Acto XIV

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La calle estaba llena de gente, nos rodeaban a mi y a Neuvillette, se escuchaba el descontento de todos ellos. Nuestros dedos estaban entrelazados y a nuestro alrededor estaban aquellos que me defendían a capa y espada.

Abuelo: Ella no mató a nadie, le tendieron una trampa, nos salvó a todos.

Masa enfurecida: No tienen pruebas, debe morir.

Mujer: No, ella es inocente, ella no hizo nada.

Niña: ____ -se acercó a mi y me abrazó la pierna mirándome a los ojos-. Por favor, no les hagas caso.

Masa enfurecida: ¿Cómo podéis estar con ese monstruo?

Miré a Neuvillette, todo lo que me decían parecía afectarle más a él que a mi, cada vez me apretaba más fuerte la mano, hasta el punto de hacerme daño. Coloqué mi mano en su pecho y lo abracé con dulzura.

____: Relájate, estoy contigo -sabía que sus intenciones eran buenas, así que lo mejor sería calmarlo-.

Me abrazó con dulzura y besó mi frente aflojando el agarre de mi mano, después me acarició la mejilla y me regaló una dulce sonrisa.

Más enfurecida: ¡Ha engatusado al juez! ¡Seguro que es un monstruo que va a matarnos a todos!

Vi como llegaban Wriothesley, Tartaglia y Aether y se acercaban a Neuvillette. Nos encontrábamos en un balcón del Fuerte Merópide y gracias a eso no me habían cogido aún.

Wriothesley: No creo que nuestros soldados aguanten más las puertas, la gente está intentando entrar a la fuerza.

Tartaglia: ____, esto es un desastre... Debí protegerte antes. ¿Qué podemos hacer?

Miré a los chicos y me sentí mal al respecto, los había metido en un gran lío, en un lío muy gordo. Para mi era más fácil cumplir mi sentencia pero los cuatro que estaban ahí y todas esas personas a las que supuestamente ayudé y no me acuerdo me convencieron de luchar.

Hace dos días:

____: ¿Por qué ha venido tanta gente? -Los miré a todos y les sonreí-. ¿Debo cumplir ya mi condena?

Neuvillette: No, no es eso -se acercó a mi, hoy no llevaba su traje característico sino una camisa blanca y unos pantalones negros-. Venimos a conversar contigo y que recuerdes algo.

Tartaglia: Empezaré yo... Tal vez si le contamos pinceladas, pueda ir armando el puzle.

Todos se sentaron en mi pequeña celda, estábamos algo apretados pero se sentía una calidez enorme en el ambiente, me sentía querida y para nada sola como me había estado sintiendo hacia unos días. El juez supremo de Fontaine como siempre se sentó a mi lado.

Tartaglia: Viniste a mi despacho, estaba muy delgada y pálida, tú cuerpo apenas se mantenía en pie, te tumbaste en un pequeño sofá que hay allí.

____: De color... ¿rojo? -había pequeños flashback que venían a mi-.

Tartaglia: Si, después te negaste a contarme lo de Dottore pero hablaste conmigo y dijiste que tenías un plan para huir con todos, pero no me contaste qué era, solo me dijiste que tenía que llamar a Wriothesley y que el fuera al sitio donde te encontró.

Abuelo: ____, estuviste dándonos ánimos y jugando con los niños durante toda la estancia, después de bastante tiempo decidiste contarnos lo que llevabas meses haciendo.

Mujer: No sabemos como pero conseguiste un montón de cuerdas y materiales un tanto extraños, con ellos hiciste tres bombas de humo y tres0 pequeñas armas un tanto extrañas pero filosas.

Cuando el mar se levanta (Neuvillette x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora