Capitulo 7
Aura
Me enfundo en unos tejanos y una camiseta de manga larga y unas bambas, me recojo el pelo en una coleta y me pongo una chaqueta tejana, a pesar de estar en la época de primavera, en las mañanas se esta bien pero cuando comienza a bajar el sol se nota el fresquito.
Me estoy preparando para ir a ver a Áyax, me ha citado en media hora en el claro, y si no salgo ya iré justa de tiempo.
Esta mañana papá no me ha dicho nada, cosa que me extraña por lo que me comentó ayer en la noche, solo le dije a mamá que me dio la nota para vernos y hablar, algo me dice que no saldrá bien pero no por lo que vaya a saber, si no por algo más.
Tengo una sensación extraña en el cuerpo que me genera incomodidad, es algo en el pecho que sabría que decir.
Cojo el móvil y las llaves y bajo al comedor para despedirme, salgo de casa y suspiro, el aire roza mi mejilla y es bastante frío.
Me adentro en el bosque y en silencio camino por el lugar que me vio crecer, por el sitio dónde aprendí a luchar, a entrenar, a correr, aprendí la magia, gracias a todo eso me conozco el bosque como la palma de mi mano y disfruto estando aquí. Es agradable cuando el sol se filtra entre los arboles y se escuchan los pájaros. Cuando me siento mal suelo venir aquí a correr y me siento delante del riachuelo, mi abuelo Adrien me cuenta historias de cuando se convertía y salía corriendo y se iba al riachuelo, era su lugar especial y seguro.
Después de un largo rato dónde solo he visto arboles y más arboles, llego al claro y me siento en la roca a esperarle.
Siento que los pájaros han desaparecido y el fresco que hacía antes se ha parado, me levanto porque siento que algo no anda bien y me coloco en modo ataque.
Escucho un silbido y mi cuerpo se tensa, no sé exactamente de dónde viene pero la sensación que tenía se ha disipado de mi cuerpo.
-Vaya, vaya, veo que la pequeña se ha escapado.- una voz se escucha de fondo.
Y no sé porqué pero siento que esa voz la he escuchado en alguna parte.
-¿quién eres?- pregunto a la nada, no veo a nadie, giro mi cabeza esperando una respuesta.
-Soy tu peor pesadilla.- responde- prepárate pequeña Aura, que esto es solo el principio.
Un chico se pone delante de mí, sus ojos son de un rojo tan intenso que dan miedo, se siente frío y rabioso. Siento que lo he visto en algún lado, como si ya lo conociese.
Avanza un paso y yo retrocedo otro, sin darme tiempo a hacer un movimiento, lo tengo encima de mi, me suelta una bofetada y siento como mi labio sangra y mi mejilla palpita.
Lo miro a los ojos y un recuerdo me viene a mi, Noah, el chico del clan de Áyax, lo recuerdo porque me lo encontré una vez en el bosque haciendo de la suyas, mi madre me contaba historias y una de ellas fue que se lo encontró en el bosque y tuvo un problema con él, dice que le trae dolores de cabeza a su Rey e intuyo que debe ser a Áyax.
-Cuando te encuentren, te van a matar.- le digo intentando no recordar el dolor en mi mejilla.
-No lo tengo tan claro, pequeña humana.- dice cogiéndome del cuello- podría partirte el cuello antes de que te pudieses dar cuenta, y nadie te escucharía.- dice este
Su risa es fría y no siento nada cuando lo miro, es como un vacío, un pozo oscuro.
Recordando las clases de magia, mi tía me enseñó a gritar, a gritar tan fuerte y a sacar todo el poder que tenía junto a la emoción que sintiese en ese momento.
-No estés tan seguro.- le reto
No dejaré que el miedo me consuma y mucho menos que se el lo note, como me enseñaron en la manda, intento controlar mi respiración para que los latidos de mi corazón sean pausados, al estar rodeada de sobrenaturales, se que no puedo evitar que me escuchen, pero si puedo evitar que se enteren de cuando miento o estoy nerviosa por mi pulso. En este momento me alegro de haber aprendido a defenderme.
Grito todo lo que puedo, canalizando mi rabia y mi miedo, este se tapa los oídos, le comienzan a sangrar y en una se esas me araña la pierna clavándome las uñas. Intento controlar el dolor y cuando veo que ha caído a mi lado me levanto como puedo y toco el silbato que me dio mi madre.
Y recuerdo, recuerdo a Áyax en todos y cada uno de mis recuerdos de cuando era pequeña, de cuando mi madre me regaló el silbato porque sabía que Áyax querría que lo tuviese, de cuando le llamé por su diminutivo, de cuando me dormía y me contaba historias de los vampiros, de todas las veces que me protegía, le recuerdo tan claramente, que sin poder evitarlo caigo al suelo llorando.
Y la última cosa que recuerdo antes de desmayarme son los ojos azules de Áyax.
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Recuérdame (MTUH parte 4)
WerewolfSiempre he creído que iba a encontrar a mi alma gemela, no sabía cuando ni como, y hoy por fin mirándote a los ojos, he encontrado lo que no sabía que estaba buscando. Se que cuando crezcas no te acordarás de mi, ni de lo que has aprendido, solo pu...