No merecía su confianza, no merecía la mirada en sus ojos mientras me miraba a la luz del fuego pero la tomaría y su confianza era como una pequeña flama, una que se movía y amenazaba con apagarse. La alimentaría, le daría lo que necesitaba para arder brillante y la mantendría a salvo.
Descansó su cabeza sobre mi pecho de nuevo y sus dedos recorrieron mi abdomen.
― Ya te conté más de lo que le conté a alguien en mi vida ― su suave voz crepitó en mi corazón y se acurrucó ahí.
Necesitaba saber todo de él, lo ansiaba más que mi próximo aliento.
― Comencemos con el punzón que hiciste y cómo aprendiste a pelear, esas no parecen las habilidades de un florista promedio.
― No lo son ― suspiró.
― ¿Necesito contarte otra historia triste de mi papá para hacerte hablar? ― sonreí cuando sentí sus labios curvarse en mi pecho.
― ¿Entiendo que tenés una lista?
― Tengo millones, como esa vez que tenía nueve años: me dejó en casa solo durante una tormenta ya que no había luz y dos hombres vinieron a buscarlo. Querían usarme como carnada.
Se mordió su labio.
― Papá volvió a casa y no fue un buen día para esos tipos ― arrastré mi dedo por mi cuello para ilustrarlo.
Su escalofrío me llegó y lo apreté más fuerte.
― Estuve bien, no te preocupes.
― No suena bien ― pasó su mano por una cicatriz en mi abdomen, sin saber que estaba tocando uno de mis recuerdos de esa horrible noche ― Debió haber sido aterrador.
No mencioné la parte donde papá los ató y los torturó lentamente por amenazar a su hijo. Algunos recuerdos dejan una mancha, una marca indeleble que siempre oscurece el corazón de una persona y ese incidente fue el primero de muchos para mí.
― ¿Ves lo que hiciste? Me pusiste a hablar cuando se supone que eras vos quien iba a hablar de su vida ― le di una palmada en el trasero ― Estoy hablando como una virgen en una pijamada antes que hayas contado algo sobre vos.
Sonrió.
― Me gustaría verte de trenzas y con mascarillas.
― Lo que sea por vos.
― Mantendré eso en mente ― su tono cambió de burla a seriedad ― Bueno, supongo que estamos en esto juntos.
― Así es.
― Y parece que no tenés problema en dejar armas cargadas a mi alrededor.
― Eres el único.
― ¿Qué hay de Luka?
Me reí, la primera vez que de verdad me reía desde hace mucho.
― No dejaría ni un cuchillo para manteca a su alrededor.
Sonrió y se movió contra mí, deslizando su muslo sobre el mío, apreté su culo gordo.
― Quid pro Quo, Clarice...
Soltó una carcajada.
― No inspira confianza, Dr Lecter.
― ¡Gracias a Dios! Si no hubieras entendido la referencia de la película, tendría que haberte echado a la mierda.
Sacudió su cabeza contra mí.
― Si me hubieras dicho la semana pasada que estaría en la cama con un asesino hablando sobre "El silencio de los Inocentes" mientras intento ocultarme de la mafia...
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Protector // Gialen
FanfictionDesde el momento en que lo vi a través de la ventana de su florería, algo más que la oscuridad se arraigó dentro de mí. Valentín brillaba como un faro en un mundo que desde hace mucho tiempo perdió cualquier luz. Pero nunca fue para mí, un hombre qu...