Capítulo 12

36 8 8
                                    


Alice se apoyó en la entrada principal justo después de que el Cocinero saliera de la casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alice se apoyó en la entrada principal justo después de que el Cocinero saliera de la casa. Ella la miraba con una expresión mezclada de sentimientos, pero el hombre no dijo nada acerca del tema, pues no quería avergonzarla. 

-Gracias por pasarte -Dijo ella soltando una risa después de terminar la frase. -, espero que la próxima vez que vengas no sea para matarme. -Él formó algo parecido a una sonrisa y tras dar media vuelta se marchó. 

Estuvo todo el camino pensando en Alice, pero lo extraño era que no pensaba en la oferta que ella le había realizado, sino en ella como persona. Sentía muchas cosas que nunca admitiría, ni en su cabeza, ni en voz alta. Una lucha interna se declaró, su cerebro contra sus sentimientos, y no parecía que fuese a terminar pronto.

Tras discutir consigo mismo un buen rato, decidió pensar en otra cosa, y enseguida le vino a la cabeza Dusk. ¿Le había traicionado? Porque se suponía que a estas alturas el cuerpo de Alice debería yacer en la misma casa donde el Cocinero se acababa de encontrar. Pero, sin embargo, ella estaba más viva que nunca y él se sentía un total imbécil. ¿Y qué iba a decirle a Dusk? ¿Que la había matado? ¿Que no estaba en casa?

Podía utilizar muchas excusas, pero en ese momento todas le parecían una bobada. Quizás lo eran, quizás esa discusión con su cabeza también lo era. La situación entera era una maldita bobada.

En cuanto se dio cuenta, sus pies chocaron contra los escalones que llegaban al piso de su compañero. Las paredes grises le dieron la bienvenida. 

Subió unas cuantas escaleras en vez de tomar el ascensor, pues necesitaba más tiempo para decidir cuál sería su cuartada. No disponía de muchos segundos, y el piso de Dusk estaba cada vez más cerca. Cuando llegó arriba, alzó la mirada del suelo para encontrarse con la del otro hombre, quien estaba cruzado de brazos, vacilón. 

-Has tardado. -Dijo simplemente. El Cocinero asintió, dándole la razón, y se hizo paso para entrar al piso, que estaba tan oscuro como siempre. Dusk lo siguió por detrás y cerró la puerta a su paso. Después lo rodeó para quedarse justo delante de él. -¿Qué ha pasado?

-No encontraba la dirección. -Mierda, la había cagado. 

-¿La dirección? ¿No habías ido varias veces a comprobar cómo era la casa? -El Cocinero torció un poco la cabeza, en busca de la inspiración para que lo ayudase con su mentira. 

-Ajá... Supongo que los nervios del crimen. -Sonrió ligeramente y Dusk se sentó tras el escritorio. El Cocinero se acercó y también se sentó, pero al otro lado. 

-Entonces imagino que Alice estará muerta. 

-Efectivamente. 

-Y que no habrás dejado rastros. 

-No podrías estar menos equivocado. 

-Y que nadie sospecha nada. 

-En absoluto. 

El cocinero asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora