— Saliste corriendo como una completa cobarde bombón, ciertamente ya es muy tarde para que te arrepientas. Yo te lo dije. Es demasiado arriesgado y no me hiciste caso.
Becca sostenía sus sienes mientras negaba suspirando. Yo en cambio sentía unas nauseabundas ganas de llorar, ella tenía razón. ¿Qué coño estaba haciendo?
— No sé qué hacer Becca, cuando lo aparte de mí se veía confundido y no quiero imaginar cómo quedó después que hui. Me tuve que quedar en la cafetería de enfrente, hasta que no cerrarán el salón no me atreví a moverme de ahí, no fuese a ser mi mala suerte de tener que encararlo en un lugar a solas.
La mano de Becca se fue a mi cabello y lo sobaba, intentando darme el alivio que no conseguía ni con cuatro tazas de té de manzanilla y una de leche caliente.
— Debes hablarle, decirle algo. Por suerte aún tienes el perfil en Yourdate, háblale y dile que sentiste miedo por eso te fuiste.
Sam, quien estaba atenta y atónita a todos los acontecimientos de esta noche, al fin logró decir algo que me llenó de esperanzas.
Pero ciertamente no tengo ganas ahorita, el silencio mata el alma y la envenena pero no puedo hablarle ya. No puedo.
— Tienes razón, ya hablaré con él.
La tres nos acurrucamos en el intento de pijamada que armamos en la sala y nos entregamos a Morfeo a un nuevo viaje al valle de los sueños.
Mi camino a la oficina es pesado, es como si mis tacones estuviesen hechos de osmio, el metal más pesado. Lo que verdaderamente me pesan son mis pésimas acciones. Solo tener que ver su cara ya me llena de un miedo tremendo.
Cómo diría mi madre: "matas el tigre y le tienes miedo al cuero."
Pero es que de entre todos los hombres del mundo tenía que ser él. ¿Por qué él?
Las enormes puertas que dan entrada al edificio de Lefevre's Group, nunca se me habían antojado tan fastidiosas. Suspiré un poco y me adentre a mi tormento. Lo que es cierto es que debería de estar feliz, es lunes. No es que los lunes sean felices es que hoy llegó como ejecutiva de marketing al fin, estando en casa recibí la llamada de que definitivamente el puesto ya era mío.
Eso me alegro mucho, claro que sí.
Solamente que yo esperaba que cuando llegara al tan anhelado puesto, ya habría podido dejar las mentiras de lado. Ahora resulta que estoy metida en unas peores. Por un lado todo es súper mágico e increíble y por el otro el bochorno es tan inmenso que no puedo ni mirarme a un espejo porque siento que no voy a poder mirar a la persona frente a este.
Suspiro fuertemente y trato de arreglar algunos mechones de mi cabello voluminoso bajo la peluca.
Hace tanto que fantasee con este día, me imaginé llegando a la oficina con mi cabello rizado y altamente rojo inflamable al aire libre, con un atuendo bien impecable de mujer poderosa. Gracias a las mentiras me toca seguir siendo Betty la menos agraciada.
Cómo si fuesen cosas del mismísimo diablo, la indeseable de Susan se pasea contoneando las caderas, no sin antes empujarme haciendo que mi portafolio se vaya al piso con todo y ese montón de papeles que van dentro.
— Bueno discúlpate al menos.
Ella me mira de reojo colocando la más falsa cara de arrepentimiento.
— Ay querida, lo siento tanto.
Un poco alto para que las personas alrededor escuchen.
Me resulta inevitable lanzarle una mirada de el más puro y sincero odio, por lo que ella no tarda nada en soltar una sonrisa victoriosa que se me antoja maquiavélica.
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Todo Por Un Match
RomanceGracias a una noche de borrachera Aleah termina creando un perfil en YourDate, una aplicación de citas en la que misteriosos hombres de la élite neoyorquina buscan hacer Match con las chicas de la ciudad. Christopher quién es amigo del creador de la...