— ¿Vamos por ese café?
Su mirada intensa y despreocupada se clavó en mí cómo si yo fuese no sé, la uña y él, la mugre, estoy tan avergonzada que no soy capaz de sostenerla mucho tiempo. Mi cabeza aún se encuentra revuelta por lo que acaba de suceder.
— Mañana debo levantarme temprano para trabajar y no puedo quedarme a tomar café. Sería muy difícil conciliar el sueño luego.
Suspiro aparentemente derrotado.
— Entonces déjame llevarte a casa.
Coloque mi gabardina con cuidado, tengo tanta vergüenza que no soy capaz de mirarlo a los ojos tanto tiempo. El auto hace unos minutos se detuvo justamente frente a la cafetería, que mágicamente ahora sí está abierta, mire la hora en mi reloj y pasó exactamente media hora desde que la calentura me llevó a dimensiones inimaginables aún, para mí.
No sé cómo rechazarlo sin ser tan dura.
Dios mío. ¿Por qué tiene que ser tan difícil?
Su mirada angelical es lo que hace que resulte aún más difícil.
>> Ally, se que no quieres que sepa tanto de ti. Sé que es muy rápido y que quizás te estoy atosigando, que estoy alejándote. Pero solo quiero, que no me eches de tu vida, que no me apartes.
Su hablar pausado, sereno, solo logra hacerme sentir más culpable.
— Debemos dar un paso a la vez, no me atosigas Christopher. Solamente que… es complicado. Me enloqueces eso es seguro pero, aún debemos conocer cosas del otro.
Asintió y se quedó por un largo momento, aparentemente pensando que decir o hacer. Sin duda le estoy sacando todas las canas habidas y por haber.
Debo ser todo un dolor de bolas. Sinceramente cualquier mujer con mucha facilidad cae en él, en sus redes.
Ojalá yo no esté cayendo.
Si fuesen otras las circunstancias, o simplemente fueses otro hombre común y corriente. Estaría sin duda babeando por ti y con facilidad también me dejaría caer, el malas ligas tiene su encanto. No creí que el magnate de los negocios Christopher Lefevre fuese tan manejable y abierto a la hora de hablar de lo que siente.
Pensé que hombres así existían en las películas o libros escritos por mujeres, como dije, mantengo y sostengo un hombre idealizable.
Cliché y todo, pero, para mí el hombre perfecto.
Pero claro, eres mi jefe y primo de mi ex. Para ser alguien que no tenía vida social, me he convertido en un completo circo.
La payasa principal del show que yo misma arme.
Logró sacarme de mis ahora cuerdos y estables pensamientos, tomando mi mano llevándose el dorso a sus labios, solamente para depositar un beso.
¿Entienden a lo que me refiero?
Hombre perfecto. Se me hace tan difícil romperle el corazón así.
— Esperaré por ti— su mirada voraz se postró fijamente en mis ojos y pude notar cierto cansancio en él. No deje de preguntarme si era todo eso mi culpa—, ¿Vas a quedarte aquí? .
— Sí, mi casa está cerca. No te preocupes. Apenas llegué a ella te hablaré.
— ¿Me darás tu número o lo harás por la aplicación? Sin adelantarme a los hechos, quisiera tener donde encontrarte.
Pude haberme horrorizado con esta petición pero, me adelante a los hechos, compré una nueva SIM card el día de ayer y repetí el número como si fuese una canción rayada de mi amado Abel.
Te lo tengo.
Asentí mientras él me entregaba su teléfono para que anotara mi número, gracias al cielo lo memorice.
Se bajó del auto solo para abrir mi puerta y darme la mano para salir del auto. Con acciones como está estoy segura que lo de ser malas ligas se ve opacado.
No puedes enamorarte Aleah, no.
No te mereces a Christopher.
Teniéndolo una vez más mirándome fijamente, mis calzones se caen de mis caderas solos, es tan difícil cuando me mira así, todo se siente bien.
Mis malas acciones buscan esa excusa de salir bien paradas de toda esta situación. De solo mirarlo la culpa se desvanece y las ganas de besarlo se disparan al cielo.
Él parece notarlo, así que su cercanía por no sé cuánta vez me parece asfixiante.
— Ya es hora de irme.— susurré bajito asegurándome que solo él me escuchará.
— Estaré ansioso de desearte las buenas noches.
Su cercanía idiotizante, hipnotizante y todo lo que termine en ante que sea apendejante, me consume. Por un momento sentí esa osadía surcando cada mínima gota de la sangre que tengo en el cuerpo y la adrenalina me hizo sentir en el cielo.
— Puedes despedirte ahora.
Debido a su magnífica altura alce mi vista encontrándome con sus deliciosos labios y una canción muy sucia retumbaba en mi cerebro, junto al deseo de besarlo de nuevo.
Questa battaglia con me stesso è persa. Mio Signore!
— ¿Te gusta lo que ves Ally?
Trague grueso y asentí, en el tono de su voz se paseaba la dicha de tenerme idiotizada. No entiendo que me hace. Mi cerebro muy en el fondo me grita que pare esto por el constante miedo a salir herida e hiriendo en el intento, pero es que él no colabora.
>> Anda, bésame de nuevo.
Su voz ronca llena de deseo me atormenta.
— ¿Por qué debería? — pregunté muy consciente de la respuesta.
— Porque deseas hacerlo bombón, además me fascina la idea de que tomes la iniciativa.
Relami mis labios deseosa, mientras mi mirada traicionera se paseaba una y otra vez por sus labios, sus ojos y sus facciones tan putamente sexis. Todavía no comprendo si me voy a caer en un abismo por hacer esto, o si ya estoy cayendo infinitamente y mi subconsciente tramador aún no desea darse cuenta.
Cerré mis ojos y con toda la seguridad de no arrepentirme después, me puse de puntillas y lo besé. De nuevo mi cuerpo siendo el sincero entre los dos, yo me miento pero es obvio que el no. Puedo sentir como fuegos artificiales estallan a mi alrededor y mis orejas están calientes al igual que mis mejillas. Una calle cualquiera, que tránsito a diario ahora se convirtió en patrimonio corporal mío. Será inevitable sentir todo esto que siento ahora mismo, cada día todos los días.
Sentí las miradas abrasadoras a mi alrededor pero en este preciso momento lo que más me interesa es desbordarme besando a mi jefecito.
Llegué a casa extremadamente rápido, después de besarlo para despedirnos una serie de preguntas se pasean por mi mente, martillando fuerte.
¿Qué tanto podría aguantar vivir una doble vida?
¿Qué haré si Mateo se entera?
¿Qué haré con todo esto que siento?
¿Me estoy dejando llevar?
En lo frío de la noche y la magnificencia de la ciudad de New York que se aprecia desde mi ventana, mi cabeza revuelta, mi celular sonó y no pude sentirme peor.
Era él.
“Déjame enamorarte bombón”
Ese mensaje me retumbó, si supieras la respuesta malas ligas.
Si supieras.
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Todo Por Un Match
RomanceGracias a una noche de borrachera Aleah termina creando un perfil en YourDate, una aplicación de citas en la que misteriosos hombres de la élite neoyorquina buscan hacer Match con las chicas de la ciudad. Christopher quién es amigo del creador de la...