El hijo de las estrellas

Capítulo 1: El príncipe Bakugou Katsuki

Blanca tez, luminosa piel

Arribó de las estrellas

Chico fiel que un deseo de amor

A la tierra le condena

Un desliz de su corazón

Suspiraba por un hombre

Que jamás lo debía mirar

Ni saber cuál es su nombre

Pero iluso, cada noche cuida al joven

Que entre sueños lo descubre

[...]

Desde hace algunas noches, Katsuki Bakugou había tenido sueños relacionados con Overhaul, el señor del bosque y un joven de cabello verde que no conocía. No le había dicho a nadie por que lo tomarían como un profeta o un loco, pero a veces se descubría pensando quien podía ser. Era tanto su interés que había comenzado a escribir una canción, pero no había intentado internarse en el bosque de Zairu Kai, como aquel joven de ojos verdes intentaba hacer. Total, ese chico podía no existir y podían ser el rostro de alguien que conoció antes.

¿Bakubro, que planeas hacer hoy? - dijo Kirishima, su compañero de trabajo. Había entrado por la puerta entreabierta, evidentemente

-No lo sé y déjame en paz, pelostiesos- le contesté. Nos llevamos pesado, pero éramos buenos compañeros

-La reina dijo que debíamos salir a cazar- le insistió

-Esa vieja bruja no me manda- le respondió de malas

-Manda a todos, incluyendo a ti- le argumentó

-Voltéate entonces- le gruñó

El chico se levantó del escritorio, se cambio a una ropa mas adecuada y salió con Kirishima siguiéndole los talones.

Salió del pequeño castillo de piedra y antes de adentrarse al bosque, Kirishima se transformó en un dragón rojo. El príncipe se subió en su lomo y la bestia se adentro en el bosque.

Caminaron un poco, ambos buscaban alces, jabalíes o cualquier animal grande que sirviera. La vista y el olfato agudos de Kirishima pronto encontraron una manada de jabalíes, y se dirigió para allá sin que Katsuki le diera alguna indicación. Pronto Katsuki los diviso también y el dragón se detuvo.

Me bajé deslizándome por su cola, y sigilosamente me puse detrás de los jabalíes, de tal forma que el dragón quedara enfrente de mi

Eligí uno y salté, quedando encima de uno, el cual trato de tirarlo, pero usé mi quirk en su cabeza y el animal rápidamente dejo de moverse. Los demás animales se dispersaron, pero con sus garras y cola, Kirishima atrapó otros 2.

Até las piezas a la cola del dragón y comenzamos a marcharnos, hasta que Kirishima repentinamente escucho algo, pues alzó la cabeza y se quedó mirando un punto entre los árboles

¿Que pasa, bestia? - Le pregunté hasta qué yo también lo escuché. Era un grupo de personas, y 2 parecían no callarse, sus risas eran muy escandalosas y una era de mujer.

-Solo son forasteros- le dije - vamos a decirle a los guardias

Regresamos y vi a Tetzu tetzu, uno de los guardias

-Oye, escuchamos un grupo allá en el bosque, hagan su trabajo- le dije

Pasamos la puerta, mientras Kirishima arrastraba las piezas, ya en su forma humana.

-¿Donde esta Sato?- le grite al guardia

-Aquí estoy- me respondió. El pelirrojo le paso las piezas y Sato se las llevo como si nada.

-Quiero un vaso de agua...- dijo mi compañero mientras regresábamos al castillo.

-Ve a las cocinas- le dije cortante - te espero con la bruja- le grité mientras se iba

Fui a la sala del trono, desde lejos se escuchaban los gritos de mi madre, al parecer su curry no picaba lo suficiente. La reina era muy mandona, pero todos la consideraban una buena líder.

El cocinero salió de allí llorando, y entre yo

-Buenos días, Madre- le saludé -ya hice mis deberes matutinos-

-Muy bien, pero Tetzu Tetzu me dijo que escuchaste a algunos en nuestro bosque, así que por favor, cámbiate de ropa y ve a recibirlos- me ordenó

Me molesté, odiaba hacer eso, pues debía ser cortés por ser el príncipe.

-No hagas alguna tontería, y mándame a alguien diciendo quienes son. Puedes retirarte- me despidió

Me fui a mi habitación, azote la puerta y me cambie rápidamente. Me fui a la entrada donde por supuesto estaba mi ayudante designado, Kirishima y sin decirle nada, nos fuimos a la entrada

-¿Quienes serán?- me preguntó

-Ya sabes que siempre son o comerciantes o mensajeros- le respondí de malas - Espero que no se tarden demasiado, tengo más cosas que hacer-

-¿Encerrarte en tu habitación?- Le respondió sarcástico

-Si, pero antes te voy a partir el trasero a explosiones por preguntar-

No seguimos por que llegamos a la entrada y Tetzu Tetzu nos estaba esperando junto a 7 raros. Nunca los había visto, pero eso no me molesto menos.

-Buenos días, soy el príncipe Bakugou Katsuki, ¿a que se debe su presencia? - recite la fórmula de cortesía

-Tu eres el descendiente de la familia Bakugou... mi amo all for one, desea dar un mensaje a la reina Mitzuki-

¿Quien es usted?-le cuestione al lunático
de las manos. No veía su rostro por esos ridículos accesorios. Le recibí el pergamino arrancándoselo de las manos

-Mi nombre es Shigaraki, y te recomiendo que seas más respetuoso conmigo, príncipe- Dijo lo último con burla

-Usted no me manda- le contesté mientras le entregaba el mensaje a Kirishima quien se fue corriendo

-Joven, le ordeno dirigirse al amo con respeto, el es el príncipe de nuestro reino- dijo el hombre lagarto

-Cállese lagartija, yo me mando solo- le dije

-Eso no es cierto- dijo alguien atrás de mi dándome un zape

-Buenos días, Reina Mitzuki- Contestó Shigaraki -¿Qué opina de nuestro trato?

-Que es una tontería, no les vamos a dar la mitad de nuestras tierras solo por la protección de All for one- Les contestó

-El sensei es muy poderoso, es un trato justo- replicó Shigaraki

-¿Ustedes conocen a Lord Overhaul? Gobierna este bosque y nos protege- Dijo la reina

-Eso es solo un mito- le contestó Shigaraki quien se rascaba el cuello-

-¿Quieren comprobarlo?- retó Mitzuki

-No nos interesa- dijo Shigaraki irritado- Ve, Kurogiri - ordenó

Una sombra negra rodeó a Bakugou y lo absorbió, Reapareciendo a un lado de Tomura quien lo tomó del cuello

-Solo necesito poner mis 5 dedos y desearlo para pulverizarlo- Advirtió

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La canción del principio es la que está hasta arriba, se llama la hija de las estrellas, hecha por un grupo de rock llamado Saurom, obio la modifiqué un poco para que coincidiera
Sin más, me despido