Capitulo 27: Boda de dragones

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Veía como mi conejo verde, Izuku, a veces se quedaba mirando la puerta con añoranza como si esperara que Overhaul entraba por ella, pero nunca pasó. También, por un par de días, no dejaba que nadie se sentara en la cabecera de la mesa, pues ese lugar era reservado, hasta que comprendió que nos faltaba espacio y ese lugar ahora lo ocupa la reina. Al principio también comía menos, en parte por la tristeza y por que el sazón de Sato era distinto al de su padre. Evitábamos hablar de el, pero pusimos un altar con una pintura suya y listones negros, y todos los días, el prendía la veladora. Eri también estaba más callada, y decía poco.

Guardamos luto por una semana, pero no lo desaprovechamos, pues mi madre organizo lo necesario en el castillo, mandando al resto de las tropas para allá, las cuales fueron dirigidas por Lida. Tokoyami, Koda, Shishida y Chiosaki se retiraron tras la semana de luto, pero prometieron que irían a la boda. Chiosaki se dedico a hacer ritos funerarios con incienso para purificar la casa por toda la semana.

A mi no me convencía, y siempre buscaba algún pretexto para salirme, lo cual conseguía a veces, y las otras terminaba oliendo a incienso y hierbas como romero. Detestaba ese olor, pero no dije nada para no molestarlos.

Cuando me iba, le ayudaba a mi madre a decidir detalles sobre nuestros vestuarios, y pasaba horas hablando con Yaomomo sobre telas y joyería, o con Sato y los otros cocineros sobre la comida, siempre acompañado por la reina y Aizawa o Yamada, quienes eran los más interesados en la organización.

También Uraraka, con su don de antigravedad, era muy útil para la decoración quien planeaba con Aoyama, y Mei Hatsume con sus artefactos platicaba con Yamada para la música.

Fue una semana pesada, pero el evento era emocionante. No le decía mucho a Izuku, pues quería que fuera secreto, pero lo que le contaba le emocionaba mucho

-Lamento que mi padre no este aquí para verme contigo- dijo alguna vez.

-El nos verá desde el otro mundo. De todos modos, ya nos dijo que nos aprobaba- le dije antes de que se pusiera a llorar. También fuimos a la tumba cuando podíamos, y siempre llevábamos flores. Izuku siempre se quedaba mirando el árbol, silbando lo que era la canción que había hecho con sus hermanos. También me convenció de que le hiciera una lápida con una piedra que encontré de buen tamaño.

No venía su fecha de nacimiento, pues ninguno la sabía, pero si la de su muerte, 23 de Agosto de 1833.

El día tan esperado había llegado, y yo me levante emocionado. Toda la semana había estado durmiendo en la habitación con Kirishima, pues según mi madre, los novios no podían verse mucho antes de la boda.

-Prepárate, pelos raros- le dije y me puse la ropa nueva que me había traído mi madre. Era una capa roja, chaleco y pantalón azul, todo bordado con hilo de oro y con joyas. Tanto yo como Kirishima llevábamos el pecho descubierto y perfumado con óleos y esencia floral y de cortezas aromáticas. Todo lo había acordado con Momo y era de las mejores telas, de algodón, seda y cachemir.

Yo e Izuku nos iríamos separados, en
carretas tiradas por caballos, blancos en su caso y negros en el mío. El sería llevado por Lida, Shoto y Uraraka y yo por mi madre, Aizawa y Yamada. Shoto iría con el por que era su hermano y para enseñarle las reglas de la corte, y por eso también estaba Uraraka.

-Peinate bien- me regañaba mi madre

-Apúrense- nos decía Aizawa.

Nos fuimos en los carruajes decorados por telas y espejos brillantes, típico de Aoyama. Al llegar al salón del evento, vimos que los meseros le servían tablas de quesos y carnes curadas para maridar con vino a los invitados. Los centros de mesa eran plumas de aves con más espejos y telas de colores.

-Ponte la máscara- me dijo mi madre llevándome a mi habitación. Una máscara que simulaba un cráneo de dragón, decorada con rubíes me esperaba. La coloque, no era tan pesada, y estaba cubierta con suave cuero en el interior para que no molestara.

A Kirishima y Tetzu Tetzu no le molestaba por que sabía que eran imitaciones de marfil, que emulaba muy bien el color de auténticos huesos.

Me dirigí a la sala, con Kirishima como apoyo. Ya sonaba la música hecha con piano, y tenía una pinta misteriosa. Pasamos por debajo de un túnel hecho de espadas que los guardias vestidos de blanco, verde y naranja habían montado. A lo lejos vi a Izuku, pasando por un túnel similar, con Uraraka como acompañante. También tenía una máscara como la mía, solo que de esmeraldas por sus ojos y los cuernos eran mas pequeños, a diferencia de los mios, que se curvaban hacia atras como los de un macho cabrío. Llevaba un traje de chaleco y pantalón verde y azul, con una capa amarilla.

Nos detuvimos ante el altar, donde mi madre nos daría la bendición, bajo nuestro escudo de armas, un dragón de 3 cabezas con alas moradas, representación de el gran cazador que había iniciado el clan Bakugou. Nos miramos, enmascarados, y le dije mis votos.

-Yo, Bakugou Katsuki, bajo el sello de Baalk draconis, te pido tu mano.

Bajo nuestros antepasados, que domaron dragones, te protegeré de todos,

Hasta que la muerte nos reclame como
suyos, te amare y respetaré como uno mas del clan-

Nos levantamos la máscara, y nos vimos los rostros, ilusionados, mientras la reina aceptaba la unión.

-Yo, la reina Mitzuki Bakugou, acepto a Izuku Kai como uno más de la corte de los dragones, bajo juramento ante Baalk draconis- Firmo el acta de matrimonio con su sello.

La gente aplaudió y Kirishima no pudo evitar alocarse un poco y gritaba. El rey aplaudía y decía que se enorgullece de su heredero.

Nos abrazamos y nos besamos, y tras esto, nos fuimos a festejar. De comida había crema de champiñones, codornices con aceite de rosas y el pastel de postre. Se tornaron fuegos artificiales y festejamos hasta la media noche con bebidas alcohólicas, bailando con la música en vivo, comiendo más de lo que acostumbrábamos y por un día todos nos olvidamos de nuestras penas. Shoto se encontró con Inasa y tras un par de copas ambos estaban riéndose y platicando como si se conocieran de toda la vida, y los encontramos besándose en una esquina del salón, y Shoto dijo, cuando se separaron, que sólo necesitaba el apoyo del alcohol para expresar sus sentimientos, y se siguió riendo. Ambos quedamos de acuerdo que ninguno de ellos bebería más alcohol y dejaron sus vasos, que se llevaron los meseros.

Yo también me bese con Izuku muchas veces, y esperábamos con ilusión los desafíos que tendríamos como esposos.

Yo también me bese con Izuku muchas veces, y esperábamos con ilusión los desafíos que tendríamos como esposos

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La canción es de la película El castillo de Cagliostro, de Studio Ghibli


































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