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Buenas noticias

Valeria De Lucca

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Valeria De Lucca

El último timbre del día sonó, dejando en libertad a los últimos estudiantes que restaban en la escuela.

Valeria y Bruce caminaban en dirección a la salida del establecimiento mientras hablaban de cosas que habían visto en ese día. Al pasar la puerta de entrada vieron que en la parte del frente del lugar se encontraban los hermanos Blake con Arellano, Peterson y Andrews, quienes habían esperado a sus amigos desde que sus clases terminaron.

Unos días antes, la italiana había invitado al grupo a almorzar a su casa en petición de su familia, quienes estaban ansiosos de conocer a los amigos de la pelinegra. Todos aceptaron la invitación, también le habían propuesto a Billy Showalter de unirse a ellos, pero él respondió con la misma excusa de que necesitaba descansar que le había dado a James una semana antes.

Sin embargo, ese día el repartidor le había entregado decenas de periódicos de diferentes versiones de las noticias que se entregaban todos los días, Valeria pensaba que cuando su familia ya no esté en casa podrían revisar esos papeles para encontrar algo que les ayude con su investigación.

Cuando ya habían emprendido camino hacia la casa de la pelinegra, entre todas las conversaciones, la de Robin y Stanley se escuchaba más alto.

—¿Por qué pájaros? Osea, podrías haber elegido algo más interesante.

—Los gustos no se eligen, simplemente son gustos —respondió alzando los hombros. —Además ¿Que es interesante para ti Arellano?

—Autos.

Stanley contuvo una risa.

—Eso suena básico —dijo intentando no mostrar una sonrisa burlona.

—O los cohetes, cómo Finn —el recién mencionado se volteo a ver de qué hablaban los dos chicos, cuando el moreno supo que los ojos del castaño estaban sobre ellos siguió hablando. —Podrían hacer cohetes juntos, ¿O no Finn?

Finney no respondió, se veía lo suficientemente sumido en sus pensamientos cómo para restarle importancia a las palabras de su amigo y seguir con lo suyo en su mundo.

Todos siguieron sus propias conversaciones mientras seguían el camino hacia la casa de De Lucca, la pelinegra comenzó a hablar con los hermanos Blake, ya que los encontraba muy callados, especialmente Gwen. Parecía que la chica no había dicho ni una sola palabra en todo el día, y su hermano tampoco estaba en una situación muy diferente. De Lucca intentó levantarles el ánimo diciéndoles que había escuchado que el profesor de artes de Gwen, el señor Phillips, se había derramado dos veces café en su camisa en esa mañana. Por un tiempo, a Valeria le funcionó contarles las desgracias de sus profesores a los hermanos para levantarles el ánimo, pero sabía que lo que estaba haciendo no les afectaría todo el día y que de seguro volverían a estar en silencio como en esa mañana.

𝗦𝗨𝗥𝗩𝗜𝗩𝗘; the black phoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora