Tercera linea [Mashle x OC]

Capítulo 1

Me llamo Seraphine Tenebris, y en un mundo donde la magia danza como una sinfonía mística, mi existencia es una nota discordante.

Vivimos en una sociedad donde la magia es la esencia misma de nuestra identidad, pero yo, condenada por la ausencia de destellos mágicos, me deslizo en las sombras de la casi normalidad.

Soy como todo el mundo mientras brille el sol.

La magia, un regalo celestial, fluye en las venas de todos, pero en la mía se paraliza. En este universo donde la capacidad mágica define tu valía, mis líneas, incluso si no pertenezco al promedio por su cantidad, las marcas oscuras bajo mis ojos y el sutil rastro que parte mi labio, revelan mi falta de conexión con los normales magos.

Mi familia, la casa Tenebris, se hunde en la vergüenza por mi existencia, una mancha que ni el nombre ni la riqueza pueden lavar.

Porque soy la maga de tercera línea que no puede controlar su magia.

Desde la muerte de mi padre, el único ser que me miraba con ojos compasivos, mi mundo se ha tornado oscuro. Mi madre me llamó "la maldición" tras su muerte, y mi hermana mayor prefirió la aceptación de ella que mi protección. Incluso mi tío quien se encargó de la familia, ha convertido mi hogar en una prisión.

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La academia mágica de Easton se alza ante mí como una escapatoria a mi propio tormento nocturno. Soy una extraña en mi propio hogar, y la soledad se apodera de mí por ser parte de la luna oculta.

La gente teme lo desconocido.

Y yo soy un enigma que camina entre ellos.

Con cada paso hacia la academia, siento la oscuridad aferrándose, por mucho que me intente alejar. Las risas alegres de los estudiantes mágicos se desvanecen en el eco vacío, dejando tras de sí la fría realidad de mi aislamiento.

El Unicornio seleccionador, con su cuerno resplandeciente, recorre la fila de aspirantes, pero la bestia mística, con ojos sabios y tristes, pareció observar en lo profundo de mí el miedo que me abruma.

Su elección resuena en mis oídos como un susurro lúgubre: "Adler".

La casa Adler, conocida por su valentía y determinación, es lo que menos me identifica. En la encrucijada de lo desconocido, siento que mi historia, marcada por la luna, comienza a escribirse en sombras y secretos.

Buscando una simple cosa.

Una simple razón, cualquiera sea...

Un motivo que me impida rendirme.