19. Disgusto

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Al ver como el Omega empezaba a entrar en celo no pudo evitar reír de manera satisfactoria. Se veía tan vulnerable y patético al caer al suelo y retorcerse a causa de la excitación y el calor agobiante en su aparato reproductor... 

- Shinazu...gawa...~

Giyuu gimió el apellido del Alfa e intentó arrastrarse hasta sus pies para pedirle ayuda con la poca cordura que le quedaba. Su cuerpo le empezaba a doler, y su mente se llenaba de un intenso deseo de quedar embarazado y dar a luz a los hijos del Alfa que tuviera más cerca. 

- Qué pasa, Omega? Qué quieres? 

Sanemi sonrió y decidió burlarse un poco, mirando el debilitado cuerpo del Omega bajo sus pies. Su cara estaba tan roja que parecía un tomate, y solo le daban ganas de apretarle las mejillas para burlarse de él. 

- A-alfa~! Quiero un Alfa...~

Giyuu volvió a llamarlo a base de gemidos, apretando los muslos cada vez que el lubricante goteaba por su cuerpo necesitado y le humedecía el trasero. 

- Vaya, te estás comportando igual que una perra en celo, uh? Arrastrándote por el piso rogando por un pene que te maltrate... No es eso patético, Omega? 

Sanemi se arrodilló al lado de Tomioka y lo agarró del mentón para que este le mirara a la cara. Podía ver las pequeñas lágrimas de Giyuu acumularse en sus temblorosos ojos azules.

- A-Alfa~... Ayuda... Me duele~...! 

Giyuu sollozó al sentir dolor en su interior al no estar siendo apareado. Su instinto era demasiado fuerte, y realmente lo hacía sentir necesitado de ser preñado. Sanemi emitió una carcajada y apretó el delicado mentón de Giyuu entre sus dedos. 

- Y qué? Ahora vienes a rogarme después de decirme que te daba miedo el aparato reproductor de un Alfa? No crees que actuar de esa forma es muy contraproducente? Responde, Giyuu! 

- P-perdón~... Lo s-siento~! 

Tomioka gimió fuertemente tras sentir un espasmo en su útero. Sanemi se estaba divirtiendo mucho al ver al Omega retorcerse de dolor, incomodidad y un placer agobiante que no le hacía sentir para nada bien.

- S-supresores~! Ah~... Mis supresores~... Están... Están en mi bolso~... 

Tomioka señaló con dificultad el bolso que estaba colgado al lado de la mesa pequeña en la cual anteriormente estaba sentado el Omega. Sanemi puso una mueca y fue hasta el bolso, lo abrió y sacó el frasco con las pastillas. 

- Es este?

Sanemi lo sacudió y las pastillas rebotaron en el interior. Giyuu asintió necesitado y trató de acercarse al frasco, pero Sanemi lo elevó y arrojó lejos del alcance del Omega. 

- Pues muy mal. No tienes el derecho de recibir tus pastillas después de actuar como una puta... 

Giyuu emitió un jadeo de insatisfacción y se hizo bolita en el suelo para tratar de calmarse y conseguir la suficiente cordura como para levantarse y huir a otro lugar. 

La sensación de calor era horrible y dolorosa... Sentía los espasmos que sacudían el interior de su húmedo útero y le hacían desear cosas que jamás había necesitado... 

- Omega, sabes qué? Podría violarte ahora mismo, destrozar tu cuerpo virgen y preñarte con mis hijos, y no tendrías ninguna escapatoria. Estarías enlazado para siempre hacia mí, y ya no podrías ir a buscar consuelo a los brazos del patético de Uzui... 

- N-no~... No quiero eso~... 

Giyuu sollozó angustiado y se estremeció. 

- Y crees que te estoy preguntando, imbécil? Me llenó de ira ver como ese estúpido podía tocarte y yo no! Qué tiene de especial ese idiota mujeriego? En serio querías estar con un Alfa que te tendría como su cuarta opción para tener sexo? No es eso humillante? Solo vas a ser su juguete sexual! 

❈Un Omega Terco❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora