Simone Masserati
En ese momento sabía que había empezado la guerra, la guerra contra todos, la guerra también de Adriano.
—Joder, el FBI me debe estar buscando a mí. Tengo que irme ya —comenta Nicolle.
—Gia, vayan con las demás mujeres por el ala este. Todo hombre que vean dispárenle y espérennos en el túnel que llevan a todas —comento.
—No te dejaré solo —se aferra ella.
—Mierda hazme caso por una puta vez. Nosotros regresaremos. Anda nena ve con Nicolle. Hay mucho más de este lado que del otro. No va a pasar nada —le digo y la beso.
Ella se va prácticamente alada por Nicolle.
Nosotros nos ubicamos al final. Las puertas se abren abruptamente y por ella entran los del FBI.
Esto me huele mal. El FBI todavía no había llegado.
— ¿Quién estaba aquí ya no era las mafias latinoamericanas? —cuestiona Adriano mientras empieza el tiroteo.
El número nos supera. Los disparos no cesan y yo me agacho detrás de una de las mesas.
Ellos con escudos, caminando juntos disparando sin cesar y nosotros perdiendo números. Miro hacia la tecnología de las réplicas.
—Adriano —le grito a quien estaba a unos pasos, detrás de una columna. Me atiende después de disparar y le señalo la tecnología.
La facilidad que tiene es que cuando no das al original te llenan de más réplicas.
—Te cubro —comenta.
Corro hasta la máquina. Adriano a mi espalda dispara sin detenerse.
Hay varios botones y yo no sé una mierda donde tocar.—Apresúrate —demanda Adriano—. Tenemos poco tiempo para volver a nuestra posición.
Espera.
Hay un código.
La tecla de colores tiene una especie de flecha. Parecida a un enter en la computadora.
Rep y tecla de colores. No hizo nada.
—Adriano corre hacia el otro lado para probar.
Él lo hace y me toca disparar y tocar los botones a la vez. No hizo ni una mierda.
Rp>Rep>tecla de colores
Toco y sigo disparando.
—Funcionó —dice Adriano a mi lado—. Dime el código. Me encargaré de las tuyas.
—Rp>Rep>tecla de colores.
Ocupo la misma posición donde combatí y Adriano se encarga ahora de disparar y y crear las réplicas.
—Cuélate debajo de una mesa y cuando pasen a atender a las réplicas atacamos por detrás —demando.
El FBI había dejado un desastre en el salón. Ya estaban de lleno en el medio. Cómo lo propuse me metí debajo de una mesa, cubierta por un mantel.
Los disparos no cesaban y no distinguía los pasos.
Cómo el juego del bosque.
Sigo sin escuchar nada, sigo sosteniendo la pistola y en alerta.
El crujido de un vidrio bajo unas botas me da la pista. De pronto las sombras de muchos cuerpos pasa por mi lado. Sigo en alerta.Unos dedos agarran el mantel y antes que terminara de levantarlo le disparé. El cuerpo cae en el suelo y los disparos del otro lado vienen como lluvia. Me muevo rápido utilizando el cuerpo del agente como escudo.
Los disparos cesan a mi sitio pero siguen. Muevo un poco la cabeza, revisando que todos estén de espaldas. No no lo harían. Quedando diez de ellos, cinco disparan las réplicas, cinco le cubren las espaldas.
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Mato por Ella [Duología Oscuridad I]
Storie d'amoreQuerer escribir sobre mafia y no caer en repetición de lo que ya hemos leído tantas veces es un reto y estoy dispuesta a cumplirlo. Simone Masserati, Don de la mafia italiana, conocido como el Dios de la Oscuridad pretende colocar a la reina en su...