Capitulo 3

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Ron se elevó por el aire en su escoba volando tan rápido como pudo. Se preparó y entrecerró los ojos, no sólo por el viento, sino por pura determinación. Se arriesgó a mirar detrás de él por un breve segundo para asegurarse de que tenía una buena ventaja sobre la persona que lo perseguía. Gruñó de frustración cuando vio que estaban justo detrás de él. Se inclinó aún más sobre su escoba, su barbilla casi tocaba el mango.

-Vamos, maldita escoba. Sólo un poco más...-murmuró Ron a su patético y viejo Limpiador.

Juro por Merlín que en la primera oportunidad que tenga me compraré una escoba nueva, pensó Ron para sí mismo, y usando éste para encender.

El techo más alto de la Madriguera se acercó a él y corrió hacia él con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir. Si pudiera llegar allí antes que ellos...

Sabía que se estaba acercando cuando escuchó los gemidos y ruidos metálicos del demonio del ático hacerse más fuertes.

Miró por encima del hombro izquierdo y no encontró a nadie detrás de él. Confundido, giró la cabeza hacia la derecha justo a tiempo para que su rostro se llenara de largo cabello rojo.

-¡Qué carajo!-gritó, sacándose mechones de la boca.

-Mierda.-Se dijo a sí mismo mientras la persona a la que intentaba vencer tan desesperadamente pasó corriendo a su lado y aterrizó con gracia en el techo frente a él. Patinó hasta detenerse sobre las andrajosas tejas y sus pies atravesaron fragmentos de madera. Tenía la cara roja, manchada y empapada de sudor. Saltó de su escoba y se volvió hacia Ginny.

-¡Oye, tramposo!

Ginny simplemente le sonrió y sostuvo su escoba en una mano, haciendo girar un mechón de su largo cabello rojo con la otra. Ron miró fijamente su cabello recordando que lo había golpeado en la cara hace unos momentos. Sintió una imperiosa necesidad de usar un hechizo cortante en esos feroces mechones.

Le dedicó a Ron una sonrisa con dientes y dijo: -¿Qué te pasa, Ron? ¿Estás enojado por haber perdido contra una chica?- Ella dijo "niña" con esa voz cantarina que ella sabía que él odiaba.

-No, por supuesto que no.-dijo, poniendo los ojos en blanco. Después de años de vivir con la chica que conoció cuando Ginny intentaba incitarlo a pelear. Sus burlas solían provocar su temperamento, pero ahora solo sentía una pizca de orgullo hacia su hermana pequeña. Compartían personalidades similares y él empezaba a apreciarlo cada vez más.

-Usaste tu cabello como arma, Ginny. Eso no formaba parte de las reglas, ¿sabe?-Dijo con una sonrisa.

-Honestamente, no recuerdo que hubiera reglasLo único que recuerdo es que dijiste, y cito- ella puso una sonrisa arrogante para imitar a Ron.-"No importa qué escoba uses". Todo es cuestión del poder del volador".

Adoptó una pose machista absurda y se golpeó el pecho. Ella se echó a reír. A Ron no le hizo tanta gracia.

-Yo NO hablo así.-dijo tratando de no reírse.

-Oh, cálmate, Ron, solo estaba tomando el pelo.-dijo dejándose caer en el techo inclinado.

-Jaja, Ginny.-dijo sentándose a su lado.

Ambos contemplaron la vista del frente de la Madriguera. Enfrente había una granja lechera, tan pequeña que parecía más bien una mota, con campos abiertos a su alrededor. Desde donde estaba sentado en el tejado inclinado, apenas podía distinguir el granero rojo y el silo. Por costumbre, extendió el pulgar y el índice y aplastó el pequeño granero. Ginny entrecerró los ojos y copió el movimiento de Ron, juntando los dedos y haciendo un crujido. Ambos se rieron de su viejo juego.

Ansiedad (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora