Nunca Digas Nunca - Enzo Fernández

13 ⋆ Confusión

Alana Messi

Argentina vs Países Bajos

"La batalla del Lusail", así habían comenzado a llamar el juego que se estaba llevando a cabo. Todos nos habíamos preparado mentalmente para lo que podía venir. Era más que sabido que sería un partido muy complicado, por lo que llevábamos días estudiando al rival y practicando estrategias nuevas. Como la que lograron concretar en el minuto treinta y cuatro cuando Nahuel logra convertir el primer gol, sorprendiendo al otro equipo y a los hinchas argentinos. Era raro verlo en esa posición, pero por suerte funcionó lo que teníamos en mente.

A medida que avanzan los minutos, la cosas no parecen mejorar para nada. Declaraciones hechas antes de jugar, provocaciones por parte de ambos equipos. Diecisiete tarjetas amarillas y una roja. Cuatro goles en total y ni así se podía adivinar quien sería el afortunado para pasar a semifinales. Un pitido que señala el final y nos indica que se viene la tanda de penales.

Sigo sin procesar todo lo que pasó en más de ciento veinte minutos. Empujones, barridas, oportunidades perdidas por parte de varios jugadores. Como salen a flote todas las emociones. Algo que nadie se esperaba era que mi hermano demostrase tanto carácter, no dejando que nadie le pase por encima. Leandro metiendo más leña al fuego con sus jugadas, nuestra defensa que tiene mecha corta. Los chicos frustrados cuando la pelota no entra al arco y los holandeses aprovechando cada oportunidad que tienen para hacer comentarios y querer desconcertarnos. Un árbitro que quiere ser protagonista y no ayuda al ambiente que se genera en el campo de juego.

Los chicos hacen una ronda y dicen un par de palabras de aliento, tratando de concentrarse y elegir quienes patearan los penales. En todo ese movimiento y alboroto, siento como tocan mi culo. Me giro pensando que puede ser Enzo molestando, aunque sería un acto esperable por su parte, no creo que lo haga en estas circunstancias. Miro extrañada cuando no hay casi nadie cerca mío, solo uno o dos jugadores holandeses se encuentran a pocos metros, pero no estoy segura de que hayan podido ser ellos.

Me uno a la ronda y Ota, quien estaba a mi lado, me mira con el ceño fruncido y con su mirada me pregunta si estoy bien. Sonrió y le hago seña para que preste atención a las palabras de Scaloni. Creo que algo vio y mis sospechas aumentan cuando lo veo hablar a los secretos con mi hermano y Rodrigo.

― ¿Preparado grandote? ― Le extiendo una botella a Emiliano para que tome, algo que hace más que nada para calmarse y no porque lo necesite.

― Atajo fácil dos, tranquila.

Que tenga el ego tan alto ayuda en momentos como éste. Noto a la perfección los nervios de todos, pero nadie va a dejar de dar pelea. Comienzan a patear y me mantengo cerca del cuerpo técnico y del banco de suplentes, ya que en cualquier momento pueden fallarme las piernas.

― Toma, comé antes de quedarla acá.

Aimar me extiende una barrita de cereales. Ellos también habían notado como solía saltarme las comidas y hoy no había sido la excepción. Antes de poder darle el primer mordisco, me tapo la cara con ambas manos cuando Enzo erra el penal y es una pena después del partidazo que hizo, en el cual no logró convertir ningún gol, pero que tenía muy merecido.

Todo pasa muy rápido cuando Lautaro, al ser el último en patear, nos da la victoria. El estadio enloquece, los jugadores salen corriendo. Otamendi haciéndole burla a los holandeses, el Dibu puteando enojado, en inglés y sin camiseta puesta, algo que debe estar volviendo loca a cualquier mujer.

Luego de festejar viene otro momento de tensión que se genera en la parte de las entrevistas. Camino en dirección a mi hermano para escuchar sus declaraciones y por un instante creo que me está mirando a mí mientras habla con Gastón Edul, pero al entender sus palabras, sé que se dirige a alguien más.