítulo 4:Ataque

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Hacia algunas horas que habíamos salido del castillo y Kirishima y yo seguíamos volando sobre el bosque. Yo le iba corrigiendo el rumbo cada cierto tiempo,  pero la verdad es que no había mucho que hacer, salvo ver el gran manchón verde que era el bosque a nuestros pies. Al principio me había entretenido con mi nuevo brazo, adaptándome a él, y molestándome por que no podía usar mi quirk. Al final terminé adaptándome y resignandome por que era mejor que estar manco. A veces podía ver como salían cenizas de entre mis nuevos dedos y me preguntaba hasta donde tenia ya la maldición. Seguramente solo tendría media muñeca.

-Comienza a buscar donde descender- le grité al dragón. El se detuvo en el aire y yo me sostuve bien de las cuerdas del arnés por que comenzó a descender. Una nueva ventaja del brazo es que me permita afianzar los amarres, por que hacer giros bruscos o descensos con un solo brazo es peligroso,  ya lo había intentado algunas veces y casi me caía. 

Vimos un borrón negro con naranja, del sol, comenzaba a atardecer.

Luego, los crujidos de las ramas al atravesarlas, cerré los ojos para protegerme de los trozos de ramas y hojas que iban a toda velocidad a nuestro alrededor.

Todo se detuvo con el crujir de las hojas bajo el peso de Kirishima. Bakugou se apresuró a bajar las cosas de su lomo, y le desmontó el arnés. Kirishima se destransformó y comenzó a pasarse la lengua por los dientes y los labios, escupiendo en el suelo.

-Odio ese arnés,  me deja un sabor metálico horrible- dijo

-Es que si no,  nos perdemos, no te puedo dejar irte para donde quieras- le argumentó Katsuki- toma- le aventó la cantimplora con agua

-Solo sigo mi instinto-  se defendió y se enjuagó la boca

Comenzaron a alzar la tienda. Por falta de espacio solo tenían una tienda de campaña para ambos.

-Tengo hambre – dijo Katsuki- prepara la fogata

Kirishima  fue por leña, mientras Katsuki sacaba un sartén, carne seca, aceite y condimentos. Que fuera un príncipe no significaba que fuera un inútil,  su madre se había encargado de enseñarle lo básico de la cocina, con muchos gritos y algunos golpes.

-Ya regresé – le dijo, acomodo los
troncos en forma de cono. El interior lo relleno con palitos y pasto secó. Se inclino hacia el relleno y sopló con fu6herza, y salió una pequeña llamarada que prendió el pasto.

-Ponle piedras alrededor,  se va a esparcir el fuego- lo regaño Katsuki.
Aprovechando que aún tenia las garras de dragón, que había usado para cortar la leña,  levantó varias piedras y  las coloco.

Katsuki empezó a cocinar.  Colocó aceite en la sartén y cuando estuvo caliente,  le agrego salsa de tomate y la aderezo con pimienta cayena, hojas de laurel y pimienta.  La sartén con salsa hervía sobre la parrilla portátil, mientras Katsuki se lavaba las manos.

-Muevele, por favor-le indicó Katsuki mientras troceaba la carne con las menos. Los trozos caían en la salsa mientras el dragón le movía con la cuchara. Era poco lo que le permitían hacer en la cocina, y estaba bien, el solo se encargaba de ayudar a Katsuki desde siempre. Desde muy pequeño, en realidad. El y su hermano habían sido un regalo para el príncipe Bakugou cuando solo eran huevos. Katsuki lo había elegido y lo había aceptado casi como un hermano, aunque él no tenia tanta autoridad para las decisiones. Su hermano se había quedado con la reina, y no había ningún rencor por eso.

Kirishima recordaba esa historia mientras comía con Katsuki.  La comida la había quedado igual de buena que la del chef del palacio, pero no dijo nada por que Bakugou ya lo sabía y sería redundante.

Terminado, el príncipe fue a enjuagar los platos, pues Kirishima había roto varios al no medirse, y lo habían vetado de hacerlo.

-Ya rellene el agua también- le avisó. Katsuki

-Gracias, me voy a cambiar- El dragón agarro sus cosas y se metió entre los árboles.

Katsuki se quito la capa, los pantalones y se puso un short, donde se marcaba su paquete.

Kirishima salió también con un short y sus músculos se hicieron presentes, el sudor hacia que brillarán a la luz de la fogata.

-Ya me voy a dormir.  Sabes que el fuego no se va a apagar, ¿verdad? – Le dijo Kirishima

-Es verdad- le dijo Bakugou- pero estaba pensando en si el chico del bosque podrá encontrarnos con la fogata-

-Quien sabe- le respondió el dragón-¿Lord Overhaul no nos dirá nada por la fogata?- le preocupo de repente

-Solo si se descontrola- le tranquilizó el príncipe- acostémonos ya , hay que irnos mañana temprano-

Ambos se metieron a la tienda. Cada quien tomó sus pieles y se acostaron, separados.

-¿No te parece que hace demasiado calor?- se despertó Katsuki horas después. Estaba sudando, cuando se acostaron estaba templado

-¿Ya es de día?- dijo Kirishima perdido-  no dormí nada… - bostezo

-Aun falta- dijo saliendo de la tienda.  El fuego azul era cosa de uno de los secuaces de Tomura,  ¿Qué había pasado?

-Buenas noches, príncipe- dijo el tipo de la piel quemada

-¿Quien demonios eres?- Le grito Katsuki- ¿Qué hacen aquí?-

-Puedes decirme Dabi – le respondió- no te preocupes,  tus guardias reales están en un mejor lugar-

-¿Como escaparon?- Le grito Katsuki,  explotando su mano izquierda-

-Tuvimos algo de ayuda – reveló Dabi- Veo que una tienes una nueva armadura- señaló su brazo- Tomura Shigaraki nos ordenó regresar por ti y tu compañero. Quiere terminar el trabajo-

-¡NO IREMOS!-le dijo Katsuki y lo golpeó con una explosión. Dabi tiro más llamas azules y comenzó una pelea con Katsuki. Kirishima iba a intervenir , pero una sombra negra lo evitó. Tenía el cerebro expuesto y parecía un pájaro musculoso.

-Saluden a Nomu- presumió Dabi

-¿Esas son sus aberraciones de nigromancia?- cuestionó Katsuki.

-No los denigres de esa manera- amenazó Dabi- solo son experimentos-

El nomu peleaba de frente con Kirishima dragón. Aguantaba sus arañazos y su fuego, y no podía morderlo por su velocidad. 

Dabi tiraba fuego quemando todo, iban a tener problemas con Overhaul. Aunque eso podía ser ventajoso…

Continuaron lluchado. Yo tenía problemas con Dabi, pues solo tenía un brazo útil. Kirishima finalmente logró morder al nomu, e intento partirlo a la mitad, pero lo tubo que soltar cuando sintió que lo rasguñaba por dentro.

Escupiendo sangre, continuaron hasta que el grito de un ave de presa los detuvo. En ese momento,  alguien vestido de verde con orejas como un animal salvaje y pupilas verdes en fondo negro nos agarro con un hilo negro y verde a mi  y Dabi y con fuerza nos golpeó, dejándonos inconscientes.
Antes de cerrar los ojos vi a una gran ave…


El hijo de las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora