Dominic
Había acabado. Así lo había dicho. Y tres días mas tarde, aquí estaba, en la cocina de mi pequeño apartamento, con Jace inspeccionando mis grandes ojeras.
-Deberías...
Sacudí la cabeza.
-No.-Llevábamos media hora hablando de lo mismo.-Lo dijo.
-Quizá no lo decía de esa forma.
-Me da que sí.
-Entiende que después de todo lo que le has hecho esté enfadada, es normal.
Me encogí.
-Justamente por eso.-Mascullé.-Dijo que no quería volver a verme.-Miré mi café.
Jace me miró con compasión.
-Dominic...
-Ya está.
-Sé que te gusta de verdad.
-Joder, claro que me gusta.-Bufé.-Pero eso no arregla nada.
-Dile lo que sientes.
-Se lo he dicho millones de veces.
-Entonces, demuéstralo.
Miré a la ventana.
-Creo que lo mejor será dejar las cosas como están.
Jace me miró intensamente.
-¿Y qué vas a hacer entonces?
Me encogí de hombros.
-Seguir adelante, como siempre.
Me vino a la cabeza la imagen de Jennifer.
Jace sacudió la cabeza.
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Daniela
-Y...hemos roto.-Le dije a Megan.
Ella asintió.
-Me lo esperaba.
Suspiré.
-¿Y con Dominic, que va a pasar?
Volví a suspirar.
-Se ha acabado.
-¿Que?-Me miró incrédula.
-Pues eso. -Me encogí de hombros.- Se acabó.
-Por lo que dijiste...¿no?
-Sí.
-Daniela...
-Megan, por favor.-Le corté. -Sé lo que es lo mejor.
Me miró con compasión.
-¿Y qué vas a hacer ahora?
-Seguir adelante.-Continué.
Y pensé en Bruno.
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Jennifer
Estaba en mi habitación. Si, ese asqueroso cuchitril. En fin, clase media.
Me siento en el borde del asqueroso colchón. Maldita Daniela. ¿No podía quedarse en la otra puñetera universidad?
Pues no. Maldita niña.
Me quedé mirando la pared.
La tal Daniela... La iba a hundir. Con todo.
De repente, sonó mi móvil.
-Jennifer Ashton.
-Hola, soy Dominic.
Una sonrisa pérfida apareció en mi rostro.
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Bruno
Estaba en el bar. Sí, bebiendo, pero con control. Estaba a punto de extender mis redes hacia una chica pelirroja. Le di un trago a mi bebida.
Me vino a la mente Daniela. Menudo el drama que tenía con Dominic. Ojalá supiera que conmigo todo sería más fácil...
Me gustaba. No hasta el punto de volverme loco, pero me gustaba.
Apuré mi vaso hasta el final, y me dirigí hacia mi presa.
Cuando estaba a dos pasos, sonó mi móvil.
Resoplé.
-¿Quién es?
-Hola,...Soy Daniela.
Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro.
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Hay un suspiro cada vez que pienso en ti
RomansaA pesar de que sé que no te merezco, y no sé si algún día conseguiré amarte como te mereces, te aseguro que soy lo suficientemente egoísta como para pedirte otra oportunidad, y prometerte que te amaré como mejor sepa. Quiero intentarlo. Porque te q...