CAPÍTULO 11

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-¿Qué haces aqui Erick?

La castaña estaba enfurecida, su entrecejo fruncido, sus puños cerrados con tanta fuerza que sus nudillos se volvían blancos.

-Sara - el pelinegro se puso de pie

-Eres realmente increíble - vocifero enojada -. ¿No sabes respetar? ¿No sabes que es la privacidad? Todo tiene un límite. Te debo dinero, no eres el dueño de mi vida, no puedes llegar y-

-Sara - llamó una vez más

El rostro del pelinegro reflejaba aflicción, su voz quebrada y débil, sus palabras apenas lograban escapar de sus labios. La furia de Sara aminoro con aquello.

-M-mi... Mi padre

-¿Está todo bien? - pregunto acercandose a él, por primera sin asco, ni furia ni ningun sentimiento negativo o repulsivo hacia él

-No, no esta bien - dijo cayendo en el sofá en el que estaba sentando antes, sus lagrimas cayendo con él - El murió, todo fue muy rápido, no pude hacer nada - rompió en llanto

Sara sentía lástima por él, sentía compasión y empatía. Pensó que tal vez no era una mala persona, sólo que había tenido una educación distinta y por ende se había convertido en el hombre que es ahora.

-Debí estar más pendiente de él - se lamentaba el pelinegro, mientras limpiaba las lágrimas que corrían por sus mejillas

-Tranquilo - la castaña de sentó a su lado, palmeando su hombro derecho para tranquilizarlo -. Intentarás lo que intentarás, no podrías haber hecho nada para combatir la muerte, es más fuerte y poderosa que todos nosotros juntos, una realidad inevitable

-El era lo único que me quedaba del recuerdo de mi madre. Él siempre hablaba de ella cómo su mayor tesoro, de ambas, de hecho. Cuando perdió a su primera esposa quedó destrozado, no pensó que volvería a enamorarse, pero encontró a mamá y le enseñó que podía continuar a pesar de los golpes de la vida. Cuando la perdió, aún con su ausencia él ya sabía que podía seguir adelante, sólo con sus recuerdos haciéndole compañía

-Que lindo. Tal vez si, quedarse con los mejores momentos sea lo mejor en un duelo

-No se como lo haré Sara - dijo y comenzó a llorar, cuando logró calmarse de nuevo pregunto :- ¿Cómo lo lograste tú? Con tus padres, me refiero

-Lloré... Lloré mucho. Saque todo lo que tenía que sacar de mi pecho, después me mantuve ocupada, hasta el dia de hoy. Aunque que también los recuerdo y cada que pienso en alguno solo sonrió, los recuerdo en cada comida que les gustaba, los lugares que frecuentabamos, las películas que mirábamos, es lo único que me ayuda a seguir y pensar en que a ellos les hubiera gustado que yo siguiera con mi vida

-Creo que jamás te pregunte por esto ¿no? - habló el pelinegro después de unos segundos de silencio -. Lo siento

-Hay cosas que no nos interesan hasta que las vivimos en carne propia

-Papá estaba vigilandome y no podía ser blando. A pesar de su constante dureza, era un buen padre

-Haci debió ser, por esa razón lamentas su perdida

-¿Podrias acompañarme al funeral? No estás obligada a ir, ni tampoco tienes que estar a mi lado, solo que no quiero estar sólo entre tanta gente extraña, que sólo me desea lo peor, por los actos cometidos por mi familia

-Deberias enseñarles que la familia puede ser diferente

-Pero es la tradición familiar

-A veces necesitas crear nuevas tradiciones - dicho eso, la pelicastaña se puso de pie -. Lo siento mucho, pero tienes que irte

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