La Hermana de mi Mejor Amiga

Sam y Poché

- Esto es una mala idea... - me empecé a reír mientras Sam me acorralaba contra la pared de uno de los baños de la facultad de danza.

Te encuentro aquí, mínimo déjame hacer cositas... - me susurró antes de besarme y cerrar la puerta para no ser molestadas.

En realidad, estaba buscando a Poché porque le debía su regalo de navidad. Ya se lo había dado y gracias a Dios no me había topado con Sam, tenía que decirle algún día quien era, desde hace días tenía un extraño presentimiento desde que la mencionó cuando conoció a Vale.

Ahora me estaba besando apasionadamente. A veces pensaba que esa mujer que la engañó con otra era la misma que estaba desabrochando mi pantalón ahora mismo, me ponía muy nerviosa pensar que esté saliendo con la mujer que engañó a la mujer que me vuelve totalmente loca.

Me apoyé contra la pared y Sam agarró una de mis piernas poniéndola en su cintura para tener mejor acceso, ladeo su cabeza para poder besarme mejor. Gemí contra sus labios cuando sus dedos se colaron dentro de mi ropa interior.

La encontré cuando estaba saliendo de la facultad, justo cuando acababa de darle su regalo a Poché. No sé qué fue mejor, si la risa de Poché al verlo, la promesa de que veríamos una película en la noche o el beso de sus labios inesperado que hizo que me derritiera. Por un momento había pensado que podría acostumbrarme a que me besara en cualquier situación y por cualquier cosa.

Me agarré de los hombros de Sam para no caer al suelo porque ya había acabado la sesión. Me tapo la boca cuando escuchamos que alguien entraba, se escuchaban pasos y el grifo que se abría. Se apoyo en la pared mientras limpiaba sus dedos con la boca sonriéndome, me hizo un gesto para que saliera primero. Me abroché el pantalón y lo hice, saliendo por un pasillito, pensando en salir por la puerta cuando una voz me detuvo.

- ¿Aún estás aquí? – me giré para encontrarme con Poché sonriéndome mientras se secaba las manos.

- Sí... - me miró extrañada, mi voz sonó robótica. Mi mente sólo gritaba "¡Sam está aquí!", "¡Se van a ver!"

- Esta noche... - empezó, pero me acerqué a ella poniendo un dedo en sus labios para que se callara. Estaba muy nerviosa cuando escuché pasos detrás de mí y aparté mi dedo antes de que Poché enfocara a mi novia.

- Hola, Samantha... - había resentimiento, le hablaba por su nombre completo... esto va a ser horrible.

- Hola, Poché. ¿Conoces a Calle? Es amiga de tu hermana. – miré a la peliazul que cogía aire y se alejaba un paso hacia atrás cuando veía la mano de Sam rodeando mi cintura. Yo quería morirme.

No le hizo falta preguntarme, entendí su mirada perfectamente antes de asentir levemente respondiendo a ella. Poché cerró los ojos antes de girarse y empezar a andar.

- Poché... - la llamé, pero no se detuvo.

- Tranquila... es una larga historia, no te preocupes. - ¿Podría afirmar que habían sido novias? Sam tenía la culpabilidad pintada en los ojos. – Vamos a mi casa, hay muchas cosas que he querido hacerte en estas fiestas. Me besó agarrando mi barbilla, ni siquiera fui capaz de cerrar los ojos, no podía parar de preguntármelo. ¿Estaba saliendo con la ex de Poché?

¿Y ahora que hacía? ¿Qué excusa ponía? Necesitaba arreglar esto... me estaba muriendo por dentro, tenía ganas de llorar. ¿Por qué no se lo había dicho antes? Tenía la cara de Poché grabada a fuego en mi mente, su cara al enterarse de quien era mi novia.

Apagué la luz al entrar a la habitación. Habíamos tenido sexo, una sesión muy larga y ni siquiera lo había disfrutado porque quería irme, necesitaba hablar con la peliazul, Sam se había quedado dormida. Acaricié su rostro intentando que despertara.