Capítulo 4: ¿Por qué demonios estás aquí?
Hay un refrán que dice: "La suerte representa el 70%, el esfuerzo el 30%".
La interpretación podía variar, pero Ascal no estaba en absoluto de acuerdo con este sentimiento.
Simplemente porque, para él, todo era cuestión de suerte, al 100%.
"Mira, el director Ascal está pasando".
"Escuché que fue seleccionado como el 'Gerente del Año' por el departamento de evaluación."
"Ya sabes, sólo su caminar tiene esta cierta aura ..."
"Dang. Quiero ser su amigo".
Sus oídos hormigueaban por todos los susurros.
Haciendo lo posible por evitar la multitud, Ascal entró en su despacho.
Se había añadido un nuevo cuadro enmarcado. El retrato, aparentemente pintado por un artista experto, excesivamente glamuroso y de frente, mostraba a Ascal. Debajo se leía:
<Ascal Debrue - Gerente del Año>
Había esperado que la fuente termal descubierta en el páramo fuera sólo un fenómeno temporal, pero no hubo tal milagro.
Se rumoreaba incluso que las fuentes contenían trazas de magia, que mejoraban la salud con un solo baño. Como resultado, se convirtió en una enorme atracción turística.
Gracias a esto, la estatura del departamento de evaluación se disparó, y en su centro estaba Ascal, disfrutando de una popularidad sin precedentes que nunca antes había experimentado.
<Hola Llevo un tiempo observándote. Últimamente, cada vez que te veo, se me acelera el corazón y no puedo evitarlo. Hoy, después del trabajo a las 6...>
Incluso recibía cartas de amor. Bastantes, de hecho.
Por supuesto, Ascal era muy consciente de que no eran cartas de pura emoción, sino de gente que buscaba una oportunidad de oro para ascender en la escala social.
Las cartas, aparentemente de buena calidad, ardían suavemente cuando se arrojaban al calentador, convirtiéndose en una buena leña.
"Ah, Director Ascal. Está usted aquí".
"Es mi despacho. ¿No es natural que esté aquí?"
"Jaja. Pensé que estarías fuera por negocios, dado lo ocupado que siempre estás".
A pesar del comentario sarcástico, Kane se rió con ganas.
Últimamente, Kane, el jefe del departamento 1, frecuentaba el despacho de Ascal. Parecía que Ascal se había ganado realmente el favor de Kane.
Si hubiera sido cualquier otro jefe de departamento, se habría arrimado con entusiasmo a Kane, el verdadero jugador de poder, pero Ascal quería cortar esos lazos con un puñal.
"¿Qué te trae por aquí?"
"¿No te has enterado? Hay una cena esta noche".
Una cena.
Al oír esa palabra, los recuerdos de una vida pasada surgieron en la cabeza de Ascal.
Esa horrible cultura en la que, después de verter alcohol en el vientre de uno hasta la embriaguez, juraban lealtad eterna, sólo para regurgitarlo todo bajo una farola unas horas más tarde.
Este mundo no era muy diferente.
"¿De verdad tengo que asistir?"
"Por supuesto. ¿No eres el hombre del momento?"
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La Emperatriz Tirana Está Obsesionada Conmigo
FantasyLa Emperatriz no me concede la dimisión.