El mundo de Réptel tenía muchos peligros, no solo estaba repleto de centauros arácnidos, sino también de horrores indescriptibles que haría al más valiente mojas sus pantalones. Por suerte, cerca de los terrenos de Camaria no moraban dichos horrores. Sin embargo, a varias millas de distancia yacía su guarida.
Una fuerte sacudida la despertó. Era Luis que yacía sobre ella con una expresión bastante angustiada.
—¡Pamela!
Ella levantó su torso entre quejidos y vio directamente a los ojos.
—¿Qué nos pasó?
—Después de la ola, no tengo la menor idea —comentó Luis bastante preocupado.
Pamela gimió.
—¿Dónde están los otros? ¿Dónde está Caleb? —exclamó.
—No lo sé —habló el chico y miró por encima de su hombro—. Pero es mejor que salgamos de aquí. En antes presentí que algo me estaba siguiendo.
Y Pamela dirigió la mirada hacia donde su compañero lo hacía. El lugar era un claro cubierto de restos de embarcaciones de todas las épocas y aviones casi desechos. La chica se levantó, ayudada por Luis, y notaron el incómodo silencio que yacía sobre el lugar. No se escuchaba ni el sonido de las aves o siquiera el sonido del viento. Esto no hacía nada más que acrecentar el miedo que sentían los dos personajes.
—¿A dónde vamos? —preguntó Pamela.
Luis expresó un suspiro y dirigió su mirada hacia el bosque detrás de él.
—Lo mejor es ir por allí.
Pamela también miró.
—¿De verdad? —saltó algo nerviosa—. Luis, no creo que sea lo mejor. Es un bosque oscuro y, según lo que nos ha enseñado las películas de terror, el bosque no es la mejor opción en estos casos.
—No nos queda de otra —respondió Luis—. Aparte aquí somos un blanco fácil. Allí en el bosque podemos escondernos y preparar alguna que otra trampa.
Pamela suspiró y asintió, aunque su mirada se dirigió hacia la llanura de ruinas metálica por última vez. Luego se volvió hacia el bosque y se adentró junto con su amigo.
Llevaban varios minutos caminando, siempre con la mirada atenta en las esquinas de los árboles. Pamela ya se estaba sintiendo cansada y tropezó.
—¿Todo bien?
—Sí —jadeó la chica—. Esperemos encontrar algún refugio pronto.
—Yo también.
De pronto se escuchó un golpe seco que atrajo la atención de Luis hacia un lado. Se quedó observando la tupida columna de árboles.
La respiración de Pamela se agitaba y dio un salto hacia adelante sin despegar la vista de Luis. Entonces vio el punto rojo de un láser en su espada dejándola bastante confundida y replanteándose seriamente de dónde estaban. Su mirada fue hacia Luis, quien la observó de forma preocupante, como si hubiera sentido el láser de su espalda. Se giró lentamente y, al mismo tiempo que Pamela, observó dos siluetas entre la maleza.
Son Andrés y Gian, que les apuntan con el láser. Pamela esbozó una leve sonrisa, le agradaba encontrar a los viejos compañeros con los que vino, y su esperanza de encontrar a Caleb se acrecentó. Sin embargo, la manera en la que les apuntaban le hacía creer que estaba con Héctor, aquel que les intentó matar en el barco antes de la ola.
No obstante, las miradas de Andrés y Gian no correspondían a ser unos asesinos o traidores; pero las apariencias a veces en engañan. Pamela miró a Luis y este le devolvió la mirada, ambos parecían pensar en una idea bastante lógica. Los cuatro podrían ser los únicos humanos en esta selva y no era el momento de centrarse en conflictos pasados; había que trabajar juntos.
![](https://img.wattpad.com/cover/192668562-288-k892151.jpg)
ESTÁS LEYENDO
LA TIERRA DE LOS RÉPTELS
Science FictionEn busca de su padre, Caleb llega a un mundo liderado por seres réptiles antropomórficos de tres metros, en guerra contra unos centauros arácnidos. Primera Novela que habla de la Mitología Derrakovniana, pero no la primera en orden cronológico. Es...