♡Capítulo No 9♡

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Saint estaba incomodo por el reciente encuentro con Joss, quien había sido su profesor en la universidad. Mientras era besado por Zee que le ocasionaba una explosión de sentimientos, no podía dejar de plantearse todas las posibilidades de ser descubierto, no podía dejar de pensar en las consecuencias.

¿Zee odiaría la mentira? ¿Realmente Joss le diría quien era él? ¿Joss había creído la mentira de que él era un androide?

¿Debería escapar? ¿Debería llamar a Mew y suplicarle que tuviera ese androide listo?

No estaba seguro de nada y como era costumbre, su cuerpo comenzó a reaccionar por sí solo, sintió su corazón latiéndole con más fuerza de la que debería y sintió la lengua contraria hundiéndose en su boca robándole todas sus fuerzas. Comenzaba a sentir el calor de su erección bajo ese traje de baño. Estaba pensando en demasiadas cosas, pero cuando Zee lo besaba de esa forma, todo cambiaba y la verdad no tenía muchas ganas de pensar en las consecuencias en ese instante. Ahora solo quería concentrase en el calor de esa piel adherida a sus manos. Quería dejarse llevar por ese beso que le movía el mundo y quería disfrutar solo por una vez mientras dejaba sus fuerzas de lado.

Mientras todos esos pensamientos giraban por su cabeza, sus manos se perdían entre el cabello de Zee, tocando de vez en cuando la piel suave de su espalda que quemaba a su tacto. Las manos del pelinegro comenzaban a perderse por su espalda, lo acariciaban de forma hábil y eso le estremecía hasta el último rincón de su cuerpo. Separaban sus labios sólo el tiempo suficiente para poder respirar y se volvían a perder en la boca contraria, rozando sus lenguas y mordiéndose un poco los labios hasta enrojecerlos.

Saint veía con más claridad la realidad de todo ese cumulo de sensaciones y sentimientos. ¡Maldita sea! Él se había enamorado, estaba tan perdido en todo lo que sentía que podía imaginar; los labios húmedos y tibios de Zee atrapando los suyos y el tacto suave de su lengua jugueteando sobre ellos mientras soltaba un par de risitas para acompañar su mirada seductora. Su respiración estaba comenzando a distorsionarse y se provocó una ligera fricción entre sus cuerpos.

—Zee...- Saint jadeó cuando el pelinegro comenzó a morder ligeramente su cuello, dejando un par de marcas rojas.

—Amo que esta piel que crearon para ti, me permita ver las marcas que te hago—es tan sexy tener así.

Su lengua subía y bajaba por la piel expuesta, llegando al lóbulo del oído y lamiendo con la punta. Saint sentía escalofríos, su piel erizada bajo el toque de Zee. Y a pesar de tener el cuerpo húmedo por el agua de la piscina, Saint se sentía demasiado caliente.

Todo se sentía condenadamente bien. Saint nunca creyó que hacer algo como eso en un lugar así, provocara tales sensaciones. Su erección se oprimía de forma dolorosa entre sus piernas y una electricidad inexplicable recorría toda su columna cuando el aliento de Zee chocaba contra alguna porción de su piel.

Por su parte, Zee tocaba todo lo que tenía a su alcance. La espalda de Saint le parecía lo mejor a lo que podía tener acceso. La recorría de arriba hasta abajo, subía por sus pectorales hasta sus hombros y bajaba un poco más, perdiéndose en el camino que llevaba hasta su pene duro y palpitante.

Había esperado mucho tiempo para que algo así se diera entre ellos. Tenerlo casi desnudo estremeciéndose ante sus caricias y reaccionando ante su cercanía, tenerlo a su merced en un lugar donde él podía tener el control. Al diablo todo. Necesitaba de Saint, necesitaba de él más que nunca. Se sentía como un adicto a él; a sus besos, a su cuerpo y sobre todo adicto a su compañía.

Un poco desesperado por obtener más que simples besos, lamió desde el cuello hasta su vientre, llegó a esa parte donde un notable bulto saltaba a la vista y arrancó la prenda que frenaba su camino.

ENAMORADO DE UN ROBOT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora