movie night

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Noche de películas

Valeria De Lucca

25 Abril, 1978

La sala estaba completamente en silencio y también hubiera estado vacía si no fuera por la presencia de la pelinegra que se encontraba sentada en una silla de la mesa leyendo un libro.

Era viernes y eso significaba que ese día iría a la casa de los Blake a pasar la noche, junto a Robin Arellano, un chico moreno de su misma edad que se caracterizaba por tener una apariencia ruda y tener una bandana cubriendo su frente.

Valeria pasaba sus ojos por las letras del papel mientras esperaba silenciosamente la llegada de su tío o sus hermanos mayores, a la par que se debatía internamente si debía hacer la tarea ese mismo día.

El sonido del teléfono de la casa la sacó de su trance, De Lucca se levantó y buscó un papel y un lápiz apresuradamente mientras pensaba que la persona del otro lado de la línea podría ser su tío, el cual posiblemente le pediría unas cosas para comprar. Al estar lista para tomar el teléfono y acercarlo a su oído distinguió una voz desconocida del otro lado de la línea:

—Hola, ¿Hablo con la casa de los Wilde? —la voz sonaba metálica gracias al efecto que creaba el aparato.

—Disculpe, Ethan Wilde no está en casa, llame más tarde.

Valeria estuvo a punto de colgar hasta que escucho un grito que provenía del otro lado de la línea.

—¡No, señorita! ¡No cuelgue! Necesito que responda unas preguntas.

La de ojos marrones frunció un poco el ceño causa a la confusión y dejó salir una pregunta.

—¿Qué tipo de preguntas? —él hombre de la llamada se quedó en silencio unos buenos segundos, irritando a Valeria —. Escuche señor, con todo respeto, solo tengo catorce años y tampoco soy la secretaria de mi tío.

A la chica ya le había sucedido veces anteriores que los socios de su tío la tomaban con su asistente, pidiendo que deje mensajes o que envié papeles a la oficina de su tío, lo que siempre sacaba de quicio a la italiana.

—Señorita, déjeme hacerle unas preguntas. Es necesario que si tiene algo de sobre el caso pueda aportar información para ayudarnos a encontrar al desaparecido.

La respiración de Valeria se detuvo junto a su mirada que se quedó clavada en la ventana que daba a la casa del vecino, no podía ser, no en ese momento, no en ese día.

—¿Quien... Desapareció? —intentó que su voz no sonará interesada pero no pudo disimular del todo.

—¿Usted conocía a un niño llamado Jacob Will?

Ese nombre no se le hacía familiar, pensó que podría ser un chico con el cual no compartía ninguna clase hasta que recordó cuando salió de la escuela hacía solo unos días atrás.

—¿Me podría dar una descripción? —su voz salió con un tono un poco más decidido pero sin dejar de tener un toque nervioso.

—Es un joven que ronda los catorce años, cabello rubio con ojos marrones, altura promedio. La última vez que lo vieron fue en la calle Light New, en su bicicleta.

Pensó en los dos chicos de unos días atrás, los dos chicos que jugaban a las carreras en sus bicicletas y que uno de ellos los distrajo a Bruce y ella de su discusión. Él era Jacob Will dos días antes de su desaparición.

—Disculpe, no lo conozco.

Su cuerpo se encontraba tenso al igual que el ambiente que la rodeaba, la pelinegra se imaginaba cómo debía preguntarle a sus hermanos o tío si habían visto al pobre chico en sus últimos días de libertad.

𝗦𝗨𝗥𝗩𝗜𝗩𝗘; the black phoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora