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—¿Alguna idea? —preguntó Aya a Yumeno

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—¿Alguna idea? —preguntó Aya a Yumeno.

—Ni una, mi neurona dejo de funcionar desde hace media hora.

—Pero sí o si debemos ir, ¡Esas creppas están solo por hoy!

Yumeno asintió y apoyó su cabeza sobre la palma de su mano tratando de idear algo.

Después de la reunión Chuuya y Akutagawa tuvieron que irse por otros asuntos que tenían. Ya había pasado más de una hora de eso y todos en la Agencia estaban muy atareados. Poe también se encontraba en la Agencia al lado de Rampo, había  llegado para platicarle sobre su nuevo libro que había escrito solo para él y Rampo lo escuchaba atentamente mientras comía sus dulces.

En la revista que anteriormente estaban leyendo, habían visto una promoción de unas crepas de sabor único que eran limitadas para ese día. Tanto Yumeno y Aya querían probarlas pero había un único problema:

No había ningún adulto que los acompañe.

Aya le había pedido a Dazai que los acompañara, pero este se hizo el loco y metió como excusa el trabajo (que no hace)

—Vamos solo nosotros, todos están ocupados.

—Mi mamá se ha vuelto muy sobreprotector en estas últimas semanas. Dudo que me deje ir solo.

—Es cierto, papá tampoco creo que me deje ir sola —suspiró— sabes, se siente raro que alguien se preocupe por ti y te prohíba cosas que tú hacías antes ahora solo para protegerte. Cuando has estado solo la mayoría del tiempo...

—Creo que si.

—¿Y si logras convencerlo?

—¿A mamá? Él está muy ocupado ahorita. Mira —señaló con su dedo índice a Atsushi quien sostenía su teléfono con el hombro mientras anotaba algo en una libreta.

—Pero él nunca te ha negado nada, por lo que he visto. El señor emo tampoco te ha negado nada.

—Oye no le digas así a mi papá —dijo viéndola con el ceño fruncido.

—Ya, ya perdón —dijo Aya —pero no creo que pierdas nada intentándolo, ¿O sí?

—No creo.

—¡Entonces vamos! —dijo con una sonrisa colocándose de pie rápidamente con la revista en mano. Yumeno solo suspiró y también se levantó del suelo.

Se sacudió un poco su ropa y caminó hacia el escritorio de Atsushi y tocó su brazo para llamar su atención.

—Mamá —llamó, Atsushi se volteó para verlo.

Karera wa doko ni iru? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora