VIII

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Jay había caminado horas con el más bajo cargado en su espalda. Llegaron a un pequeño pueblo, las casas estaban vacías, algunas en horribles condiciones, pero algunas otras seguían bien.

Entraron a una de ellas, todo a su al rededor seguía intacto.

— ¿Que hacemos aquí? — la voz de Jungwon sonaba adormilada.

— Necesitamos donde pasar la noche — el sol estaba por ocultarse, y no podría seguir cargando al más bajo todo el tiempo, necesitaba curarse aquella herida.

La mano de Jay giró la perilla de una de las habitaciones, había una gran cama en ella, dejo caer el cuerpo del más bajo en esta.

— Descansa, iré a buscar algo para que te sientas mejor — el de hoyuelos asintió sonriendo, su corazón dio un  brincó al sentir la amabilidad del más alto.

La mochila fue abandona junto a él, no sabía que había ahí, así que la reviso, un poco de agua y comida estaban dentro, lo que más le sorprendió fue el pan que estaba en el fondo.

Metió su mano dentro de la chaqueta de su uniforme, sacando aquel tarro de mermelada que había escondido por días.

Una rebanada de pan fue sacada de la bolsa, esparció una buena cantidad de mermelada en él, había suficiente comida para ellos dos, al menos para un par de días.

Escucho los pasos de Jay acercarse, así que escondió todo de manera rápida.

— Encontré esto — una venda descansaba en la mano del más alto — Vamos, quítate el pantalón.

— ¿todo?

— No tengas vergüenza, es por tu salud, además, tenemos lo mismo — Jungwon solía ser muy penoso respecto a cambiar su ropa frente a otras personas, jamás lo había hecho.

Desató los cordones de sus botas, sacándolas de sus pies, con ayuda de sus manos desabrocho el botón y bajo el cierre de su pantalón, sacándolo de manera lenta y suave.

Jay pudo observar las piernas del menor, eran de piel clara y se veían muy suaves.

— Sube tu pierna a la cama — desató la tela puesta anteriormente, y con un poco de agua limpio la herida, aún sangraba un poco, enredo la venda al rededor de su pierna, al principio se mancho un poco.

Todo lo estaba haciendo de manera muy suave y lenta, los suaves toques en la piel del menor lo hacían sentirse muy extraño, sentia su cuerpo caliente.

— Listo — Jungwon pudo ver a Jay tragar saliva mientras bajaba su pierna de la cama.

— Gracias — el menor apretó sus labios de manera fuerte — Cierra los ojos, tengo algo para ti.

Jungwon intento borrar todo lo que estaba sintiendo en ese momento, con alguna distracción.

De la mochila saco aquella rebanada de pan que había sido guardada, la mermelada descansaba sobre el.

— Abrelos — La expresión del pelinegro fue una total sorpresa. — para ti...

— ¿Dónde?....

'Cause I know you'll save me - Jaywon -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora