El bebé del billonario [TERMINADA]

Capítulo 83 - Libre de una carga

Melissa

Todos regresaron a la habitación, los ojos Sarah y su madre podrian matarme si fueran armas, no puedo entender por qué me odian tanto.

- ¿Y ahora, Melissa? ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a quitarnos la casa como hiciste con mi hijo? - ¿Cómo puede ser tan descarada?

- ¿De qué hijo estás hablando? ¿El que nunca existió y trataste de echarme la culpa de un aborto falso? - Ella y Rafael abrieron los ojos de par en par - Si, sé la verdad, ¿qué pensaste? ¿Que mi esposo te dejaría culparme por eso sin investigar si era cierto o no? - Me reí en voz alta. - No... Marcos jamás permitiría semejante descaro contra mí...

No supo que contestarme, se quedó muda, sus ojos estaban rojos de ira, su rostro se distorsionó.

- ¿Estás feliz? ¡Finalmente lograste separarme de Rafael! - Ella se levantó. - ¡Todo es tu culpa! Un gusanito como tú nunca debería haber llegado a ninguna parte, pero todos caen a tus pies como si fueras una princesa de cuento de hadas, con esos tus ojitos inocentes, ¡y esa mania de ser amable! Me das asco, manipulas a la gente para que te ame con esa cara de santidad que tienes, pero sé que no vales nada, ¡solo estás casada ahora porque querías vengarte de nosotros! - me gritó furiosa.

- Bueno, ¿entonces tu querías que me echara la culpa de todo lo malo que inventas, y que me quede callada? ¡La única víbora manipuladora aquí eres tú! Tú empezaste todo, ¿y sabes lo que es peor? Que nunca te hice nada para que me odiaras tanto, te perdiste en tu propia envidia, dejaste de vivir tu vida solo para arruinar la mía y todavía me culpas por ello. - Solté una risa sarcástica. - ¡Si quieres culpar a alguien de tus desgracias, cúlpate a ti misma! Porque tú eras la única culpable. ¡Deberías haberme dejado en paz! - Me volví hacia el abogado. - Antes de que me olvide... ¡quiero el collar que perteneció a mi madre y lo quiero ahora mismo!

Sarah cambió de color y le costó a Rafael sostenerla para que no se me acercara, él todavía no había hablado, pero estaba segura de que muy pronto lo intentaría, Rafael por fin sabe con quién se casó, y ahora quiere redimirse a si mismo, espero que se olvide de mi una vez por todas, yo estoy demasiado bien y feliz para que intente arruinarme las cosas.

- ¡No le hables así a mi hija! ¡Arruinaste su matrimonio! - Deben tener algún trastorno mental, no es posible que me culpen de todo...

- ¡Su matrimonio se arruinó desde el momento en que él era mi prometido y ella su amante! Parece que es parte de ustedes querer lo que no te pertenece, pero estoy agradecida, gracias a que ella es uno mala persona conocí a un hombre de verdad, ¡alguien que me hace feliz! Ella podría haberse ido en paz, pero siguió tratando de derribarme, y ahora no hay nadie para sacarla del suelo, pero no tuve que hacer nada, ella cayó por su propio peso. - Tomé una respiración profunda. - No es por eso que vine aquí.

Miré a cada uno de ellos, ninguno parecía arrepentido o culpable de nada, ni siquiera mi padre que sabía muy bien que había cometido un gran error.

- ¡Solo pise esta casa porque quería decirte que puedes quedártela! Mi madre no querría que me convirtiera en una persona tan mala y amargada como ustedes. - Mi padre me miró moviendo ligeramente la cabeza, asintiendo. - Pero olviden que yo existo, las acciones que les dio mi esposo serán devueltas, si quieren dinero, trabajen y ganen lo suyo, de mi y de mi esposo no tendrán nada, absolutamente nada.

Su abogado se había retirado, Rafael aún no había soltado a Sarah, mi papá seguía mirándome.

- ¡Tú no puedes hacer eso! Fue Marcos quien arregló esto con tu padre, ¿crees que puede ir a trabajar a su edad? - Marta mostró toda su indignación.

- O sea, me odias, pero, ¿te gustan los lujos que te dan las acciones de mi marido? ¡Se joden! Tu yerno está allí, mi marido no es nada de ustedes. Él no tiene ninguna obligación con ustedes, aún eres joven y tu querida Sarah también, trabaja y lucha por los tuyos.