C A P Ì T U L O XIII: "La Cita"

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—¿Me estás diciendo que el espárrago Spagna se te apareció como por arte de magia? — Becca no podía cerrar la boca aún por el asombro.

— Obvio bobis, es lo que llevo más de media hora diciéndote. 

— Osea que ya el bombón aquí presente, está metido en todo un triángulo amoroso, deberías de hacer story time. Resultas besándote con el primo de tu ex, este vuelve de sorpresa y tú fingiendo ser otra persona. Todo un guión de película. 

Los sarcasmos de Samantha eran crudos y certeros pero llenos de razón. Que horrible suena todo visto desde otra perspectiva. 

Su voz extrañamente suena apagada por lo que me veo en la obligación de dejar de hablar de mi para centrarme en mi pequeña hermana. Samantha ha pasado por tanto a lo largo de los años, que desde que estamos juntas me he esforzado en hacer de su vida algo diferente, intentar marcar la diferencia, creando recuerdos y ambientes que se sobre pongan a todo ese horror que le tocó vivir. Solo que me ha quedado tan grande la tarea, ya ella es una mujer adulta, con sus traumas. No la pude cuidar de adquirirlos, pero, ahora juro que me estoy esforzando en que aprenda correctamente a sobrellevarlos.

Mamá siempre ha dicho que resulta tan extremadamente difícil ayudar a alguien que a veces no quiere recibir la ayuda, que a veces intentar eso suele destruirnos a nosotros, destruir lo que somos y lo que queremos llegar a ser, es un sentimiento capaz de hacerte sentir insuficiente. Supongo que habla desde la experiencia, Mateo alguna vez me contó que mi madre se puso muy mal, entró en una terrible depresión cuando mi padre fue a dejarme abandonada en su casa. Ella le suplicó que se dejará ayudar, que ella estaba ahí para él, pero le fue más fácil rendirse.

Aunque eso no significa que debo desistir de seguir luchando para que al fin se enamore de la idea y al menos me deje entrar en su corazón de piedra. 

Sam  llegó a casa cuando tan solo tenía quince años y sufrió de muchas cosas inimaginables para mí, los primeros meses fueron difíciles para ambas. Yo no dejaba de sentirme culpable porque tuve una niñez tranquila y sana mientras ella sufría abusos espantosos. Sexualización a temprana edad, la muerte del primer chico que creyó amar y todo frente a ella, la ausencia de alguien que verdaderamente la amara.

A veces creo ser tan estúpida cuando siento que mi mundo se cae por cosas tan pequeñas cuando verdaderamente, ella ha sufrido mucho más. 

Aunque ya ha logrado muchas cosas, se graduó de enfermera, fue a terapias, tiene amistades y una vida aparentemente tranquila. La realidad es otra, a pesar de todas esas cosas, no ha podido entablar relaciones sanas con nadie, solo sexo y alcohol. En parte se que es algo que la destruye tanto. 

— ¿Estás bien Sam?— Pregunté preocupada. 

— No es nada. — respondió a secas. 

— Oh sí que es algo bellota, a mí no me estés ocultando nada.— le dijo Becca notablemente preocupada también. 

Ella finalmente se sentó, tomó su cabeza entre sus manos, sus rizos rojos al igual que los míos se esparcieron por sus brazos. 

— Hay un chico. 

Becca y yo nos miramos, sabemos lo que eso significa. 

— Puedes confiar en nosotras, ¿Sabes verdad? 

— Yo sé que piensan que cada mes es lo mismo, la inestable Samantha. Está vez es más difícil, es tan complicado. Es una buena persona, no es como los demás. Es realmente bueno y temo que sea demasiado bueno para mí. 

Definitivamente esto es nuevo. 

— Sam nunca nadie será demasiado bueno para tí, eres increíble, has pasado por tanto y por mucho. No eres una mala persona, tienes metas como todo el mundo, tienes anhelos, sientes, vives cada día. Definitivamente nadie es más que tú, todos independientemente de los objetivos, somos iguales. Personas viviendo, sintiendo, teniendo metas y todo lo demás.

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