Protector // Gialen

FINAL: Agustín

― No vayas ― Valen se aferró a mí, lágrimas saliendo de sus ojos ― Solo vámonos, los tres sin mirar atrás.

― Tenemos que terminarlo ― levanté su barbilla y lo besé, barriendo con mi lengua su boca y saboreando su gusto. Él envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y esperé mientras tomaba todo el coraje que necesitaba de sus labios. Su piel se calentaba bajo la manta y no quería nada más que meterlo en mis brazos y correr con él pero no todavía, no hasta que Demichelis estuviera muerto a mis pies.

― ¿Cómo querés hacer esto? ― Luka se paró en la puerta, con determinación en sus ojos.

― Valen ― saqué la llave del Audi de mi bolsillo ― Toma esto, andá por la entrada y si ves a alguien, dispara. No hagas preguntas, solo apunta a su pecho y tira del gatillo hasta que no se muevan. Cuando llegues a la ruta, gira a la izquierda y el auto está en el límite de la propiedad cerca de unos arbustos altos, encará para el oeste. Hay plata escondida en el maletero.

― Por favor, no lo hagas ― su tono suplicante se abrió camino en mi piel y se alojó allí. Me cortó en pedazos sin hacer nada más que quererme.

― Debo hacerlo ― al negárselo empezó una hemorragia interna que no estaba seguro de que alguna vez pararía. Le besé la frente y le pasé las manos por el cabello ― Te amo.

Él enderezó la espalda a pesar de las lágrimas que corrían por sus mejillas.

― Puedo ayudar y tengo tanto derecho sobre Demichelis como vos , ya que yo estuve atado en el sótano.

Sonreí, su deseo de venganza dulce en mi lengua, aunque no lo pondría en riesgo. No otra vez.

― Sos fuerte y por eso sé que vas a estar bien pero no estás entrenado para matar, no como yo ― limpié sus lágrimas con los pulgares ― Y no quiero eso para vos, matar se vuelve más fácil porque pierdes una parte de ti mismo cada vez. No quiero que nunca tu luz interior se pierda como la mía.

Él respiró profunda y temblorosamente.

― Tenes que irte ― lo besé una vez más ― Y me encontraré contigo.

Su mirada me atravesó.

― No te volveré a ver, ¿Verdad?

Podría haberle mentido pero ya sabía la verdad, mi chaleco se hizo mierda gracias a la bala de Enzo y no sabía cuántos hombres quedaban por matar. Las probabilidades habían mejorado pero todavía no estaban a mi favor, sacudí la cabeza.

Él se apoderó de mi rostro, con su mano cariñosa pero firme.

― Inténtalo, ¿De acuerdo? Inténtalo por mí.

― Lo haré, te lo juro ― besé su frente ― Ahora vete, tenemos que hacernos cargo de esta cosa antes que le salgan patas.

Me abrazó fuertemente, luego retrocedió, sus ojos brillaban.

― Te amo.

Llevaría sus palabras conmigo por las mandíbulas del infierno. Se volvió y apretó el brazo de Luka cariñosamente antes de caminar hacia el destruido vestíbulo, lo seguí y lo vi desaparecer en el día lluvioso, su forma oculta por la lluvia de niebla.

― Realmente voy a extrañarlo ― su mirada se volvió triste y nostálgica.

― Vamos ― volví a cargar mi 45 y toqué la pistola secundaria en mi mano izquierda.

El pelilargo se acercó a la última puerta y se aplastó contra la pared a un costado.

― ¿Por qué no abren putos?