VIII. Las pistas, parte 2

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Ser un polizón no era algo que realmente le agradara

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Ser un polizón no era algo que realmente le agradara. Aquel cuerpo joven había sido consumido totalmente por su propia corrosión, una pena ya que realmente le agradaba su complexión. Ahora ya hacía en su control el obeso cuerpo de un hombre que rebasaba los cincuenta años. Al menos permanecer en la bodega de alimentos de aquel barco le permitía consumir grandes cantidades de alcohol.

Permanecía en un rincón oscuro del gran lugar oculto entre varias cajas de madera, tambaleandose aún estando sentado tal vez por la agitación o tal vez por la sensación de embriaguez en su cuerpo.Para escabullirse en aquel barco que zarpaba rumbo a Francia solo tuvo que asesinar a un par de guardias quemandolos para después lanzarlos en lo profundo del mar.

Su primera parada era Normandía, una bella región que no ha visitado en un largo tiempo. Después de ocho largas horas - Si su percepción del tiempo no le fallaba - finalmente el barco arribó en la costa del lugar. Se escabulló entre la pesada mercancía y los viajeros que desembarcaban en el muelle, repudiado de estar ocultandose se apartó de la multitud y tan solo alzar la vista los edificios de la ciudad le recibieron. Los tiempos han cambiado, se siente fuera de lugar, sabía que si algún curioso veía que era una máscara le sería un inconveniente al ya no ser común la forma de ésta misma. Molesto se apartó lentamente por la arena de la playa hasta solo poder divisar los edificios como pequeñas piezas en la zona. Empezó ha subir las colinas de la bella playa en el mediodía. Ni siquiera se estaba adentrando, solo rodeaba la superficie empezando a cubrirse de pasto, las horas pasaron y finalmente llegó el atardecer cuando frenó su paso en los acantilados en los que se transformaron las colinas.

La cálida luz del sol siendo consumido poco a poco por el mar le hacía recordar tantas cosas nostalgicas mayormente, tal como su hermosa Alaggada o su amado médico. Los recuerdos eran el brote de su laguna de dolores tempestuosa. Permaneció un momento admirando aquel atardecer hasta que finalmente se disipó dándole paso a la noche. Aburrido empezó a adentrarse en la zona, llegó hasta una carretera donde en una orilla había una camioneta azul algo vieja y oxidada, cerca de ella habían tres jóvenes adultos tomando alcohol despreocupadamente. Malicioso se acercó sigilosamente a ellos aprovechando la oscuridad por las nubes que cubrían el cielo junto a la luna.

Je vous libèreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora