Hoy decidí levantarme un poco más temprano que de costumbre, hoy sería el día que comenzaría a trabajar junto a el malas ligas mejor conocido como Christopher Lefevre. No he querido en absoluto tomar mi teléfono ni abrir la aplicación del mal. No quiero envenenar mi mente tan temprano por la mañana.
Anoche estuve jugando con fuego y hoy voy a estar tan cerca del fuego que me causa pavor.
Comienzo a envolver mi cabello en la malla que me permite ocultarlo para poder colocar mi peluca de cabello corto. Mi cerro prendido queda totalmente oculto. Término de organizar todas mis cosas del trabajo y luego me dispongo a ir a la cocina por un vaso de jugo de naranja, necesito prepararme psicológicamente para el día de hoy.
Becca y Samantha ya se han ido cada una a sus respectivos oficios así que no me las encuentro afuera.
Lo menos que quiero es que terminen de ponerme más nerviosa de lo que ya me encuentro.
Decido que hoy mi teléfono lo mantendré en silencio para que la aplicación del mal no me exponga de la manera que lo hizo ayer. Mi cuerpo no sería capaz de soportar tanta vergüenza.
Me voy de inmediato a la oficina y llegó temprano, me quedo en el pequeño lobby de descanso esperando a que el malas ligas haga acto de presencia. La sala está completamente sola, llegué antes que los demás hoy y es algo que agradezco. Cómo dicen:
"Al que madruga Dios lo ayuda"
Y espero enormemente que me ayude no me quiero quemar en la quinta paila del infierno.
El sonido del ascensor me saca de mis pensamientos, levantó la vista acomodando mis lentes vintage que solo cumplen la tarea de proteger mis ojos verdes de la luz del sol, solo para que mi ser entero sintiera el desagrado matutino en toda la expresión de la palabra. La indeseable de Susan había llegado ya.
— Hoy madrugaste. Disfruta mientras puedas, ese puesto será mío muy pronto.
— Hoy descubriste una palabra nueva y te recuerdo que las cosas se ganan con esfuerzo e inteligencia. Por tener un culo grande y tetas firmes no vas a lograr nada en la vida, eso en algún momento se te caerá.
Dije riendo sarcásticamente un poco.
— ¿Te crees lo mejor no es así Betty? No eres más que una fea con complejos de seguridad. No te esfuerces tanto.
— Mi nombre es Aleah, Susan. A diferencia de ti, no me creo lo mejor, yo soy lo mejor. Si no puedes vivir con eso es muy tu problema, no es asunto mío que seas y te creas inferior a mí. Insuficiente al fin, la cabeza te la dieron nada más para que te creciera pelo porque el cerebro te lo están debiendo todavia.— le dije moviendo mi mano como si no me importará en absoluto su sola presencia.
Las enormes garras de la insuficiente se engancharon en mi peluca y jalaron de esta con fuerzas, aunque no pude evitar la satisfacción de ver a la desgraciada de Susan en el piso cuando está se fue de bruces, sentí terror cuando me percate que alguien venía subiendo en el ascensor y mi verdadera identidad estaba expuesta.
Me incorporé de inmediato alisando mi traje de hoy y con mi dedo acusador señalé a la desdichada en el piso.
>> Que sea la última vez que osas a meterte conmigo de cualquier forma, yo no soy la boba a la que te vas a sentir con derecho a humillar cada puta vez que quieras. Sé defenderme.
— Tú… tú, tu cabello. — su mirada estaba sorprendida y pegada en mi cabeza.
— Mi cabello es lo de menos Susan, creeme si le dices a alguien lo que pasó aquí te arrepentirás.
No sé de dónde tuve las agallas o los ovarios para amenazar a la Barbie diabólica de Susan, pero lo hice. Arranque mi cabello sintético de apariencia natural de sus manos y me fui casi que corriendo al baño, al ingresar a este las puertas del ascensor se abrieron. Si, gracias a Dios por darme el tiempo suficiente para poder huir.
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Todo Por Un Match
Roman d'amourGracias a una noche de borrachera Aleah termina creando un perfil en YourDate, una aplicación de citas en la que misteriosos hombres de la élite neoyorquina buscan hacer Match con las chicas de la ciudad. Christopher quién es amigo del creador de la...