Simone Masserati
Sicilia, Palermo.
David Guetta, Akon/ Sexy Bitch.«Ella no es como una chica que has visto antes»
Ella no dice nada, tampoco se mueve. No me conoce, incluso aunque me haya visto cuando era una cría. Sin embargo, se ha enorgullecido siempre de su instinto, por ello la he puesto a prueba.
—Solo quiero saber algo, ¿en qué negocios te involucras realmente? —inquiere.
—¿En qué te ayudaría conocer la respuesta? —pregunto.
—Realmente, la respuesta no le haría cambios a lo que ya creo, pero necesito saber. Desde ayer estoy fingiendo que eres dócil y cero peligroso cuando mi instinto si me advierte que es todo lo contrario.
—Tu instinto no te falla. Hazle caso a lo que te advierte —comento caminando hasta la salida.
Debería mantenerme alejado de ella. Ella aún es luz y sería demasiado egoísta rodearla de mi oscuridad. La seguiría cuidando de lejos, pero me mantendría al margen.
Su pequeña mano agarra mi muñeca con precisión haciendo que me detenga.
—Mi instinto me advierte también que lo mande a la mierda —declara y me mira de arriba abajo sin contención—. Enséñame todas tus facetas y entonces veré qué hago esta vez con mi instinto.
Sus palabras van calando todo mi interior mandando respuestas inmediatas a mi cuerpo. Enseñarle, tendría dos camino, uno que se alejara y me empiece a tener miedo, dos, un camino bastante retorcido, convertirla en oscuridad.
—Te tengo una propuesta. En tus manos está aceptarla o no —comento.
—Estás metido en algo gordo y necesitas que te salve el culo. Por eso me has estado observando desde el juicio —indica soltándome la muñeca.
Otra sonrisa discreta, apenas visible se muestra en mis labios.—En mis treinta jamás he necesitado que nadie me salve el culo —dejo claro.
—¿Entonces? —pregunta cruzando sus brazos.
—Vamos —ordeno y salgo caminando hasta la salida.
Subo a mi coche y espero que ella haga lo mismo. Cuando sale al exterior, los hombres muertos que yacían en el suelo entorpecían su paso. Ella se detiene frente a ellos y los mira. En su rostro no hay miedo, tampoco asco de la escena. Decide caminar por encima del cuerpo de todos hasta que llega al auto.
Conduzco camino a la fortaleza y no hay palabras durante el trayecto, algo que es extraño. Hay cierto punto dónde debo cubrirle el rostro y ese punto ha llegado.
Freno el auto y me quito la sudadera.
—Necesitas cubrir tus ojos —comento haciendo una venda con su sudadera—. Date la vuelta.
Ella se me queda mirando con cara de «no me jodas», pero finalmente accede. Le coloco la prenda sobre los ojos y hago el nudo en la parte trasera de su cabeza.
El camino a la cede de la mafia lo tengo completamente oculto. Lo grandes logros que he alcanzado tanto en mi vida oculta, la mafia, como en mi vida pública, los negocios, ha sido gracias a mi capacidad de concentración y el total dominio de las situaciones que se me presenten.
Soy muy controlador con todo lo que me rodea, se mantener la calma en las abversidades, domino los procesos, las personas y hasta el tiempo.
Cómo es frase que me repetía el único hombre que he admirado:
“Los fuertes crean acontecimientos, los débiles sufren lo que les impone el destino”.
Cuando llegamos a mi territorio, le retiro la prenda de su cara. Sus ojos ya estaban pendientes de mí. Me resulta demasiado dificil estudiarla, no muestra emociones, su rostro no refleja ninguna expresión de felicidad o desagrado. Prometí protegerla a toda costa. Es gracias a ello, a ese puto control que llevo que no la han violado.
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Mato por Ella [Duología Oscuridad I]
RomanceQuerer escribir sobre mafia y no caer en repetición de lo que ya hemos leído tantas veces es un reto y estoy dispuesta a cumplirlo. Simone Masserati, Don de la mafia italiana, conocido como el Dios de la Oscuridad pretende colocar a la reina en su...