Durante los siguientes días todos en el pueblo se empezaron a acostumbrar a la presencia de una enorme mujer réptil y antropomórfica paseando por las calles. No obstante, Thalía había esperado pasar estos días al lado de Caleb. A pesar de que disfrutaba mucho la compañía constante del pequeño entusiasta Steven, la gran Réptel estaba angustiada por el estado de su amigo.
Para mantenerse ocupada, Thalía se pasaba todas las tardes en el bosque recogiendo semillas y hojas para la poción que le había prometido a la gente de Humanity; siempre acompañada por Steven, el muchacho del que estaba enamorada a pesar de la edad que los separaba. A pesar de que eso a la larga no representaba una verdadera ayuda para ella, bien podría hacerlo ella gracias a su tamaño y su fuerza, le conmovía la manera tan dedicada en la que el humano la apoyaba llevando una pequeña canasta para llevar los ingredientes.
Al mediodía, aprovechaban para descansar. Hoy no fue la excepción. Thalía se encontraba recostada bocarriba sobre la hierba fresca, con Steven apoyando la cabeza sobre su vientre. Se veía tan lindo allí, recostado y confiando en que ella no le haría daño y que lo protegería de depredadores que osaran lastimarlo. Thalía suspiró y acarició la cabellera del niño mientras pensaba en todo lo que haría cuando despertarse. En ese momento, su respiración se agitó y luchó contras las ansias de agarrarlo con ambas manos y cubrirlo de sus besos. No deseaba perturbar el sueño del pequeño.
—Mi hermoso y pequeño humano —dijo la Réptel, a pesar de que él todavía no podía entenderla y que solo llegara a sus oídos unos gruñidos—. Es hora de levantarse e ir a casa.
Sin embargo, Steven pareció entenderla. Abrió los ojos y Thalía fue invadida por un sentimiento materno. Lentamente, tomó al pequeño en sus brazos y lo subió a su hombro. Ambos se miraron y sonrieron, a Esteban no le asustaba que ella le mostrase sus largos dientes afilados y Thalía agradecía el gesto. Luego, manteniendo un aire de superioridad como esos caballeros de antaño que regresaban en de las cruzadas en la Tierra, se dirigieron de vuelta a Humanity.
Mientras caminaba, Thalía comenzó a pensar en su pueblo. La imagen de su padre en su taller, con el semblante cabizbajo y diciendo su nombre le venía a la mente. Empezó a tener ganas de volver. Sabía que podía irse cuando quisiera. No había nada en el pueblo que la obligara a quedarse. Además, los humanos de Humanity no eran rivales para su fuerza y tamaño. Hasta sus armas de fuego eran inservibles contra ella. Recordó con humor una vez que uno de los pobladores le disparó con su arma, la bala rebotó en la piel de una de sus tetas y apenas sintió un cosquilleo.
Finalmente llegó a Humanity, bajó a Steven de su hombro y permitió que la siguiera hasta el taller que el Gobernador le había entregado para trabajar en la poción. Allí, colocó los ingredientes que había recolectado en la bolsa y empezó a ordenarlos por tamaño y color. Steven se subió a la mesa con dificultad y observó a la Réptel apoyando la cabeza en sus manos, como esperando a que le contara una historia. Thalía se rió.
Llegó al taller y se colocó el mandil blanco que las mujeres del pueblo habían hecho para ella; simplemente le encantó que se preocuparan de que su estadía allí sea lo más agradable posible. Al cabo de un segundo, el Gobernador cruzó la gigantesca puerta del taller.
—¿Cómo van aquí? —preguntó mostrando la autoridad de un líder, pero manteniéndose amable.
Thalía alzó el pulgar mostrando una entusiasmada sonrisa que hizo que el Gobernador diera un paso atrás del susto, pero también sonreía de lo dulce que se veía la gigantesca criatura.
Desde que llegó, Steven se había ocupado de enseñarle señas para poder comunicarse o para que al menos dijera "sí" o "no". Había sido difícil, pero logró aprender lo básico. Además, eso le había permitido no depender de Caleb. El pobre muchacho seguía deprimido y no sabía por qué. Quería preguntárselo, pero no quería aturdirlo.
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LA TIERRA DE LOS RÉPTELS
Science FictionEn busca de su padre, Caleb llega a un mundo liderado por seres réptiles antropomórficos de tres metros, en guerra contra unos centauros arácnidos. Primera Novela que habla de la Mitología Derrakovniana, pero no la primera en orden cronológico. Es...