Nunca Digas Nunca - Enzo Fernández

12 ⋆ Reclamos

Alana Messi

Me causa curiosidad saber que está pensando mi hermano ahora, después de haberle contado la charla que tuve con Scaloni. Si bien era algo que me halagaba, también me hacía pensar mucho. Eran demasiadas las cosas que sentía en este momento. Estaba viviendo con mucha intensidad estos días y aún quedaba bastante por delante.

—Osea que te recomendó. — Lleva la bombilla a su boca y hace el típico ruido de mate.

—No sé si recomendar. Pero le preguntaron por mí algunos técnicos.

—Y entre esos el Barcelona. — Hago una mueca. — E' buen equipo Ally, deberías considerarlo.

—Nunca me vi ejerciendo Leo, eso lo sabes. Estudié para estar cerca tuyo y poder ayudarte nomas. — Respiro hondo antes de continuar. — A parte no se portaron bien con vos.

Los años que Leo había pasado en Barcelona habían sido los mejores para él, dejando de lado el último tiempo. España iba a tener siempre un lugar especial en mi corazón, más que nada por la gente que había conocido. Pero así como podía contar los momentos bueno, me era imposible olvidar que fue donde viví la peor relación. Todo lo vivido con Joaquín pasó estando ahí.

—También me dijo que piense si quiero firmar contrato con la AFA. Estar presente en las fechas de la selección mayor aunque sea.

—Para mí tene' que pensarlo, pero ver que hace' con tus cosas también.

Tiene razón, en definitiva es una oportunidad que merece ser considerada pero yo ya lo tengo claro. Trabajar con ellos si es algo que podria aceptar, ¿Pero trabajar en un club? definitivamente es algo a lo que no me quiero dedicar. Me gusta mi vida y lo que hago. Si puedo evitar involucrarme más con el mundo del futbol mejor para mi. Demasiado bien venia haciendo la vista gorda con todo lo que se hablaba de mi. Lo que menos necesitaba era sumar motivos para que hablen cosas que no son.

Con la primer persona que quise compartir esta novedad, a parte de mi hermano, fue con Gonzalo. No habíamos vuelto a hablar desde que tuvimos esa situación rara en la pileta y era algo que generaba una pequeña angustia en mi pecho. Nunca antes hemos estado distanciados y mucho menos sin saber el motivo. La comunicación siempre fue clave pero ahora estaba fallando eso y no me gustaba para nada.

Mis pies van casi en automático cuando me dirijo hacia la habitación de Gonza, rogando no encontrarme con Alexis. Aún no se que tiene el chico que hace que me caiga mal, pero ya lo voy a descubrir.

Una vez que estoy frente a la habitación, golpeo la puerta y espero ansiosa que me abran. 
Cache abre la puerta y puedo notar que estaba durmiendo la siesta debido a su forma lenta de caminar y como refriega uno de sus ojos. Lleva puesto sólo un short deportivo y nada más. Mis ojos se desvían un poco.

—¿Podemos hablar?

Por su expresión facial estoy segura de que no me esperaba en absoluto. Por un momento noto que duda pero se hace a un costado y aprovecho a entrar. Cierra la puerta y me guía para que nos sentemos en la cama. Odio que todo sea tan incómodo entre nosotros cuando siempre ha sido lo contrario.

—Quería pedirte perdón si te incomodó algo. Sé que estuvo de más pedirte que me pusieras el protector solar de esa forma.

Tarda unos segundos en corresponderme la mirada y noto como poco a poco sus hombros se relajan. En definitiva hay algo que le molesta pero lo conozco y seguro que no quiere decirme nada que me caiga mal.

—No me molesta eso, yo estaba de mal humor y me la agarre con vos.

—No quiero que las cosas entre nosotros estén raras. Sabés que te quiero ¿no? — Me regala una sonrisa y asiente. —¿Puedo preguntarte algo?