Recuérdame (MTUH parte 4)

Capitulo 10

Capítulo 10

1 Semana después...

— Mamá dile a Ever que me deje entrar al baño — grito.

Ha pasado una semana de lo ocurrido, mi herida está mejor y por fin mis padres me dejan salir de esas cuatro paredes, por suerte Áyax a pasado tiempo conmigo, hemos hablado, conocido, me ha contado cosas del clan y de su vida, hemos jugado a juegos y también he pasado más tiempo con el pequeño, algo que me alegra porque parece que le gusto bastante.

Hoy es nuestro último día de instituto, durante la semana he entregado trabajos y hoy por fin termina la pesadilla. Y ahora me encuentro esperando a que mi querido hermano decida salir del baño, no entiendo que es lo que hace pero tarda demasiado para ducharse y arreglarse.

— ¡ Ya salgo! — grita este en respuesta y sin poder evitarlo me río porque me imagino su cara.

Este abre la puerta y me lo encuentro vestido con el pelo aún húmedo y con cara de pocos amigos.

— Ya tienes el baño todo para ti — dice.

Le doy un azote en el culo cuando pasa por mi lado y me río al ver su cara de asco, entro en el baño y sin tiempo que perder me preparo para mi último día de instituto.

Dejo que el agua caliente moje mi cuerpo y el pelo y relajando mis músculos me ducho con calma, miro mi cicatriz y suspiro, parece que está sanando bien, en toda esta semana no hemos vuelto a hablar del tema y Áyax no ha dicho nada del tema ni de Noah y algo me dice que no lo ha encontrado. Después del ataque este salió huyendo y no lo han encontrado, lo han buscado por todo el bosque e incluso han dado aviso al resto de manadas y clanes y nadie ha dado con él y algo me dice que está por aquí.

Tuve un sueño, él estaba delante de Áyax y le susurraba algo, no llegaba a escuchar nada pero sé que lo ha citado en algún lado y que no acabará bien.

Salgo de la ducha y me coloco todas las cosas, recojo el baño y bajo a desayunar, al entrar en la cocina mis padres me observan en silencio y sé que algo no va bien, por sus caras lo que tienen en las manos no es una buena señal.

— Cariño, siéntate — dice mamá mirándome.

— ¿Qué pasa? — pregunto.

— Áyax ha desaparecido, algo le ha ocurrido, creemos que lo tiene Noah y no sabemos dónde está, nos ha llegado esta carta de Sibila, su madre, dice que se ha despertado esta mañana y no lo ha encontrado.

— No me creo que se haya ido y nos haya dejado, se que lo tiene él, lo he soñado, estoy segura.

— ¿Qué has soñado? — pregunta papá sentándose a mi lado.

— Áyax estaba delante de Noah y este le decía algo, no sé el qué pero algo me dice que lo ha citado, está en peligro y no pienso dejar que le pase nada. — respondo segura de lo que digo

— Cariño, hay que pensar con claridad...

— No mamá, no pienso pensar con claridad cuando la persona a la que quiero está ahí en peligro, me da igual lo que me digáis, no pienso quedarme sentada esperando un milagro.

— Cariño, tu hija tiene razón, la entiendo porque viví lo mismo contigo — dice mi padre mirándola — sé que tienes ganas de dejar las cosas y salir corriendo, pero tenemos que pensar en un plan, avisar a la familia y ponernos en marcha.

— Está bien, mi vida — dice mamá en respuesta — voy a avisar a la familia.