La Hermana de mi Mejor Amiga

Uno que otro beso

Miré sus labios, se los lamió mientras se inclinaba hacia mí. No debería pasar esto. Me fui echando hacia atrás hasta quedar tumbada en el sofá con Poché encima de mí. No podía pensar con claridad, no cuando su boca estaba tan cerca.

No supe en qué momento decidí entreabrir mis labios para dejarme besar por ella. Otra vez sus labios sobre los míos, moviéndose muy lento. Mis manos recorriendo su espalda al mismo tiempo que se arqueaba contra mí, posicionándose mejor entre mis piernas. Solté un gemido cuando apretó una zona exacta con ese movimiento, en ese momento rompimos el beso y nos miramos a los ojos.

- No deberíamos seguir... - dije sin aliento. Poché mordió su labio asintiendo y levantándose de encima de mí. – Espera un segundo...

Agarré el cuello de su camiseta y volví a echarla sobre mí, agarrando sus labios en un beso más profundo, haciéndonos suspirar sobre la boca de la otra. Sólo quería saber si Poché seguí sabiendo de la misma forma, si su boca seguía siendo tan cálida como recordaba... y lo era, incluso mejor.

Me senté en el sofá con la peliazul de rodillas frente a mí, separando nuestros labios muy lento y con mis puños aún en su camiseta, respirando agitada con mi frente apoyada en la suya.

- Lo siento, ha sido mi culpa... - dijo echándose al otro extremo del sofá.

- No tienes porque... - lamí mis labios aún sintiendo el beso en ellos.

- Sí, yo he empezado el beso... esto está mal. No deberíamos haberlo hecho.

- Ya somos mayorcitas para haceros responsables. No se volverá a repetir y sobre todo Vale no tiene que enterarse. – dije.

- ¿Quieres ver una película? – preguntó Poché cambiando el tema.

Acepté su propuesta y eligió una película de terror. No tardé en gritar y agarrar su brazo totalmente aterrada. Inconscientemente empecé a acariciar su brazo con la yema de mis dedos, nuestras manos estaban entrelazadas. Sus dedos empezaron a moverse sobre los míos y giré mi cara para encontrármela mirando nuestras manos con expresión seria, después de un rato se levantó y fue hacia el armario.

- ¿Te importa si fumo? – preguntó

- No, estás en tu casa, puedes hacer lo que quieras – le sonreí. - ¿Desde cuándo vives sola? – la miré mientras encendía su cigarrillo.

- Desde este año. – soltó el humo por la boca mientras se volvía a sentar a mi lado. – Mi compañera y yo nos peleamos, cosas que pasan. - ¿sería su exnovia la que vivía con ella?

- ¿Qué hora son? – pregunté. Poché giró su cabeza hacia el reloj que había en la pared.

- La una. – contestó.

- Dios, debo volver ya. – me levanté buscando mis llaves.

- ¿Buscas esto? – me giré y la vi con las llaves entre sus dedos.

- Gracias... - me acerqué y las tomé. – Me lo he pasado bien, gracias por entretenerme esta noche.

- Yo también me lo he pasado bien. – comentó mientras me acompañaba a la puerta. – Podríamos repetir.

- Buenas noches, Poché. Nos vemos mañana. – me incliné y la besé en la mejilla cerca de la comisura de sus labios.

- Buenas noches. – sonrió mientras se mordía el labio levemente.

Faltaban dos horas para el concierto en el conservatorio y Vale me acababa de decir que no podía venir.

- ¿Quieres que llame a mi hermana para ver si quiere acompañarte?