CAPITULO 3

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ADVERTENCIA: Contiene temas delicados.

Pov's Sky

Cerré la puerta lentamente rogando en silencio que James estuviese tan ebrio que al llegar a casa fuera directo al sofá en lugar de a comprobar mi habitación.

El sonido de las bisagras oxidadas hizo temblar mi cuerpo, pero una vez la puerta hizo clic y nadie salió a por mí pude respirar. Caminé de puntitas hasta el pasillo que me llevaría a mi habitación, desde ahí di un vistazo a la sala de estar; James sostenía una lata en su mano, tenía el control remoto sobre las piernas y la luz del televisor rebotaba sobre su rostro al igual que en las paredes de color crema. Estaba profundamente dormido en su sillón individual, esa fue mi pequeña victoria del día.

En silencio caminé tan rápido como pude a mi habitación. Una vez dentro, con la puerta asegurada, pude relajar mis hombros.

Cuando llegué a este pueblo estaba emocionada por volver a empezar, pocos tienen esa oportunidad. Podía hacer una nueva nueva vida en una ciudad donde nadie me conocía, podía ser la persona que quería, sin un pesado pasado encima. Decore las paredes en tono azul pastel, la ropa de cama era blanca al igual que el resto de muebles y, los toques de color eran las pequeñas luces amarillas que colgaban en la pared junto a las fotos instantáneas que traje de mi antiguo hogar; no eran demasiadas, esperaba poder crear más aquí. Este pequeño espacio se había vuelto mi lugar seguro.

El punto es que al llegar veía el futuro claro y emocionante, hasta que me topé con James. No se parecía en nada al hermano que mis padres habían descrito, pero tampoco iba a quejarme, era él o regresar a Los Ángeles.

Me deshice del suéter que llevaba y me aseguré de poner el teléfono en silencio, lo último que necesitaba era que Alex llamara y el sonido despertara a James. Si tenía suerte no se levantaría del sofá hasta mañana por la mañana, cuando su alarma para ir al trabajo sonara, entonces yo ya estaría en la escuela.

Pero hoy mi suerte se había acabado porque escuché el sonido de cosas estrellándose a lo lejos. Me apresuré a escribir un mensaje para Alex "Mejor cada uno hace su parte y mañana lo unimos".

Apenas terminé James golpeó mi puerta. El sonido me sobresaltó. Él nunca entraba a mi habitación -algunas veces, al llegar, pasaba a saludar o simplemente anunciar que estaba aquí, pero nunca entraba- siempre me encontraba en los pasillos o en algún otro lugar de la casa, si no me metía en su camino me deja estar en paz. Por eso siempre me encerraba en mi habitación cuando él estaba en casa.

De nuevo golpeó la puerta llamándome. Supe que tenía que abrir. ¿Qué quería?¿Se había dado cuenta de que no estaba cuando llegó? No tenía reglas en cuanto a los horarios -o por lo menos nada que hubiésemos hablado- pero no deseaba arriesgarme.

Abrí de una vez por todas. Su rostro con rastro de barba de toda una semana me saludó junto a las bolsas debajo de sus ojos. Lucía desaliñado y sucio, supongo que de no haberse duchado al llegar del trabajo. El olor a alcohol me golpeó duro.

James era el hermano menor de papá, apenas me llevaba siete años, pero parecía mucho más viejo que sus veintitrés.

Todavía recordaba las palabras exactas de papá "Verás que será como tener un hermano mayor viviendo contigo". El James que él conocía era el recién graduado, el joven playboy que decidió vivir en un pequeño pueblo en Montana para dedicarse al campo porque tenía un espíritu libre. Sonaba de locos que papá me dejara vivir con él, pero se vio orillado a hacerlo; yo lo orille a ello, así que ahora tenía que enfrentarme ante el James adulto con problemas con el alcohol.

—¿Dónde estabas?

Joder. Mi cuerpo se tensó. Entonces sí comprobó mi habitación.

—Me quedé en el colegio, tenía que hablar con la orientadora para resolver algunas dudas del primer día.

𝗚𝗲𝗻𝘁𝗹𝗲𝗺𝗮𝗻 ── 𝐀𝐥𝐞𝐱 𝐖𝐚𝐥𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora