—Bien, aquí está la cocina.
—Es muy amplia.
—Por supuesto, esto es una mansión. —puso cara de asco, como si tener una cocina pequeña te convirtiera en una persona asquerosa. —Arriba tienes un baño, que es el más grande. Pero si es más urgente, hay otro al final del pasillo. Estos dos son los únicos que podéis usar los cocineros, ¿entendido?
—Entendido... —se empezaba a aburrir de tantas normas.
—Vas a estar un mes de prueba. Si en este periodo de tiempo todo va bien, se te subirá el sueldo y quizás el puesto. ¿Crees que eres un buen jefe?
—Sí, claro. —lo cierto era que sí lo era. El problema era que trabajar en equipo no era su especialidad, solo dar órdenes. Pero debía aguantar un mes, solamente uno, antes de que lo ascendieran. Podía hacerlo, ¿verdad?
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La cocina era muy grande. Como siete veces la de su piso, más o menos. Las paredes estaban repletas de baldosas blancas, fáciles de limpiar en caso de que se mancharan con algún tipo de salsa. El suelo también era de unas baldosas, pero estas tenían un color gris claro. El suelo del resto de la casa era de madera.
—Pásame el tomate. —Ese que hablaba era Tom, el jefe de los cocineros. Por si él no estaba —cosa que pasaba poco a menudo— estaba Lidia. Era una chica joven, de unos veinte años. Se ve que desde pequeña se le había dado bien la cocina, y la habían contratado gracias a su experiencia. Era la más amable y maja del grupo.
—¡Ya voy yo! -También estaba Sarah, una mujer de más de treinta años, con el pelo rubio por los hombros y algunas arrugas por la cara. Tenía la misma edad que Eduard, otro cocinero.
Esa noche tocaba un menú para cinco personas: la mujer y el hombre de la casa, su hijo, y los dos que había conocido el día anterior, Claudia y Frank.
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Un mes más tarde...
—Has hecho un buen trabajo, no muchos lo hacen tan bien.
—Gracias.
—¡No he terminado! —eso sobresaltó un poco al Cocinero. —Como has hecho tan buen trabajo, hemos decidido ascenderte a cocinero jefe. Estarás contento, ¿eh?
—Por supuesto, es todo un honor.
—Bien, pues lo único que tienes que hacer ahora es hacer tu trabajo y decirles a los demás lo que tienen que hacer, ¿Sí?
—Sí, gracias de nuevo. —Claudia le puso la mano en el hombro. —Estoy totalmente segura de que si hubiese podido, el señor Morrow te hubiese ascendido aún más. —Y con esa frase, dio media vuelta y se marchó. El Cocinero se quedó mirando como la silueta de la mujer se alejaba, y cada vez su tamaño iba disminuyendo, poco a poco.
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El cocinero asesino
Misteri / ThrillerSe trata de un cocinero profesional. No es muy hablador, pero transmite mucha confianza a través del silencio. Te escucha, y aprende de ti. ¿Confiarías en él tanto como para dejarlo cocinar en tu casa? *** ¡Ganador de múltiples concursos! - Ganador...