33: Agustín

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Vamos a manejar esto como dos profesionales ― Enzo salió de detrás de un árbol a unos pocos metros con su pistola dirigida a mí.

Su tono sarcástico puso mis cabellos de punta pero salí a su encuentro, con mi arma apuntándole.

Pasó mucho tiempo... ― él sacó una navaja del bolsillo de su campera y la sostuvo por lo bajo, estilo pelea callejera ― Me gustaría hacer esto a la antigua, si no te molesta, ya que estuve entrenando un poco desde nuestra última pelea.

No tenía tiempo para sus juegos pero estábamos en un callejón sin salida y no podía darle la espalda. A pesar que la necesidad de llegar a Valentín amenazaba con bloquear todo pensamiento y él me mataría tan pronto como disparara. ¡Mierda!

¡Vamos! Solo una pequeña y agradable pelea a navaja, después podes rescatar al chico ― sonrió ― Vas a tener que hacerlo con una sola mano... porque tengo la intención de dejarte con tus tripas en la otra.

Tic tac.

Te podría haber ensartado en Rusia ― me enfundé la pistola, al mismo tiempo que él lo hacía y saqué mi cuchillo desde el interior de la manga de mi campera. Caliente por mi piel, prácticamente vibró en mi mano y necesitaba hacer el trabajo rápido con Enzo.

Casi lo hiciste ― pasó su mano libre a lo largo del lado de su estómago ― Todavía tengo la cicatriz para probarlo ¿Por qué te retiraste? ― dobló sus rodillas mientras la lluvia seguía cayendo por su cabello.

Supongo que cortesía profesional, además no tenía un contrato sobre vos.

Él escupió.

No tenes uno ahora, tampoco.

Sonreí.

Terminé con la cortesía profesional, también ― hice un ademán hacia adelante con mi navaja y lancé un puñetazo con la mano izquierda, por poco le erré su nariz.

Bailó hacia atrás, con sus ojos brillantes llenos de emoción por la batalla de vida o muerte.

Te dije que estuve practicando ― se acercó más, los dos dando vueltas mientras un relámpago crepitaba por encima ― Decime que te gustó mi pequeña bienvenida sorpresa en la cabaña ― sus ojos se dirigieron a mis manos vendadas, luego se precipitó hacia adelante, me di la vuelta y se alejó pero me sorprendió en la parte superior del brazo, cortando mi piel.

¡Mierda! Hice como que inspeccionaba la herida, me lancé a su garganta y me incliné hacia la derecha, agarrando su abrigo y tirando de él hacia delante. Se tambaleó, agitando su brazo izquierdo para mantener el equilibrio y lo acuchillé cortando por su campera pero la hoja se deslizó sin causar daño a lo largo de su chaleco. Tendría que esperar mi momento, esperar a que él se descuide.

Se dio la vuelta y se acercó a mí, su hoja susurrando en el aire.

Caí al suelo y rodé, entonces me puse de pie. Disparos y gritos pasaron a través de los árboles, Luka estaba dándoles el infierno en la casa, tenía que poner fin a esto y llegar a Valen.

Decime algo ― él disparó su mano izquierda fuera en un agudo golpe contra mi sien, abriendo mi piel y haciendo que me cayera sangre por el lado de mi rostro.

Respondí con un puñetazo en sus costillas, justo donde su campera tenía un hueco y ataqué su garganta con mi navaja, no le dí.

Él resopló y retrocedió.

¿Él vale la pena? ¿Todo esto? ― hizo un gesto con su navaja hacia el tiroteo en la casa.

Esto y más ― di la vuelta buscando una debilidad, mis zapatos hundiéndose en la tierra fría y húmeda cada vez más con cada paso.

Un culo así de bueno, ¿eh? ― se limpió el agua de la frente, apartando su cabello en un mechón extraño ― Debería haber conseguido cogerlo antes que Mascherano comience a destrozarlo.

Me tensé, mis hombros se tensaron hasta que pensé que golpearon mis oídos. Sonrió y se acercó más.

Sí, probablemente justo ahora está tirándole todo su semen en la cara y tal vez lo estrangule con sus propias manos o lo ahogue con su verga ¿Quién sabe?

La furia se sobrepuso a la congelación que me mantenía en tierra, eso siempre me daba ventaja, Enzo era solo una distracción y necesitaba acabar con él.

Me lancé hacia adelante y fui a cortarle la garganta otra vez, él lo bloqueó con su brazo luego golpeó bajo a través de mi cadera. Una sacudida de dolor me atravesó y me encontré apoyado en el árbol más cercano mientras la sangre caliente se filtraba a través de mi bóxer y pantalón, además comenzaba a bajar por mi pierna debido a que el corte era profundo. Fernández se acercó lentamente.

¿No es mejor que yo esté encargándome de vos ahora? ¿Para qué no tengas que ver lo que le pasó a tu chico? ― su intento de confort fracasó, especialmente teniendo en cuenta la nota de triunfo en su voz.

Vacilé en el árbol, deslizándome por el terreno pantanoso y el cuchillo se deslizó de mis dedos. Se acercó más, olfateando a su presa, hambriento por el final.

Sálvalo ― mi voz sonaba débil incluso a mis oídos ― Sálvalo y todo lo que tengo será tuyo.

Me agarró del cabello y tiró mi cabeza hacia atrás así miraba sus ojos oscuros.

Todo lo que tenes ya es mío, Demichelis me lo garantizó y todo lo que tengo que hacer es llevarle tu cabeza ― puso la navaja contra mi garganta.

Metí mi cuchillo duro y profundo bajo su chaleco, en sus entrañas y sus ojos se abrieron en sorpresa, sustituyendo su sonrisa. Dejándome ir, tropezó hacia atrás con sus manos yendo a la herida en su vientre.

Me puse en pie y me coloqué por encima de él, el cuchillo de mi correa de tobillo todavía estaba en mi mano.

Giay ― presionó las palmas de sus manos sobre su herida, la sangre se filtraba entre sus dedos.

Saqué mi 9 mm de su funda y disparé una sola vez, la bala impactó justo al lado del ojo de Fernández. Llegar a Valentín era la única cosa en mi mente, la única razón por la que había llegado hasta aquí. Me apresuré a pasar por al lado de Enzo, ignorando el dolor en mi cadera.

Nos vemos en el infierno, hijo de puta.

Protector // GialenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora