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Narradora

Noah despertó gracias al llanto de uno de los bebés, miro a su alrededor por un momento en desconcierto antes de fijar su vista en el corralito donde estaban los bebés.

— Creo que él tiene hambre –murmuro la menor tratando de alcanzarlo para darle el chupón.

— Si... ¿Uhm?, te importaría ir por Erica, la niña rubia...

La menor asintió y salió corriendo haciendo que Noah tallara su cara con algo de frustración y cansancio, se encamino a dónde el bebé y lo tomo.

— Más bien necesitas otro pañal –murmuro alejandolo un poco para verlo a los ojos.

— No me mires así Corey, hago lo mejor que puedo.

El bebé solo lo observaba aún renegando por la incomodidad.

— Bien...

Noah se dispuso a preparar todo para cambiar al menor mientras que la castaña traía a rastras a Erica que aún venía con los ojos entrecerrados.

— ¿Que pasa abu? –pregunto la menor una vez estuvo frente al mayor.

— Ayúdame a llenar la bañera y a buscar ropa para tus hermanos... dile a Jackie que te ayude.

La menor asintió antes de retirarse dejando a la castaña con el mayor y los bebés.

— ¿Le ayudo en algo señor?, papá me enseñó a preparar huevo.

Noah observó por unos segundos a la menor con intriga.

— ¿Cuántos años dices que tienes? –cuestiono inseguro.

— Ocho, señor, ¿porqué?

Noah solo nego antes de simplemente cuestionarse el porque de que una niña de esa edad supiera realizar algo que él consideraba aún peligroso.

— ¿Entonces si lo ayudo?

Noah asintió lentamente, pero se arrepintió al segundo de que la menor se fue con rumbo a la cocina.

Termino de limpiar a Corey, lo coloco en el corralito y fue tras la castaña que ya estaba abriendo el refrigerador.

— ¿Podemos prepararlo como omelette?

Noah solo asintió y ayudo a la niña que comenzaba a tomar los huevos que podía.

— ¿Puedo saber porque tú papá te enseño a cocinar? –cuestiono al tiempo que sacaba la sartén más grande que tenía.

— Si, supongo... –murmuro al tiempo que golpeaba ligeramente el cascarón del huevo con la orilla de la mesa.

— Antes de que mamá nos dejara, papá viajaba mucho y no sabía que los vecinos nos tenían que regalar comida.

Noah asintió lentamente tratando de no descuidar algún gesto que le indicara algo malo.

— Papá no sabía que mamá no nos cuidaba, se suponía que por eso había dejado de trabajar...

Hubo un silencio en el cual la castaña hizo un sonido de desagrado al llenarse los dedos de clara.

— Me pasa la sal, por favor.

Noah asintió y le acercó el salero, observó a la menor esperando paciente a qué siguiera con su relato pero solo vio como comenzaba a mezclar los huevos.

— Abu ya está la tina y la ropa, ¿quieres que ayude a Hayden a bañarse?

Noah dió un pequeño salto ante la repentina aparición de su nieta mayor.

Apuñalame Mas De Tres Vez, Pero No Te VayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora