Capítulo 5

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Daniela
-Sí, y qué paradas, ¡increíble! El portero ni siquiera podía reaccionar...
Asentí mientras me comía mi manzana. Como había predicho, Ryan , en vez de ir a la fiesta, había decidido desocializarse con sus amigos viendo el partido de fútbol. Típico de ellos. En realidad, ni siquiera sabia por que narices salía con Ryan: por influencia de Melanny, que si no... Lo miré un momento; físicamente estaba muy bien, era el típico capitán de fútbol de la universidad, guapo, alto, rubio con ojos azules... Me sonrió y me cogió de la mano.
-...así que, en resumen, fue uno de los partidos más interesantes que haya visto en mi vida.
Asentí sin ánimo. Estábamos en uno de los jardines de la universidad, descansando entre clase y clase. De repente, vi como dos figuras se acercaban. Al achinar los ojos distinguí a una pareja, que al acercarse se convirtieron en Dominic y la chica del chupito. Me entró el pánico. Cuando Dominic estaba a escasos metros de nosotros, vi como entrecerraba los ojos al ver mi mano y la de Ryan entrelazadas, pero se limitó a meterse las manos en el bolsillo de sus vaqueros. Sin embargo, la chica no fue tan desapercibida.
-Hoooombre, pero si es Daniela.-Dijo sonriéndome con todos los dientes. Falsa.-¿Qué tal estás?
-Ehhhh, bien.-Dije incómoda. Ryan también lo parecía.
-¿Sabes, Dominic? Ella es amiga de Bruno... Mirándola bien, hacen buena pareja, ¿no créese?-Dijo pegándose a Dominic.
Él me miró fijamente, luego se encogió de hombros con desgana.
-Supongo. -Miró a Ryan.-Aunque supongo que tendrá novio.
-oh, perdona.-Dijo ella entre risitas. -Bueno, nosotros nos vamos que se nos hace tarde.
-Hm... Adiós .-Dijo Ryan.
Observamos como entraban a la universidad.
-¿Un poco macabros y raros, no te parece?-Preguntó Ryan.
Asentí.
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Dominic
¿En serio?¿Salía con ese zanahoria? ¿Con ése?
-¿en qué piensas?-Dijo Anna.
-En nada.-Dije.-Vete a tu clase.
-Me iba a quedar un poco más...
-Vete a tu clase, Anna.-Espeté. No estaba para aguantar a nadie.
Se marchó con sus horribles tacones repiqueteando. Vi a Daniela. Teníamos la misma clase ese día . Llevaba una camiseta de manga corta azul y unos pantalones cortos que... Madre mía. Observé sus piernas bronceadas y bien torneadas, mientras notaba que la sangre me subía a la cabeza. ¿En serio, Dominic? Compórtate, gilipollas.
Al verme bufó, lo que me sacó una sonrisa.
-Cuanto tiempo.
-Menos del que me gustaría.-Repuso, entrando en la clase. Le seguí. Se sentó en el mismo asiento del anterior día, y yo, al igual que el primer día, a su lado.
-¿Qué, movidita la fiesta no?-Dije sonriendo.
Me miró como si fuera la cosa más repugnante del mundo.
-Piérdete, idiota.-Masculló.
-Uy, si sabe palabrotas y todo.-Dije aún sonriendo.
-Que te den. -Espetó.
-Tu novio es así como muy...¿soso?-Dije como de pasada. Se ruborizó y balbuceó.
-No... No es soso... Es...
-Ya. No soy quien para meterme con el .-Le guiñé un ojo.-Al fin y al cabo, me importa un pimiento con quien salgas.-Vi entrar a una conocida, y con tal de cambiar de tema, lo que fuera.-Vaya, hola, Abby.
Abby se sentó a mi lado y comenzamos a charlar, mientras Daniela mascullaba entre dientes en su mesa, ignorada por el resto del mundo.
¿Realmente me importaba un pimiento con quien saliera?

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Daniela
Estaba enfurecida. Y dolida, en el fondo. Que me hubiera dicho que le importara una mierda quien estaba saliendo conmigo, solo significaba una cosa: que le importaba un pimiento. Bueno, ¿y qué? Lo había dejado bastante claro la noche pasada. Me pase la clase dandole vueltas al asunto mientras Dominic hacia caso omiso de las lecciones del profesor y ligaba con Abby.
-Peter.-Dijo el profesor.¿Quién?-Peter Mellark.-Repitió.-Haga el favor de concentrarse o tendré que pedirle que salga de mi aula.
Tardé un momento en asimilar que se refería a Dominic. Lo miré; parecía incomodo, pero asintió y se sentó recto en su silla. ¿Peter? Esto era cada vez mas raro.
Sonó el timbre del final de las clases, sin que Dominic-Peter abriera la boca sobre el tema. Cogi mi mochila y salí hasta la enorme puerta acristalada de la salida de la universidad. Estaba lloviendo. Respiré hondo al recordar que Ryan había recibido clases en otro edificio de la universidad. Cogí el móvil para llamarlo y que me llevara a mi apartamento, pero me encontré con un terrible mensaje:
Batería agotada.
Mierda. ¿Qué iba a hacer?
-Te puedo llevar de vuelta a casa.- Me sobresalte al oír la cálida voz en mi oído. Dominic otra vez.
-Creo que mejor no, gracias.-Puse los ojos en blanco.
Se apoyó en la puerta y se quedó mirando al cielo.
-No tiene pinta de parar... Estás incomunicada...-Dijo mirando a mi móvil.-A no ser que quieras quedarte aquí toda la tarde, no veo solución mejor.
-Vale, esta bien.-Dije decepcionada conmigo misma. ¡menuda autodeterminación, Daniela!¡Bravo, te has lucido!
Me cogió del brazo mientras bajábamos las escaleras hacia el parking.
-Vamos, Caracol.
Bufé. Quizás debería haberme quedado toda la tarde.
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Dominic
Las gotas caían por el cristal del coche, impidiendo verme casi nada. Maldije y volví a pulsar el parabrisas.
-Este coche es muy viejo, ¿no?-Preguntó Daniela.
-Sí, pero aún tira, y no es que tenga ganas de gastarme mi dinero en coches lujosos, que no soy millonario...-Dije.
Semáforo en rojo. Aproveché para mirarla de reojo. Miraba por la ventanilla mientras recorría con el dedo la estela de una gota de agua. Demasiado adorable. Suspiré, y me miró, y no pude evitar ruborizarme.
-Oye...
-Dime.
-En clase, hoy... Cuando el profesor te ha llamado la atención...
-Bah.-Hice un gesto con la mano.-Lo hacen continuamente. -Reí.
-Ya. No era eso.
-¿Entonces?
-Te... -Vaciló.-Te ha llamado Peter... ¿No se supone que te llamabas Dominic?
Pegué un brusco frenazo que la asustó. Mierda, casi atropello a una anciana.
-Si te ha molestado.... Perdona, oye, de verdad no quería...-Balbuceo atropelladamente.
-No, nada de eso.-Volví a conducir con normalidad.-Es que...-Me pasé la mano por la cara y el pelo.-Es largo de explicar.
-Entiendo.
-A ver.-Intente organizar mis enmarañadas ideas.-Técnicamente mi nombre es Peter... Digamos que en mi carnet y todo eso pone siempre Peter. Sin embargo, para mí, mi nombre es Dominic.
-¿Y eso por qué?
Vacilé un poco.
-Digamos que hasta los diecisiete años me llamaba Peter... Pero pasé muchas mierdas y tuve muchos problemas, por eso ...no sé, decidí cambiarme de nombre.
-No lo entiendo.-Murmuró.
-Está bastante claro.-Dije frustrado.- Al pasar todas esas mierdas cambié de personalidad, y necesitaba algo que me definiera, un nombre que abarcara todo lo que soy, y desde luego Peter no era ese nombre.-Dije con sorna. Peter. Menuda patraña de nombre.
-¿Y qué se supone que significa tu nombre?
Lo pensé un momento.
-Tiene fuerza, ¿no crees? Y suena peligroso, grande... No sé. En cambio Peter suena como más afeminado, supongo.
Ella asintió, y volvió a mirar a la ventanilla, pensativa. Mis dedos tamborileaban sobre el volante.
-Muy guapo tu novio, ¿eh?-Bromeé.
Me fulminó con la mirada, lo que hizo que me riera.
-Sí, lo es.
-Ya, ya, un....
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Daniela
-...cretino, seguro que sí.
-Pues no lo es.-Bufé.
Tras oír la historia surrealista del cambio de nombre de Dominic, había comprendido que el no había sido siempre así, que había ocurrido algo espantoso en su vida que lo había convertido en lo que era ahora. ¿pero que?
-Seguro que es el típico guaperas obsesionado con el fútbol, ¿o no?-Me miro sonriendo, y me sonrojé.-Ah, lo que yo decía.-Sonrió satisfecho de si mismo.
-Al menos no utiliza a las personas .-Grité.
-¿qué?¿Acaso yo lo hago?-Dijo sorprendido.
-Sí, besando a la gente y sabiendo qué cosas peores.-Maldije.-Eres un cretino egocéntrico y encima..
-¿No te gusto el beso, o qué?-Me preguntó con suficiencia. Al ver mi cara de perplejidad, volvió a preguntar.-¿No te gustó?
Se me da fatal mentir, y cuando farfullé "no" se hizo evidente la mentira. Él me miró sonriendo, y dijo:v
-Mira, ya hemos llegado.
El coche estaba enfrente del portal de mi apartamento. Iba a despedirme cuando dijo:
-Si no te ha gustado, eso significa que no querrás nunca mas ningún beso mío.
Mi corazón palpitaba a mil por hora.
-Pues no.-No sonaba tan convincente como pretendía.
Él ladeó la cabeza, y me miró con sus ojos grises, sonriendo. Demasiado tentador.
-Ni dejarás que te vuelva a besar.-Siguió.
-Pues no.-Dije con poca confianza.
Se inclinó un poco hacia mí, y pude ver sus hermosos ojos grises observándome mientras sus labios carnosos se curvaban hacia arriba, sonriendo, dejando al descubierto sus dientes blancos y perfectos.
-Qué lástima.-Dijo mientras cogía mi cara entre sus grandes manos y acercaba sus labios a los míos.-Tendré que aprovechar mi última oportunidad.-Susurró antes de que sus labios se unieran con los míos.

Hay un suspiro cada vez que pienso en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora