III. En la pequeña ciudad de Woodford

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Fresco, así se podría describir el ambiente en el que Junior estaba recostado

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Fresco, así se podría describir el ambiente en el que Junior estaba recostado. El aire que inhalaba era liberador como nunca antes, y el suave pasto le daba la bienvenida cálidamente. Veía con una sonrisa las pequeñas hojas verdes que descendían desde lo más alto de los árboles, pequeños rayos de sol tocaban su rostro, cerro sus ojos mientras disfrutaba el susurro del viento y de la corriente de agua.

Nuevamente abrió sus ojos, vió sus pálidas manos sin los guantes, sonrió para sí mismo y emocionado se levantó para desprender cada una de sus prendas. Primero sumergió un pie, luego los dos, descendió más hasta que el agua llegaba hasta su torso. Salpicaba pequeñas gotas y veía su reflejo genuinamente feliz.

— Junior sal de ahí, necesitas cambiarte de ropa, tendremos un largo viaje — Su padre le ordenó desde la orilla.

Aquel hombre se encontraba mejor que hace unas horas; había curado las heridas de su rostro y asimismo, portaba una camisa de vestir algo antigua color blanco, un chaleco entallado negro junto a unos pantalones de vestir del mismo color.

— ¡Vamos padre! Diviértete un poco, el agua está súper — Le tendió a su mano al mayor queriendo guiarlo hasta el.

— Junior, yo ya no estoy para jue... — Sin darse cuenta, el chico lo tomó de un pie y lo arrastró hasta el gran río.

Grandes carcajadas escaparon del menor hasta que el recién mojado de pies a cabeza cuando el se encontraba distraído, aprovechó y lo sumergió en el agua, cubriendo todo su rostro aún seco por el líquido.

— ¡Padre! ¡Eso no es gracioso! — Realizó un puchero.

— ¿Acaso no te encantaba el agua, Junior? — Con burla le preguntó — Vamos, ahora ambos nos debemos de cambiar.

Caminaron y caminaron por el gran bosque, alejándose de ese cristalino y hermoso río. Ambos guardaban silencio, acogedor realmente, pero mil dudas revoloteaban en la cabeza del más pequeño, las cuales todas se podrían resumir en una sola que por fin se animó a preguntar.

— ¿Qué... Qué clase de relación tienes con el SCP 035? — Le miró con miedo a la posible respuesta.

Ni una palabra. Ni una palabra recibió como respuesta, dudaba del comportamiento de su padre y solo esperaba que su... estraña relación no fuera algo realmente sentimental, aunque de igual manera le seguía dando asco la escena que apenas y pudo frenar entre los dos individuos.

Je vous libèreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora